Sonny Vaccaro se convirtió en una de las figuras más poderosas del baloncesto estadounidense y movió cientos de millones de dólares gracias a su buen ojo para los jóvenes talentos y los negocios.

En 2007, diarios de todo el mundo anunciaron que el actor James Gandolfini, el universalmente conocido Tony Soprano, se había embarcado en un nuevo proyecto de HBO. La futura serie, ‘ABCD Camp’, tomaba su nombre de uno de los campus de baloncesto más conocidos de Estados Unidos. Gandolfini iba a interpretar a Sonny Vaccaro, un personaje real que aparte de organizar torneos de jóvenes promesas consiguió convertirse en muy poco tiempo en uno de los mayores poderes fácticos del baloncesto en Estados Unidos, incluida la NBA.

Gandolfini iba a participar también en la serie como productor, al igual que Baron Davis, entonces base de Golden State Warriors. Gandolfini falleció en 2013, pero el proyecto ya estaba parado mucho antes. Tras aquellas primeras noticias nunca más se había vuelto a saber. Sin embargo, Vaccaro tiene no una sino muchas grandes historias a sus espaldas y hay gente dispuesta a contarlas. Hace unas semanas se estrenó ‘Sole Man’, un documental dirigido por Jon Weinbach y Dan Marks dentro del aclamado espacio ‘30 for 30’ de ESPN.

Vaccaro hizo fortuna moviéndose en la sombra, aprovechando los márgenes del sistema. Comenzó organizando campus para descubrir talentos en su estado, Pennsylvania. Fue pionero en reunir a los mejores jóvenes en la misma cancha en una época en que la tecnología y las distancias -más aún en Estados Unidos- complicaban mucho la labor. Su Roundball Classic -creado en 1965- se convirtió en un acontecimiento único cuyas entradas se agotaban cada año. Todos querían estar allí. Nadie podía permitirse no estar allí.

Nike aprovechó su posicionamiento e influencia en el baloncesto universitario para conquistar ese mercado

La idea que le hizo rico surgió una década después, a raíz de otra menos afortunada. Vaccaro consiguió una cita con Phil Knight, el cofundador y presidente de Nike. Tenía algunas ideas para diseñar nuevos modelos, incluida una ‘Turbo Sandalia’, pero a Knight le interesaba otra cosa de él: aprovechar su posicionamiento e influencia en el baloncesto universitario para conquistar ese mercado. Vaccaro le dio la fórmula: “Paga a los entrenadores y regala zapatillas a los equipos”. De este modo, Nike se aseguraba los mejores maniquíes posibles y sin tener que pagarles (algo prohibido en el deporte universitario estadounidense).

Los equipos se ahorraron así un gasto y los entrenadores ganaron una vía de ingresos. Nike comenzó a pagar a Vaccaro por cada técnico que sumaba a su nómina, y fueron muchos. En un año ya controlaba el mercado. A Nike le parecía demasiado bonito para ser legal y algunos entrenadores también recelaron: Jim Valvano, técnico de Iona, preguntó a Vaccaro si tanta amabilidad formaba parte de alguna red de amaños. De hecho, pronto algunos entrenadores cobraban ya más dinero de Nike que de sueldo, lo que permitió a algunas universidades pequeñas retener técnicos de gran nivel. Lo malo es que, según explica Alexander Wolff, de ‘Sports Illustrated’, los entrenadores sin contrato con Nike tenían más difícil entrar en el circuito. Y muchos jugadores no se planteaban matricularse en una universidad que no tuviera un acuerdo con Nike.

Vaccaro conocía a todo el mundo, aunque a los jugadores les dedicaba más tiempo que a nadie. Se hizo famoso por su buen ojo para descubrir futuras estrellas. En sus torneos, tuvo la idea de habilitar reservados para hablar tranquilamente. Creó un sistema que generó millones y millones de dólares y que le confirió un poder enorme. Él asegura que nunca lo utilizó para llevar a un jugador a una universidad u otra, pero no todo el mundo está de acuerdo.

‘Air’ Jordan

Vaccaro es el hombre que fichó a Kobe Bryant para Adidas y a Michael Jordan para Nike. A éste le convenció no sólo con un buen cheque, sino vendiéndole que tendría un diseño propio: el logo sería de Nike, pero la zapatilla sería suya. Peter Moore, primer director creativo de Nike, confiesa que cuando le hicieron el encargo no tenía la menor idea de “quién demonios era Michael Jordan”. Como detalla ‘Sole man’, el modelo ‘Air Jordan’ generó en su primer año 100 de los 150 millones de dólares que ingresó Nike en ventas.

Años después, fue despedido y se pasó a Adidas, que no tenía suficiente dinero para arañar cuota a Nike en el mercado de entrenadores. Vaccaro decidió que tenía que llegar a los jugadores antes de que fueran a la universidad, y más en una época en que ésta dejó de ser un escalón obligatorio hacia el profesionalismo. Se centró en los institutos y así conoció a Kobe Bryant, al que ofreció un contrato insólito de un millón de dólares. Y desde la sombra planificó su llegada a Los Angeles Lakers, expandiendo rumores para que New Jersey Nets le dejara escapar en el Draft de 1996. Él mismo lo cuenta a cámara encantado,regodeándose en sus triquiñuelas..

Viendo ‘Sole man’, no hay dudas de que Gandolfini habría bordado el papel. No sólo porque en el documental se trazan varios paralelismos entre ‘El padrino’ y Vaccaro, ni por el origen calabrés de éste, que también ayuda. No cuesta imaginarlo tomando un café con Tony Soprano en Satriale’s o una copa en el Bada Bing, repitiendo con orgullo y gestos teatrales los millones de dólares que ha hecho mover y ha hecho ganar a sus representados. “¿Es mejor ser temido o ser respetado?”, se pregunta al final de ‘Sole man’ el entrenador Rick Isaacs. Y él mismo responde: “Sonny Vaccaro era las dos cosas”.

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