Los turistas que acuden a los balnearios en Andalucía se encuentran en la mayoría de las ocasiones enclaves naturales y medio ambientales únicos, pero con instalaciones que incluso en alguno de ellos el tiempo parece haberse detenido, y cuya imagen rememora los relatos de Sterne en su Viaje Sentimental. Así los usuarios, en su gran mayoría, muestran una gran fidelización, altos grados de satisfacción y felicidad.

El viaje de las personas hacia fuentes termales buscando mejorar la salud se conoce desde la antigüedad; en Andalucía se encuentran, en la mayoría de las ocasiones, con enclaves naturales y medio ambientales únicos e incluso protegidos, caracterizados por una gran solidez en el mercado y una ralentización del crecimiento, y en alguno de ellos incluso, el tiempo parece haberse detenido. Los usuarios de estos lugares muestran una tendencia a la salud alternativa, con una visión lúdica de los balnearios, con una fuerte conexión y vínculos de amistad entre ellos y el personal de los establecimientos que se traduce en una gran fidelización, altos grados de satisfacción y felicidad. El atractivo del turismo de balneario es inversamente proporcional al grado de explotación, es decir, huida de la aglomeración, búsqueda de espacios aislados, incluso si esto supone una menor calidad, en cuanto a los estándares aceptados como válidos en el sector turístico.

Por tanto, se puede afirmar que el turismo de salud es un sector en crecimiento, y acudir a balnearios es un destino cada vez más solicitado por aquellas personas que buscan mejor calidad de vida y huyen del modelo del turismo de masas; por el contrario, Andalucía cuenta con estaciones termales con características especiales en cuanto a tipología de aguas por sus minerales y temperatura que ejercen de factor atrayente de personas que buscan otras experiencias, y ejercen un gran factor de atracción junto con la fuerte conexión y vínculos de amistad entre usuarios y personal de los establecimientos.

A diferencia del turismo de sol y playa, existe un alto nivel de fidelidad al destino, lo que puede posibilitar políticas a largo plazo de este tipo de centros para mantener la clientela actual y atraer nuevos segmentos, que podría explicarse por la búsqueda de un turismo menos masificado y más en armonía con otros usuarios y con el entorno. Desde esta perspectiva, los balnearios del futuro en Andalucía deberán convertirse en fuentes de salud y en manantiales de felicidad. Sin lugar a dudas, la conjunción de estos dos elementos conllevará a estas entidades gozar de ventajas sostenibles y competitivas a medio y a largo plazo. Teniendo presente que la felicidad es una fontana de terapia, salud y calidad de vida.

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