Cuando la dirección estratégica de las empresas no logra cultivar un clima positivo en el interior de las organizaciones, sus directivos suelen promover unas series de acciones destinadas a cambiar tal fin. Por mencionar algún ejemplo de estas acciones, cabe citar las prácticas destinadas a estimular la felicidad corporativa de su capital humano. En este sentido, conviene advertir que muchos departamentos de recursos humanos suelen llevar prácticas encaminadas en avivar el bienestar colectivo de los empleados, las cuales no suelen estar, en muchas veces de los casos, en armonía con las enseñanzas que nos muestran las recientes investigaciones académicas sobre la economía de la felicidad.

Esta disciplina de las ciencias sociales se dedica, entre otras cosas, a demostrar empíricamente las dimensiones psicosociales y directivas que tienen una influencia directa y positiva sobre la felicidad de los clientes internos en la era de la Industria 5.0. Dichos trabajos constituyen una importante fuente de conocimiento para construir una sociedad cimentada en la arquitectura del Estado del Bienestar y en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Bajo el término de “felicidad corporativa”, muchas empresas aspiran simplemente a construir un relato comercial, basadas en el pensamiento de hacer creer a sus consumidores que sus organizaciones son compañías felices. Con ello persiguen mejorar su imagen corporativa y su posición competitiva en el mercado a corto plazo. Mientras tanto, su capital humano desempeña su puesto profesional en entornos estresantes y agotadores para la salud. El objeto del presente artículo no es demonizar este tipo de actuaciones estratégicas, pero sí indicar que el mundo científico nos ha dado a conocer recientemente el atractivo concepto del happiness management.

Este modelo de gestión nos ilustra que la cultura empresarial, las capacidades organizativas y el estilo de liderazgo deben pivotar alrededor de la felicidad colectiva de sus empleados y no sobre la maximización de los beneficios monetarios. Un ejemplo se recoge en el estudio publicado en noviembre de 2021, titulado: “Money cannot buy happiness: improving governance in the banking sector through spirituality”, donde los empleados bancarios prefieren desarrollar valores y recursos espirituales que les permitan responder adecuadamente a los despidos masivos y presiones en el trabajo. En este sentido, algunas entidades comienzan a considerar la importancia de happiness management como estrategia formativa para la búsqueda de la felicidad, introduciendo la trascendencia y la espiritualidad como requisitos para encontrar la felicidad en el trabajo diario para combatir la adversidad y el estrés en el trabajo.

De este modo, las corporaciones podrán tejer unos modelos de gobernanza corporativa de tipo disruptivo e innovador. Esto traerá consigo fuertes ventajas competitivas, pues este modelo permite realizar los ajustes en sus cadenas productivas o de servicios de manera ágil, eficiente y proactiva. Por tanto, el happiness management se constituye en el punto de partida de las culturas organizativas para obtener futuras ganancias económicas. Siempre que se rija por los principios rectores de la responsabilidad social corporativa, el respeto al medio ambiente y el virtuoso círculo de la felicidad funcional.

Por tanto, si queremos que el futuro se ilumine de empresas felices y no de tipo low cost, uno de los caminos a seguir debe ser la implantación masiva en las organizaciones de la filosofía del happiness management. Sin lugar a duda, una luz que servirá no solo para hacer frente a la precariedad laboral y al hipercapitalismo existente en el mercado globalizado, sino también para hacer brotar la idea de que es posible un New Happy Deal. Tal hecho está tomando un notable espacio en la esfera académica, el cual esperemos que se extienda también hacia el debate público.

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