Esta falta de avances contrasta notablemente con la dinámica internacional positiva que dio lugar a que este año se acordara el Tratado Global de los Océanos. Más de 80 países firmaron el Tratado en la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre, demostrando su compromiso con su ratificación.
En palabras de Marta Martín-Borregón, responsable de Océanos de Greenpeace, «otro año, otra reunión fallida de la Comisión del Océano Antártico. La Comisión siempre puede acordar nuevas licencias de pesca, pero no puede acordar una vía concreta para avanzar en la protección. Nos llevan prometiendo nuevas zonas protegidas en la Antártida desde hace muchos años, pero no hemos visto ningún avance. Las presiones a las que se enfrenta la Antártida, uno de los últimos grandes espacios naturales de la Tierra, empeoran cada año. La dinámica disfuncional de la Comisión debe cambiar, antes de que sea demasiado tarde».
También debería celebrarse una reunión en junio de 2024 para debatir al mismo tiempo la pesca de krill en la Antártida Occidental y las áreas marinas protegidas.
«Es frustrante ver cómo la Comisión fija otra reunión para retrasar decisiones que deben tomarse urgentemente. La falta de progreso observada durante esta sesión no responde a los retos a los que se enfrenta la región», continúa Martín-Borregón
En los últimos meses, varios estudios científicos han documentado los riesgos en la región. Según un nuevo estudio publicado en octubre, el cambio climático provocado por la actividad antrópica hace «inevitable» el deshielo de la plataforma de hielo de la Antártida Occidental.
A finales de septiembre, nuevas cifras preliminares alarmantes mostraron que el hielo marino de la Antártida ha alcanzado probablemente el mínimo invernal máximo, más de un millón de kilómetros cuadrados por debajo del récord anterior establecido en 1986, dejando al descubierto los daños causados por el cambio climático en una de las regiones más frágiles y a la vez cruciales de la Tierra