Investigadores de los centros oceanográficos de Málaga y Cádiz del Instituto Español de Oceanografía (IEO, CSIC) en colaboración con la Universidad de Málaga han descubierto grandes cantidades de talos desprendidos del alga invasora Rugulopteryx okamurae a lo largo de los fondos marinos del golfo de Cádiz, que están siendo arrastrados desde las costas del estrecho de Gibraltar hacia las zonas más profundas del Golfo por la Corriente de Salida Mediterránea (MOW, por sus siglas en inglés), llegando hasta los 1.141 metros de profundidad.
Los experimentos de laboratorio han demostrado que las macroalgas recogidas en el fondo marino estaban vivas y sanas, lo que sugiere una enorme capacidad de resistencia y potencial invasor.
El alga invasora Rugulopteryx okamurae ha llegado recientemente a Europa desde el oeste del Pacífico y está causando un gran impacto en las costas del golfo de Cádiz, el estrecho de Gibraltar y el mar de Alborán. Es muy habitual encontrarse con grandes acumulaciones en las costas andaluzas, que pueden llegar a formar inmensos mantos marrones a lo largo de la línea de playa. Estos restos proceden de los fondos marinos donde habita esta alga. Cuando estos talos se desprenden son arrastrados por mareas y corrientes hacia zonas de acumulación, donde generan un impacto negativo en los hábitats y ecosistemas locales. Los restos no solo tienen su destino en playas y fondos someros, sino que también son arrastrados hacia zonas profundas, formando inmensos arribazones y afectando a hábitats profundos.
El trabajo, recientemente publicado en la revista Phycologia alerta sobre la gran amenaza que esto supone para los ecosistemas marinos profundos del golfo de Cádiz. Ante esta situación, los autores del estudio han hecho un llamamiento «a la monitorización y control de las especies invasoras en los ecosistemas marinos del golfo de Cádiz» y resaltan la necesidad de adoptar medidas efectivas para mitigar sus impactos negativos en la zona. “En definitiva, el artículo pone de relieve la importancia de proteger los ecosistemas marinos tanto someros como profundos del golfo de Cádiz y mantener su salud y biodiversidad”, comenta Ángel Mateo, primer autor del estudio.
El estudio se ha llevado a cabo gracias a los proyectos INPULSE (CTM2016-75129-C3-1-R), INTEMARES y ESMARES-2 (coordinado por la Fundación Biodiversidad), cofinanciados por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y el programa LIFE de la Unión Europea.