Este blog contiene información sobre el desarrollo y el final de la primera temporada de Fear The Walking Dead . Aléjate si no quieres saber más de esta serie. En realidad, aléjate de esta serie así, en general…

¿En serio, AMC? ¿En serio, Robert Kirkman?

El bueno de Alberto en Serie criticaba el otro día con sarcasmo la serie de infectados españoles Rabia y se felicitaba por el hecho de que Fear The Walking Dead al menos sea diferente a su versión original. Esto me empujó a ver ayer, con gran interés, el último capítulo de la temporada, para ver si tanta diferencia compensaba tantos episodios muy por debajo de nuestras expectativas.

Coincidimos con Alberto en que el mero hecho de «construir personajes» y «tener pocos zombies» no es, ni mucho menos, razón suficiente como para despreciar una serie. Pero sí podemos discutir varias cosas sobre el desarrollo de los acontecimientos, una vez concluida la primera temporada.

1- El peor plan de la historia

A ver, pandilla de anormales. ¿De verdad la mejor manera de ayudar a vuestras familias es liberar a un montón de zombies que, sin motivo aparente, estaban siendo almacenados en un estadio sin ningún tipo de vigilancia. Pastorear muertos vivientes es una práctica común en el universo de The Walking Dead, pero ¿de verdad hemos pasado de la incredulidad y las técnicas básicas de supervivencia al manual avanzado en un episodio? Lo peor del todo no es sólo que al final todo les vaya razonablemente bien a los protagonistas, sino que ¡no tiene ningún sentido que sea así! ¡No pueden tener más potra ni queriendo! Era mucho más creible el final de Lo Imposible, y hablamos de un maldito milagro de la vida real.

2- El tráfico de Los Ángeles

En The Californians, el culebrón-sketch recurrente de Saturday Night Life, se mondaban desde Nueva York de cómo los habitantes de Los Ángeles tienen una compulsión casi fanática por indicarse mutuamente las mejores rutas para ir en coche a sitios. Y hay un momento del episodio en el que ¡lo hacen de verdad! A partir de ahí, comienza a escamarme cómo los caminos se abren y se cierran siempre a gusto de los guionistas a la hora de generar un cierto estado de ánimo. ¿Termina el asedio? Desaparecen todos los caminantes y todos se van tan panchos a recoger los coches al garaje. Después, un paseo por el canal desierto con la cara por fuera de la ventanilla como un perrete. Si en los primeros episodios habían conseguido convencernos de que una epidemia de zombis lentos es viable, en el último capítulo fuerzan la suspensión de incredulidad más allá de lo razonable.

3- ¿Drama? 

Después de leer a algún tuitero hablando de cómo el final había sido chocante, me esperaba mucho más. Alicia, el hijo imbécil de Travis, el imbécil de Travis… Cualquier cosa parecía viable. ¿De verdad lo peor que ha pasado es que Liza se contagie y se haga pegar un tiro, en sus propios términos, en la casita de la playa y rodeada de los suyos? ¿En serio teniendo tiempo para despedirse en condiciones de su hijo lo zanja a toda prisa con un simple ‘te quiero’? ¿Ese es todo el legado que quiere transmitirle antes de palmar? ¿De verdad han utilizado el viejo recurso de la profecía autocumplida? ¿Por qué tanto insistir en que no puede hacerlo Travis y luego dejas que sea él quien lo haga? ¡Argh! Son recursos cómodos y que no están a la altura de nada de lo que hubiera podido esperarse de una producción de este nivel. A partir de cierto punto, hasta los impresionantes planos generales de la ciudad devastada acaban aburriendo.

4- Drogadicto sobreexpositivo

Ains. Nick se ha ganado a todo el mundo con sus problemas con las drogas y su entrañable actitud. ¿Pero de verdad era necesario un monólogo sobre cómo todo el mundo está ahora tan mal como él? Perezote. 

5- ¿Algo que rascar?

El personaje de Víctor Strand tiene encanto y su diatriba a Doug en Cobalt es de los mejores momentos que nos ha deparado la serie hasta el momento. Rubén ‘Salazar’ Blades, Kim ‘Madison’ Dickens y Frank ‘Nick Voldemort’ Dillane siguen siendo los mejores personajes no sólo por su profundidad e interés, sino por sus posibilidades de supervivencia. Tenemos fe, aunque no mucha, en el retorno del niño gordo de los granos. También tiene su gracia el momento «muerte digna» con la doctora, la pistola hidráulica y un montón de pacientes que, en otro mundo, habrían sobrevivido.

En suma, una temporada decepcionante y que, a nuestro juicio, está por debajo del 80% de votos positivos de Rotten Tomatoes o de la media de 7,7 que ha tenido en IMDB sobre casi 25.000 usuarios, que no está mal… No es que sea mala, es que esperábamos mucho más. 

 

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