El presidente de República Dominicana, Luis Abinader, durante su intervención tras su discurso en el Consejo de Seguridad

El patriotismo es un sentimiento que se demuestra con hechos. En la defensa de los intereses de un pueblo no valen sólo las palabras grandilocuentes o los golpes de pecho impostados, como hacen algunos a los que no se les quita la palabra «patria» de la boca mientras se enriquecen con los recursos de la ciudadanía. El presidente de la República DominicanaLuis Abinader, demostró ante las potencias mundiales, una vez más, lo que es el verdadero patriotismo.

Abinader viajó a Nueva York para participar en las sesiones que Naciones Unidas ha convocado para tratar el asunto de la misión internacional de pacificación de Haití. Una vez más, como lleva haciendo desde que llegó al poder, el presidente dominicano instó a la comunidad internacional a que se pasara de las palabras a los hechos en referencia a la situación de Haití.

«República Dominicana no va a Haití con lo que le sobra, sino que aporta lo que le falta. El tiempo de las promesas ha terminado. A partir de hoy entramos en el momento de las acciones. El dinero aparece ahora o el colapso de Haití será irreversible. Ese colapso sería una amenaza para nosotros y para la región. Por eso quiero hoy advertir a la comunidad internacional que la República Dominicana seguirá luchando con todas sus fuerzas para evitar ser arrastrada al mismo abismo que Haití. Nuestra consigna de hoy en adelante será o luchamos juntos para salvar a Haití o lucharemos solos para proteger a la República Dominicana», afirmó Abinader tras su intervención ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

En esa intervención, el presidente dominicano demostró su nivel de estadista y su modo de entender las relaciones internacionales desde el humanismo y el conocimiento de la realidad, hecho que ha provocado que durante su mandato se hayan producido los mayores éxitos de la diplomacia dominicana.

«Es alarmante e injustificable el uso del hambre como arma de guerra para someter a una población. Lamentablemente, esta atroz práctica, se extiende cada año por el planeta. Este Consejo ha debatido ampliamente sobre respuestas contundentes a ese crimen que amenaza la estabilidad global pero es necesario intensificar nuestras acciones. Señor Presidente, según el Informe mundial sobre las crisis alimentarias 2023, unos 258 millones de personas se enfrentaban en 2022 a niveles agudos de hambre en 58 países o territorios y demasiado de estos seres humanos se encontraban al borde de la inanición. Uno de esos países es Haití, con el que Republica Dominicana comparte una misma isla. Según el Programa Mundial de Alimentos, PMA, casi la mitad de la población de ese país vecino, es decir, 5 millones de personas, sufren hoy de inseguridad alimentaria aguda. Esta situación es en gran parte atribuible a dos factores, primero la escalada de violencia generada por las bandas criminales que controlan gran parte del territorio de Haití y que deliberadamente, obstaculizan el acceso de la ayuda alimentaria, y segundo, al persistente impacto de fenómenos climáticos que no pueden ser debidamente atendidos y prevenidos por las autoridades de ese país, debido a la violencia terrorista y al descalabro institucional», dijo Abinader ante el Consejo de Seguridad.

Para entender la profundidad de estas palabras, hay que tener en cuenta un concepto muy importante: República Dominicana es un país de paz, su presidente es un presidente de paz y su Fuerzas Armadas son un ejército de paz.

Sin embargo, hay intereses superiores a los que interesa mantener a Haití bajo la dictadura de la violencia que imponen unas bandas muy bien financiadas por esas «dictaduras privadas». Ante esa situación es preciso que la comunidad internacional actúe en los términos en los que aprobó el Consejo de Seguridad de la ONU el 2 de octubre de 2023, que ratificó el Parlamento Europeo el pasado 5 de febrero, y que hacía efectivas todas y cada una de las reivindicaciones del presidente Abinader. Ahora no es el momento de dar marcha atrás ni de someterse a los intereses egoístas de una minoría que sólo piensa en sus cuentas de explotación.

La misión internacional aprobada por Naciones Unidas no puede esperar más y necesita de la financiación de la comunidad internacional, sobre todo de las potencias representadas en el Consejo de Seguridad.

Abinader fue claro: «el Gobierno dominicano reitera su más enérgico llamado a la comunidad internacional a asumir su responsabilidad frente a la crisis sin precedentes que se vive en Haití. Uno de los principales obstáculos para completar esta misión es el económico. La comunidad internacional debe facilitar el dinero tantas veces prometido y debe hacerlo ahora. Es preciso dotar de todas las herramientas y recursos necesarios a la misión multinacional de apoyo lo antes posible».

Las advertencias que hizo Abinader en años anteriores desde cualquiera de los múltiples foros internacionales en los que ha participado se están cumpliendo, mientras la comunidad internacional permaneció pasiva hasta que no había más argumentos para retrasar la intervención. Ahora es el momento de la verdad y el presidente dominicano lo dejó claro: República Dominicana no se va a doblegar porque su pueblo no admitiría jamás una rendición. Ahora es el momento de la comunidad internacional porque Haití no es un problema exclusivamente dominicano. Ha llegado el momento de los hechos porque la situación es tan grave que las palabras ya no sirven.

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