Panel Syndicate avanza con parsimonia en su proyecto de lanzar series de comics en formato exclusivamente digital, y no será por falta de respaldo: su The Private Eye, de Brian K. Vaughan y Marcos Martín ha sido calificado como “el primer blockbuster de la era digital” y ganó un merecido Premio Eisner en 2015 al mejor webcomic.

Panel Syndicate, pese al éxito y a que ha encontrado una fórmula aparentemente arriesgada pero que les está reportando notables beneficios (el lector paga lo que quiere por la descarga de un cómic que puede leer en cualquier dispositivo, ya que no tiene DRM ni impedimentos para su copia y difusión), solo ha sacado los diez números de The Private Eye, a los que se suma el tebeo de ciencia-ficción de Albert Monteys ¡Universo!, que tenía una periodicidad proyectada bimestral, pero que se ha quedado en el inevitable “irá saliendo cuando esté”.

Monteys, pese a que sus comics más conocidos entran dentro de un estilo costumbrista, como Tato o el Para ti que eres joven a medias con Manel Fontdevila, es un apasionado de la ciencia-ficción. Su Carlitos Fax, que publicó en el lamentablemente fallido experimento juvenil Mister K, o su memorable Calavera Lunar # 237, ya denotan algo más que un mero cariño por los códigos y los recursos de la ciencia-ficción: un conocimiento profundo de sus tropos. Un conocimiento que si en aquellos casos daba alas a unas parodias desternillantes, en el caso de ¡Universo! -para nada carente de humor, pero ya con un trasfondo más sobrio- permite a Monteys ampliar y reformular temáticas clásicas del género.

Cada número de ¡Universo! es independiente, aunque entre ellos se retroalimentan y forman un todo coherente -parece que en próximos números de la serie el autor incidirá en algunos de los personajes que se presentan en esta tercera entrega-. En este caso, presenta una misión de exploración espacial que tiene que visitar un planeta aparentemente desierto para comprobar si hay vida en él.

La dinámica de los tripulantes es similar a la de los tripulantes de la Nostromo en Alien, que parecían más camioneros en un bar de carretera que sofisticados científicos cósmicos. La exploración de un planeta que no contiene aliens con forma corpórea retrotrae a múltiples clásicos del género, de Terror en el espacio (que, por cierto, inspiró Alien) a Planeta prohibido. Es decir, que consciente o no, Monteys se tiene la lección aprendida e integra todos esos referentes no como meras citas enciclopédicas, sino en un todo orgánico que al final parece lo que tiene que parecer: un tebeo de Monteys. Un ejemplo de esa espléndida integración de referentes de ciencia-ficción clásica que dan pie a una obra personal se produce cuando recursos que en películas y novelas de ciencia ficción se emplean de forma seria aquí acaban generando un chiste, como el espléndido gag del Paréntesis que congela a los astronautas.

Posiblemente haya quien eche de menos al Monteys más entregado al humor abierto de su obra anterior o de lo que hace en Orgullo y Satisfacción, pero lo cierto es que ¡Universo! proporciona, gracias a su extensión y las posibilidades del medio digital una satisfacción adicional: un despliegue gráfico nunca antes visto en la obra del autor. La precisión, expresividad y capacidad para la composición de página y uso del color convierten a ¡Universo! en una de las más atractivas visualmente que ha dado el cómic español en los últimos tiempos. Aunque para ello Monteys haya tenido que buscarse vías de publicación completamente ajenas a la industria. En ese sentido, quizás, también está ¡Universo! enseñando una porción muy específica del futuro.

ficha

¡Universo! #3

Albert Monteys

Panel Syndicate

2015

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