¿Se puede medir la felicidad que se genera con la práctica del deporte?

Claro que se puede medir. Existen una serie de habilidades que se pueden entrenar como el autocuidado y el cuidado de los demás, la curiosidad, la tranquilidad, la generosidad, el optimismo, la gratitud, la aceptación, entre otras. Aunque siempre es una aproximación, la combinación de herramientas informáticas (algoritmos) y encuestas permite hacerse una idea clara del nivel de felicidad que tiene una persona y cómo este se puede incrementar éste mediante la práctica deportiva.

¿Qué metodología emplean en sus investigaciones para medir la felicidad?

En nuestro caso, hemos desarrollado la metodología en el proyecto científico REINDIBE, financiado por el Consejo Superior de Deportes (CSD), cuyo objetivo fue medir la felicidad de los deportistas de Para-Karate, para desarrollar acciones de mejora mediante la práctica de este deporte. Básicamente, adaptamos y aplicamos una herramienta, denominada ADNe, que es una combinación entre algoritmos y habilidades, probada en diversos colectivos, entornos y situaciones a lo largo de varios años. Mediante esta herramienta generamos una medición precisa del nivel de felicidad que posee un individuo en un momento dado y, a partir de los resultados obtenidos, se detectan puntos fuertes y áreas de mejora. Por tanto, se focaliza en las áreas en las que se deben concentrar esfuerzos para progresar en los indicadores obtenidos.

¿Cómo se gestó el proyecto REINDIBE?

Todo comenzó en el año 2021, cuando los profesores de dos universidades madrileñas, la Universidad Autónoma de Madrid y Universidad de Alcalá, constituimos una Red sobre Deporte Inclusivo y Bienestar a la que denominamos REINDIBE y nos presentamos a una convocatoria de proyectos del CSD en 2021. Actualmente, la red está formada más de treinta académicos y profesionales pertenecientes a grupos de investigación de ocho universidades españolas y tres iberoamericanas. Para el desarrollo del proyecto ha sido fundamental, además, el apoyado continuado de las Federaciones de Karate a nivel autonómico y nacional, sin las cuales no se podría haber realizado la medición y el posterior asesoramiento a entrenadores y deportistas que realizamos en el año 2021 en la Comunidad de Madrid y en el año 2022 en toda España. Gracias a los fondos obtenidos y al esfuerzo y entusiasmo de todas las personas que han colaborado, hemos podido obtener una idea bastante clara de cómo medir y fomentar la felicidad de las personas con discapacidad que realizan práctica deportiva.

Concretamente, sobre la felicidad de los deportistas con discapacidad y según los estudios realizados por REINDIBE, ¿qué resultados destacarían?

La discapacidad funcional intelectual o física no repercute en la capacidad emocional. En general, los deportistas de Para-Karate destacan por su capacidad de aprendizaje, su demostración de generosidad, afectividad y aceptación del trabajo en equipo. Estos deportistas se muestran igual de felices que sus entrenadores e incluso tienen mayor equilibrio entre las habilidades mentales evaluadas, destacando especialmente en atención concentrada. Respecto a las diferencias por tipo de discapacidad, los deportistas con discapacidad física disponen de una tasa de orden y organización más elevada en comparación con el resto de los colectivos, mientras en el caso de discapacidad intelectual, se aprecia un menor indicador en la capacidad de análisis y en la toma de decisiones, un aspecto de mejora que los entrenadores han empezado a trabajar gracias al proyecto REINDIBE, mediante retos específicos y personalizados para cada deportista.

¿Qué pasos quieren dar en el futuro? ¿Cómo creen que se puede gestionar mejor la felicidad de los deportistas con discapacidad?

Desde las entidades públicas y privadas, hay que seguir invirtiendo en este tipo de investigaciones. Tanto a nivel internacional, como en otro tipo de deportes en los que participan personas con discapacidad. Para gestionar la felicidad de estos deportistas, primero hay que conocer cuáles son los factores específicos que sirven de palanca. Mediante esta primera medición ya se puede determinar el punto de partida y los factores en los que se puede trabajar. Para mí es también muy importante destacar que estos deportistas están siempre acompañados por entrenadores y familiares u otras personas de su entorno que son clave en el desarrollo de su bienestar, por lo que los futuros estudios a desarrollar siempre deben incluir a los deportistas y a las personas de su entorno.

¿Esta medición de la felicidad podría realizarse en otros sectores fuera del deporte, como, por ejemplo, las empresas que deseen saber los índices de felicidad de sus trabajadores o sus directivos?

Por supuesto. Muchas empresas, consultaras e institutos están trabajando en ello. Independientemente de quien lo haga, creo que entre todos podemos contribuir a mejorar las condiciones de trabajo de muchas organizaciones y, especialmente, de sus trabajadores. En los programas de mejora del bienestar se suele empezar por los directivos y, en mi opinión, esto ha sido hasta ahora importante para concienciarlos. Sin embargo, creo actualmente hay que poner el foco en los trabajadores, en las personas que con su esfuerzo diario contribuyen al beneficio de las empresas. En los estudios académicos que conozco, siempre se pregunta al consumidor, al cliente o al directivo, pero pocas veces se analiza al trabajador que está en contacto día a día con ese cliente. Por ejemplo, en una de las investigaciones más recientes que hemos realizado en la Universidad Autónoma de Madrid, hemos comprobado que existe un hueco importante en el sector servicios, puesto que existen pocos estudios que analicen la opinión de los trabajadores de los establecimientos comerciales sobre cómo las nuevas tecnologías están afectando a su trabajo. Lo mismo ocurre en turismo o restauración. Por tanto, enlazando con el tema que nos ocupa, creo que sí, se deben hacer estas mediciones de felicidad y bienestar, pero no solo de sus directivos, sino de todos los empleados de la empresa.

Finalmente, según su opinión, ¿para qué valdría la medición de la felicidad por parte de las organizaciones? ¿qué se consigue con ello? 

Aquí voy a personalizar. La palabra felicidad es abstracta. Al pronunciarla, muchas veces se percibe en el interlocutor cierto escepticismo. Incluso algunas personas con las que he hablado sobre su medición, sobre todo de otras generaciones, me miran con cierto escepticismo y algunas incluso se atreven a decirme que soy una persona idealista, alguien que no tiene ni idea de lo que es el día a día de una organización y que cuando hay prioridades importantes, como la supervivencia o mantener el beneficio, todo esto que hacemos en la academia son y, perdóneme la palabra, “paparruchas”. Quizá la palabra bienestar se venda mejor. Pero, independientemente del término que utilicemos, creo que aparte de la investigación que realicemos, es importante comunicar bien lo que hacemos. Persuadir a las organizaciones de que nuestro trabajo conjunto puede contribuir a mejorar la vida de las personas. Y no sólo a éstas. Es importante transmitir a la sociedad que la felicidad se puede medir y, no solo eso, que se puede trabajar y que se puede mejorar. También que solo hace falta tener interés, invertir en ello y apostar por reforzar las habilidades que nos hacen ser más felices y, con ello, mejores personas.

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