En varios países latinoamericanos, así como en España, el periodo de las vacaciones escolares ha comenzado y la pregunta es ¿cuántos niños, niñas y adolescentes culminaron el año escolar felices con su desempeño?

El desempeño académico refleja el nivel de conocimientos adquirido por los estudiantes y está vinculado al entorno social en el que se desenvuelven, la felicidad tiene un efecto moderador sobre este guste o no.  Según Preoteasa, los estudiantes más felices tienen mayor compromiso con su vida estudiantil, mayores probabilidades de financiar su formación académica cuando sean adultos, se les facilita tener éxito en la era del Big Data y la inteligencia artificial entre otros.

Como se acaba de señalar el entorno social marca el rendimiento de un estudiante y dentro de este entorno está la familia y su indiscutible rol en la formación de seres humanos felices. Sin embargo, los centros de estudio tienen también responsabilidad en este aspecto, seguramente por esa razón universidades como Harvard y Yale contemplan a la ciencia de la felicidad como transversal en sus contenidos curriculares.

Varios estudios han demostrado que la felicidad está derivada del bienestar y que genera beneficios al ser humano como salud física, éxito profesional, mejores relaciones interpersonales, bajos índices de violencia y consumo de drogas. Sin embargo, la sociedad actual mide el éxito de una persona basado en la acumulación de riqueza física y su capacidad de generar dinero. Por tanto, no es extraño que el sistema educativo se enforque en preparar a los estudiantes para ser financieramente productivos, olvidando dotarles de herramientas que les permitan desarrollarse íntegramente como seres humanos y tener una vida plena y feliz.

Por otra parte, en un estudio realizado por Pulido y Herrera, se encuentra que existe una relación estadísticamente significativa entre la felicidad y el rendimiento académico, por lo que las escuelas deberían considerar la potencialización de los estados emocionales como una posible solución al bajo rendimiento escolar. Asociar un buen nivel de educación a una mejor calidad de vida y crecimiento económico, seguramente esta sea una tarea pendiente para los países en vías de desarrollo.

La educación tiene la finalidad de transformar al ser humano en una mejor versión de sí mismo. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) señala que la educación además de proporcionar conocimientos y competencias mejora la vida en áreas como la salud, la participación ciudadana, el interés político y la felicidad. El 60% de la población entre 25 y 64 años, en la zona del OCDE han obtenido un título universitario y, a diferencia del pasado, son las mujeres las que más han accedido con un 42%, mientras que los hombres lo han hecho con un 35% (el 23% restante no se identifica con ninguno de estos géneros).

Mientras el sistema educativo no tenga en cuenta la formación de seres humanos felices en sus aulas, las cifras de acceso a educación no significarán un mundo mejor.

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