Hoy nadie discute que una de las claves para una vida saludable es gozar de una alimentación variada y equilibrada en nutrientes y proteínas, Esto permitirá protegernos no solo de las enfermedades vasculares, sino también del consumo de alimentos industriales. Dicho hábito alimentario es muy importante para nuestro organismo, así como para poder disfrutar de una vida plena y llena de felicidad.

No es fácil, por no decir imposible, dibujar un estilo de vida sustentado en la salud, la ética y el bienestar subjetivo. Una empresa que requiere dejar de lado el consumo de bienes materiales para experimentar una vida que pivote alrededor del cuidado holístico de nuestro cuerpo y bienestar. Una buena salud corporal y mental precisa de muchos elementos, entre ellos, cuidar las relaciones sociales, la higiene o el buen comer.

Las investigaciones recientes nos enseñan que una dieta frugal constituye una fuente de felicidad personal. La lectura de estos estudios pone de manifiesto que los seres humanos que disfrutan de los encantos de una dieta rica en alimentos felices presentan altos niveles de calidad de vida. Dicha evidencia científica nos lleva a la mente que actualmente no existe ningún tipo de restaurante que ofrezca menús felices. Quizá dicho fenómeno se deba básicamente a la ausencia de iniciativas públicas que promocionen la creación del “Día de la comida feliz (Happy Food Day)”, a semejanza de la campaña “Veggieday” que se está llevando a cabo en Suiza para fomentar la comida vegetariana entre sus ciudadanos.

El “Día de la comida feliz” tendría cuatro objetivos básicos. El primero mostrar a la ciudadanía los alimentos que contienen serotonina (hormona de la felicidad) y endorfina (hormona encargada de aumentar el placer y amortiguar el estrés). Sirvan de ejemplo la cereza, la piña, el chocolate, los garbanzos, la zanahoria, los lácteos, el pescado o las semillas de sésamo.

El segundo, concienciar a la población de la importancia de disfrutar de un menú rico en alimentos felices, pues ello mejora el bienestar corporativo actual, así como el futuro. Recordemos que las personas felices son más productivas, creativas, innovadoras, emprendedoras… De ahí, la necesidad de cultivar un semillero de viveros de organizaciones donde brote la novedosa cultura del happiness management en el tejido fabril de los territorios.

El tercero, que este evento culinario sea una de las llaves que abra el debate político sobre los efectos positivos que tienen para la sociedad que sus ciudadanos lleven una dieta basada en alimentos felices.

El cuarto, animar a las administraciones públicas a emprender un marco normativo que impulse, por un lado, a que las industrias alimentarias elaboren productos felices, y por otro, a que los restaurantes sirvan cartas o bufés de alimentos felices bajo los principios rectores de la Biofelicidad y la Nutrifelicidad.

Resulta extraño que todavía no exista ningún establecimiento culinario especializado en menús felices. Esperemos que el primero se impulse desde España, y se convierta en un referente en la gastronomía internacional en comidas felices.

De acuerdo con todo lo anterior, a qué esperamos para habitar nuestras despensas de alimentos que nos permitan disfrutar de una vida más alegre y feliz. Los autores de este artículo nos apuntamos a ello, ¿y usted?

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