Desde que estallara la crisis entre República Dominicana y Haití por la construcción en el lado haitiano de un canal ilegal que afecta al cauce del río Masacre, el presidente Luis Abinader lo único que ha recibido por parte de Leonel Fernández es deslealtad al pueblo dominicano. Cuando hay una crisis en la que están en juego la seguridad y la soberanía nacional lo mínimo que se espera de los líderes políticos es colocarse en la línea de actuación marcada por el gobierno para mostrar unidad, sobre todo cuando se necesita de la intervención de la comunidad internacional.

Sin embargo, Leonel Fernández y sus aliados lo único que han hecho ha sido poner piedras en el camino con argumentos absolutamente vacíos. Es un despropósito que se haya pretendido hacer oposición con la patria dominicana. Eso es muy grave, sobre todo después de que Leonel sufriera en sus carnes el histórico éxito diplomático de Luis Abinader en la ONU.

A lo largo del mes de octubre se ha visto cómo el líder de Fuerza del Pueblo ha continuado con su agenda populista pretendiendo convertir lo anecdótico en crisis nacional. Este es el resultado de la desesperación de quien pretende recuperar el poder a toda costa y comprueba que los resultados de la gestión de Abinader se lo ponen prácticamente imposible. Es una realidad política que Leonel se ha quedado solo y las proclamaciones de la última semana demuestran que el presidente Abinader cuenta con el respaldo de la práctica totalidad de las fuerzas políticas de República Dominicana.

Los partidos que han sido los aliados más antiguos y fieles a Leonel ahora elogian a Luis Abinader y su gestión. Eso es un duro golpe de quien pretendía hacer una especie de frente común contra el presidente dominicano. El populismo de corte trumpista que está desarrollando como estrategia de oposición han provocado el efecto contrario al deseado por el líder de Fuerza del Pueblo. Se ha quedado solo, con la sola compañía de partidos moribundos que han perdido cualquier capacidad de captación de apoyo ciudadano.

De cara a las elecciones presidenciales de mayo de 2024, la candidatura de Luis Abinader cuenta con 17 alianzas, muchas de ellas con formaciones que en el pasado apoyaron a Leonel Fernández o al PLD. Este número podría aumentar hasta la veintena.

Como el populismo de corte trumpista no tiene límite, se ha creado la Alianza Opositora Rescate RD, pero cada uno de los partidos que la forman se presentarán por separado y con candidatos independientes. Un ridículo político, no se puede calificar de otro modo.

La derrota es lo peor que puede sucederle a un político, sobre todo cuando ha ocupado responsabilidades de poder. Más aún, como le está sucediendo a Leonel, cuando lleva casi cuatro años sin rumbo, sin estrategia de oposición salvo el «no por defecto». Abinader está logrando lo que nadie en la historia de República Dominicana. El cambio ha pasado de ser un eslogan electoral a un hecho palpable e incuestionable y, ante eso, los opositores poco tienen que hacer porque, por mucho que se quiera dar la impresión del triunfo, siempre hay un iceberg que espera al Titanic.  

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