El líder opositor Leonel Fernández, tras su debacle electoral en las elecciones municipales del mes de febrero, se ha visto obligado a cambiar su estrategia de campaña de cara a las presidenciales. ¿Se ha dado cuenta que el pueblo dominicano no le ha comprado su populismo? No, no lo ha hecho. Más bien al contrario, ha actuado como el mentiroso al que le han pillado la mentira y crea una nueva falsedad para defenderse.

El populismo de corte trumpista tiene en una de sus bases principales de actuación la manipulación de los datos y la presentación de cifras falsas para engañar a la ciudadanía. Eso es lo que está haciendo Leonel Fernández tras verse humillado por la voz del pueblo.

En concreto, el líder de Fuerza del Pueblo, ahora mismo la tercera fuerza política de la República Dominicana, afirmó que, en referencia a las elecciones presidenciales del 19 de mayo, «el juego no ha terminado, ahora es que comienza. El gobierno promovió la abstención selectiva comprando cédulas en perjuicio de la Fuerza del Pueblo». Además, no tuvo rubor alguno en asegurar que el partido del presidente Abinader sólo obtuvo un 22% de los votos en las municipales.

«Las mentiras tienen las patas muy cortas», afirma el refranero español. Es inexplicable que un político con la experiencia de Leonel caiga en la mentira como herramienta política. El Partido Revolucionario Moderno (PRM) obtuvo, según los datos oficiales, un 47,31% de los votos. La suma de los votos de la alianza PLD-FP-PRD se quedó bastante lejos. Entonces, ¿de dónde sale esa cifra que ofrece Leonel?

Por otro lado, Leonel volvió a utilizar el argumento del fraude electoral que sólo existe en su mente, como ya les ocurrió a Donald Trump y a Jair Bolsonaro tras perder las elecciones. Esa falsa acusación de fraude electoral queda totalmente eliminada una vez que los observadores internacionales de incuestionable prestigio destacaran que no existió ningún tipo de irregularidad en los comicios.

El otro opositor a Luis Abinader, Abel Martínez, ha decidido llevar su estrategia de campaña a exponer casos concretos que en nada se asimilan a la situación real de la República Dominicana actual, situación que, por cierto, ha sido avalada por primera vez en la historia por todos y cada uno de los principales organismos internacionales globales. Debe ser que todo el mundo se equivoca salvo Abel Martínez, pero hay que tener en cuenta que cuando uno va por una autovía en dirección contraria, suele ser que la culpa es de uno y no del resto de los vehículos.

Este cambio de estrategia no es más que la aplicación del «Principio de la exageración y la vulgarización» creado por Joseph Goebbels y que indica que hay que convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.

Eso es lo que pretende ahora Abel Martínez, llevar lo anecdótico a lo general, como si lo que encuentra en un caso concreto es el reflejo de toda la República Dominicana. Hay que caer muy bajo para hacer eso, pero cuando no hay escrúpulos, ¡qué más da la ética!

Es duro estar en la oposición y saber que no se va a ganar. Otra vez será, porque lo realmente cierto es que Abinader se va, se va… a por cuatro años más.

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