En un paisaje brutalmente peligroso, el santuario se convierte en el bien más preciado, tanto para curar como para ser curado. Mama Zawadi y sus «bebés», bebés chimpancés huérfanos traumatizados por la violencia que amenaza su extinción, encuentran su propio santuario juntos en el Centro de Rehabilitación de Primates de Lwiro, donde el amor incondicional es el primer paso para curar las heridas de la guerra. Este es el hilo conductor del Mejor cortometraje documental de la edición de los Premios Goya 2022 que lleva el sello de su guionista y director Pablo de la Chica.
En pleno brote de ébola, el cineasta se adentró en la profunda espesura de la selva, en República Democrática del Congo, para filmar la historia de Mama Zawadi di Balanza. Para ello contó con la ayuda de Lorena Aguirre e Itsaso Vélez, encargadas del Centro de Rehabilitación de Primates de Lwiro (CRPL), quienes le presentaron a la protagonista del documental.
Mama Zawadi, ejemplo de lucha y resiliencia.
Sobrevivió a tres agresiones sexuales y un día llegó al Centro de Rehabilitación de Primates de Lwiro. Cuenta en el documental la psicóloga Lorena Aguirre que “no hay mejor terapia que el amor”. Ella se encarga de cuidar con todo mimo, como si de sus propios hijos se tratara, a los bebés chimpacé rescatados.
La situación de conflicto que vive hace décadas República Democrática del Congo, con más de 100 grupos rebeldes activos, dificulta la conservación de los primates. El tráfico ilegal y la perdida de hábitat son dos de los peligros a los que se enfrentan los chimpancés.
