El año 2023 fue el de las temperaturas más altas registradas por la Organización Meteorológica Mundial. En este contexto de aumento de temperaturas, América Latina ha experimentado durante el verano austral un periodo de olas de calor y devastadores incendios forestales y rurales que han asolado comunidades y ecosistemas, particularmente en Chile y Colombia.
Francesco Gaetani, coordinador regional de ciencias del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) considera que «hay dos factores clave que están impactando amplias áreas de América Latina, una crisis climática global y un calentamiento de la atmósfera global que se suma a un fenómeno que es la oscilación de El Niño. Y los dos factores juntos están creando un gran problema en términos de sequías, en términos de patrones y distribución de precipitaciones y, por ende, en las condiciones que son mucho más favorables para que se desarrollen incendios grandes en toda la región».
Un informe reciente estima un incremento del 30% de los incendios forestales en los próximos años a nivel global. Según Gaetani, «la gran mayoría de los incendios forestales son incendios que se generan a partir de un fuego no controlado de origen humano, que, poniéndose en contacto con un ecosistema natural se propaga y es la causa de estos grandes incendios. Entonces, aquí tenemos varios sectores que se deben considerar: el ordenamiento territorial, el cambio de uso y de cobertura del suelo, y el incremento de la deforestación que aumenta seriamente el riesgo de incendios forestales».
Pero, ¿cómo hacer frente a esta situación? Dice el experto que «en cuanto al manejo del territorio, es muy importante el rol de los gobiernos locales y centrales en el manejo y control de aquellas actividades que potencialmente pueden ser la causa de incendios. Todo eso, claramente en una situación climática normal, no causa un número de incendios o incendios de un tamaño excepcional, pero en una condición de cambio climático y con una proyección hacia el futuro, donde este cambio climático va a tener un impacto mucho más fuerte sobre la región, es un gran potencial para el incremento de los incendios en áreas rurales y forestales».
El rol de las comunidades indígenas, de las comunidades rurales y no rurales que viven en áreas que tienen una exposición a riesgo de incendios es también fundamental, ya que son comunidades que cuidan su territorio, que conocen su territorio, que tienen un conocimiento profundo sobre las técnicas agronómicas ancestrales que desde siempre se han utilizado. Hay ejemplos muy interesantes en la región donde los gobiernos centrales y los gobiernos locales trabajan de la mano con las comunidades locales para que exista la capacidad a nivel local de respuesta y prevención a los incendios.
Sobre los avances en nuevas tecnologías que permiten mejorar la preparación y respuesta ante incendios, Gaetani cree que «en la fase de preparación se puede hacer mucho. El uso de sistemas de alerta temprana basados en modelos meteorológicos y modelos de pronósticos es clave«.
Casi todos los países de la región de América Latina tienen acceso a modelos muy sofisticados, muy precisos, con los cuales se pueden alimentar sistemas de alerta temprana que con plazos de dos o tres días identifican aquellas áreas que muy probablemente van a ser donde se podrían declarar incendios forestales.