La República Dominicana se está convirtiendo en punta de lanza de muchas de los grandes retos globales. Uno de esos retos es la eliminación del trabajo precario que, en ocasiones, deriva en explotación laboral a través de la contratación de mano de obra barata. Tanto en RD como en el resto de los países occidentales siempre hay grupos de empresarios desaprensivos que acuden a este tipo de trabajadores, en su gran mayoría inmigrantes, para reducir costes y, en consecuencia, obtener mayores beneficios.
En general, cuando se habla de mano de obra barata, se tiende a pensar en la explotación infantil. Sin embargo, aunque esta es una de las fuentes más comunes de mano de obra barata no es la única. Las diferentes crisis económicas encadenadas desde 2008 han provocado un incremento de la explotación laboral y la mano de obra barata en prácticamente todos los países del mundo.
Aunque las legislaciones nacionales e internacionales tienen regulados los derechos de todos los trabajadores, en muchas ocasiones existen lagunas que son aprovechadas por este perfil de empresario desaprensivo.
Según la Organización Internacional del Trabajo, «el trabajo decente resume las aspiraciones de la gente durante su vida laboral. Significa contar con oportunidades de un trabajo que sea productivo y que produzca un ingreso digno, seguridad en el lugar de trabajo y protección social para las familias, mejores perspectivas de desarrollo personal e integración a la sociedad […] igualdad de oportunidad y trato para todas las mujeres y hombres».
La OIT estima que, en el mundo, 150 millones de trabajadores migrantes son vulnerables a los abusos y la explotación por parte de los empresarios desaprensivos, los intermediarios y otros, y algunos terminan en situaciones de trabajo forzoso o semi esclavitud. Las diferencias culturales, las barreras lingüísticas y la falta de dinero hacen que muchos de ellos se sientan ciudadanos de segunda clase. Con frecuencia, las leyes y la protección de las que se benefician los ciudadanos no los incluyen.
La mayoría de los migrantes que son víctimas de abusos no acuden a los tribunales porque los procesos legales son largos y complicados.
Un presidente como es Luis Abinader, defensor a ultranza del respeto a los derechos humanos, no podía permanecer impasible si esta situación se estuviera dando en República Dominicana. Por esta razón, ha presentado ante los medios de comunicación del país un proyecto de fuerte impacto que demuestra que en la actual administración las personas están por encima de otros variables y que los recursos públicos están al servicio del pueblo, no de las minorías corruptas como ocurría en los gobiernos del PLD y de Leonel Fernández.
Abinader anunció que su gobierno ya dispone de unos fondos de más de 50 millones de dólares para iniciar un programa de mecanización de la mano de obra extranjera que impactará, sobre todo, en la agricultura y en la construcción.
El presidente fue contundente al afirmar que «el propósito es reducir la necesidad de mano de obra barata y mano de obra extranjera, y eficientizar también la producción nacional» y que se van a financiar «las maquinarias que, como nosotros dijimos, reduzcan la mano de obra irregular e infraestructura relacionada al proceso de uso de esos equipos».
La financiación correrá a cargo del Banco de Desarrollo y Exportaciones (Bandex) que, gracias a la gestión que está haciendo Luis Abinader, ha experimentado un crecimiento histórico que le permite hacer frente a este y otros proyectos. Antes de la llegada de la actual administración, Bandex contaba con 1,76 millones de dólares. A día de hoy, cuenta con 123,32 millones de dólares que están siendo utilizados para financiar proyectos relacionados con sanidad, medio ambiente, software, innovación y tecnología, emprendimiento y Pymes, entre otras cosas. Por otro lado, los activos del Bandex han pasado de poco más de 130 millones de dólares a más de 350 millones.
