Los datos son alarmantes: en un siglo se ha perdido el 90% de los leones africanos y se han extinguido en 26 países. De hecho, se estima que en los últimos 25 años el número de leones salvajes africanos se ha reducido a la mitad: quedando entre 20.000 y 30.000 en estado salvaje, distribuidos en tan solo una décima parte de su territorio histórico.
Este gran félido está protegido e incluido en la Lista Roja de UICN con la categoría «vulnerable», el paso previo a estar «en peligro de extinción». Sus mayores amenazas son la pérdida de hábitats por expansión agrícola, la falta de alimento y la competencia con el ser humano por las presas silvestres, así como los conflictos con ganaderos, la caza furtiva y el comercio ilegal. A medida que crece el control sobre el tráfico de animales como el tigre o el elefante, surgen nuevas víctimas como el león.
Estos majestuosos animales son perseguidos, envenenados, trampeados, cazados para ser vendidos en mercados clandestinos para la comercialización de sus cráneos, pieles, dientes o su grasa, así como sus garras como elementos de bisutería. Además, en algunos países asiáticos se elabora vino con huesos de león como símbolo de estatus social.
60 años salvando a los leones
El tráfico de especies es equivalente al de drogas y armas, pero mucho menos arriesgado y perseguido a pesar de que genera un impacto social y económico similar, además del correspondiente impacto sobre la biodiversidad.
Elefantes, tigres y rinocerontes son sus principales víctimas, aunque son miles las especies de fauna y flora afectadas por un comercio criminal que mueve entre 10.000 y 20.000 millones de euros al año.
Debido a su localización geográfica, España es uno de los actores europeos más destacados en las rutas internacionales del tráfico de fauna y flora. Por ello, WWF España desarrolla su campaña «Stop tráfico de especies» desde 2017 con el objetivo de implicar a la sociedad en la lucha contra este crimen contra la naturaleza, a través de la recogida de firmas y del compromiso de no adquirir animales exóticos protegidos vivos, sus restos o productos derivados, difundir los mensajes de la campaña y pedir al gobierno que aumente los medios para luchar contra las redes organizadas y el tráfico ilegal.
Dentro de la campaña se visibiliza la problemática de los distintos animales que sufren esta brutal práctica, entre ellos: el león, el tigre, el rinoceronte, el gorila, el leopardo de las nieves, el pangolín, el jaguar, el orangután y el oso negro asiático.
Desde hace 60 años, WWF crea reservas y espacios protegidos para los leones y toda la vida salvaje que los acompaña. Así, en Soknot (sur de Kenia y norte de Tanzania) existe un proyecto para revertir la situación y duplicar el número de leones para 2050.
La ONG conservacionista también lucha contra los furtivos y se han puesto en marcha distintos proyectos de concienciación que han logrado que algunos de ellos se conviertan en guardaparques. Asimismo, la organización forma a los guardas que luchan contra la caza ilegal y trabaja con ganaderos y líderes tribales para lograr una convivencia armónica entre leones y humanos.
En las zonas de conservación de Namibia, WWF y sus socios desarrollan distintos programas enfocados en los leones en libertad, colaborando con las comunidades locales y compartiendo conocimientos acerca de estos félidos entre ganaderos, guardas forestales e investigadores. A través de estos proyectos se establecen medidas conjuntas como los sistemas de alerta temprana, que ayudan a mantener la convivencia entre estos grandes felinos y las poblaciones locales con el fin de garantizar la protección de los medios de vida y de los propios leones.