En todo el mundo se siguen liberando gases nocivos a la atmósfera. Foto: Unsplash/Ehud Neuhaus

Las concentraciones de CO2 han seguido creciendo en el planeta sin que haya señales de que esta tendencia pueda revertirse. Esta es una de la aseveraciones de un nuevo informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), que acaba de anunciar que «los gases de efecto invernadero que atrapan calor en la atmósfera alcanzaron una concentración récord en 2022«, con una cantidad mundial promedio de dióxido de carbono (CO2) un 50% por encima del nivel preindustrial.

Las concentraciones de metano también crecieron, y los niveles de óxido nitroso (N2O) marcaron el mayor aumento interanual registrado entre 2021 y 2022.

El secretario general de la agencia de la ONU, Petteri Taalas, ha lamentado que pese a décadas de estudios y advertencias de la comunidad científica, el mundo siga en la dirección equivocada.

«El nivel actual de concentraciones de gases de efecto invernadero nos coloca en el camino de un aumento de las temperaturas muy por encima de los objetivos del Acuerdo de París para finales de este siglo», ha advertido Taalas, recordando que eso implicará condiciones climáticas más extremas, que incluirán lluvias torrenciales, derretimiento del hielo, aumento del nivel del mar, calor intenso y acidificación de los océanos.

Además, los costes socioeconómicos y ambientales se dispararán. “Debemos reducir el consumo de combustibles fósiles con urgencia”, ha afirmado.

Las altas temperaturas persistirán

El estudio explica que dada la larga vida del CO2, el nivel de temperatura al que se llegue persistirá durante varias décadas «incluso si las emisiones se reducen rápidamente a un cero neto».

La última vez que hubo en la Tierra una concentración comparable de CO2 fue entre hace tres y cinco millones de años, cuando la temperatura era entre 2 y 3°C más cálida y el nivel del mar entre diez y 20 metros más alto que ahora.

Taalas ha explicado que la iniciativa Vigilancia Mundial de Gases de Efecto Invernadero provee las herramientas para entender mejor los factores que impulsan el cambio climático y permite fijar objetivos más ambiciosos para mitigarlo.

La OMM ha señalado que el Índice Anual de Gases de Efecto Invernadero de la Oficina Estadounidense de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) muestra que de 1990 a 2022, el efecto de calentamiento en el clima, llamado forzamiento radiativo, por los gases de efecto invernadero de larga vida aumentó en un 49%, y que el CO2 representó alrededor del 78% de ese incremento.

El CO2 es responsable del 64% del calentamiento

El CO2 es el gas de efecto invernadero más importante de la atmósfera y representa aproximadamente el 64% del efecto de calentamiento. Se produce principalmente debido a la quema de combustibles fósiles y la producción de cemento.

El aumento en el promedio anual de 2021 a 2022 fue ligeramente menor que el de 2020 a 2021 y el de la última década. La razón más probable es una mayor absorción de CO2 atmosférico por parte de los ecosistemas terrestres y el océano después de varios años con un evento de La Niña. Por lo tanto, el desarrollo de un episodio de El Niño en 2023 puede tener consecuencias para las concentraciones de gases de efecto invernadero.

Metano y óxido nitroso

En cuanto al metano, el informe señala que es un gas de efecto invernadero que permanece en la atmósfera durante aproximadamente una década y representa alrededor del 16% del efecto de calentamiento de los gases de efecto invernadero de larga vida. El 40% del metano se emite a la atmósfera por fuentes naturales y cerca del 60% proviene de actividades humanas.

El aumento del metano de 2021 a 2022 fue ligeramente inferior a la tasa récord observada de 2020 a 2021, pero considerablemente superior a la tasa de crecimiento anual promedio de la última década.

El óxido nitroso (NO2), por su parte, es un gas de efecto invernadero y una sustancia química que agota la capa de ozono. Representa alrededor del 7% del forzamiento radiactivo de los gases de efecto invernadero de larga vida. El N2O se emite a la atmósfera tanto de fuentes naturales (60%) como de fuentes antropogénicas 40%. Para el N2O, el aumento de 2021 a 2022 fue mayor que el observado en cualquier momento anterior de los registros modernos.

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