La aspirante a alcaldesa de Madrid ha sugerido al movimiento 15M que no siga con su plan de manifestarse en Sol el 23 de mayo. Esta sugerencia ha indignado a los quincemayistas y le puede costar unos cuantos votos a la candidatura de Unidad Popular.

Varios colectivos vinculados al movimiento 15M están difundiendo una convocatoria para concentrarse en Sol el 23 de mayo, coincidiendo con la jornada de reflexión de las elecciones autonómicas y municipales. Es el cuarto aniversario de aquella acampada multitudinaria indefinida que supuso un punto de inflexión en la percepción de la política española y quieren celebrarlo.

Muchos dicen que Podemos y Ahora Madrid son la vertiente política del movimiento 15M, pero si bien esos días de asambleas y desafío al sistema fueron un poco el embrión de dichos partidos, el sector más revolucionario del movimiento no se siente demasiado afín a ellos. Y es que es difícil contentar a los indignados moderados y a los indignados radicales a la vez.

Los primeros ven bastante satisfechas sus reivindicaciones con estos partidos de la “nueva política”. Pero al sector más activo y reivindicativo del 15M se le quedan un poco cortos. Aun así, Podemos y sobre todo Ahora Madrid, son la opción menos mala del panorama político actual para este colectivo. Siempre que midan mucho sus pasos y palabras, pues las quincemayistas no se casan nadie y no ceden ni un milímetro en sus valores.

 La esencia del 15M es reivindicar la participación de la ciudadanía en la esfera política. Quieren que se construya desde abajo y en horizontal y si algo no soportan sus miembros más auténticos es que venga alguien que se crea por encima y les diga lo que pueden y lo que no pueden hacer. Y menos si ese alguien se dice de los suyos.

Esto es lo que ha hecho Manuela Carmena en un torpe comunicado sobre la convocatoria del 15M para el 23 de mayo. Suponemos que estaba entre la espada metafórica de los indignados y la pared que le impone la parafernalia institucional, que le “obligaba” a pronunciarse en términos legales sobre la futura concentración, ya que el resto de partidos se había pronunciado en ese sentido.

«Queridos amigos, escoged otro día, no os encontréis un problema» han sido las suaves palabras escogidas por Manuela para intentar disuadir al colectivo de que ejerza su “sagrado” derecho de reunión justo ese día, que está prohibido. Como si al 15M le frenara la legalidad o los problemas que pasar por encima de esta le pudiera acarrear.

 “Si sus carteles pueden estar en la calle esa jornada, nosotras también” es el argumento de los indignados más puristas, que no ceden ni un milímetro al poder, y a quienes ha sentado rematadamente mal que Carmena pida desde el Ritz que sí, que cedan al poder. Muchas están incluso llamando a la abstención activa mientras siguen preparando los actos del aniversario de aquel 15M de 2011. Parece que cuatro años después siguen sin encontrar a quien les represente del todo.

 

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