Óscar Puente será elegido el sábado alcalde de Valladolid gracias al apoyo que las candidaturas impulsadas por IU y Podemos darán al PSOE. Tras 20 años de hegemonía del PP de Francisco Javier León de la Riva, Puente asume el reto de gobernar la capital de Castilla y León, cuyo cariz conservador y tradicionalista le llevó a ser popularmente rebautizada como ‘Fachadolid’. Él reniega de ese estereotipo y no cree que vaya a ser un regidor de izquierdas en una ciudad de derechas.

Lleva unos días de locos. Apenas ha tenido tiempo, entre actos y reuniones, de saborear el resultado electoral del 24 de mayo. Óscar Puente (Valladolid, 1968) manejará a partir del sábado los designios de la magna y señorial capital castellanoleonesa, esa que parecía destinada a estar gobernada ad eternum por el PP pero que también se ha sumado al cambio de ciclo político. El futuro primer edil se entrevista con SABEMOS en su despacho del Ayuntamiento -cuya puerta principal pretende abrir a la ciudadanía-, edificio que recibe a los visitantes con un enorme lienzo que reproduce el cuadro de Eduardo Rosales Doña Isabel la Católica dictando su testamento. Puente no tiene vértigo ante el reto de gobernar a más de 300.000 personas y manejar cerca de 300 millones de dinero público al año, aunque le gustaría compartir la tarea con las candidaturas impulsadas por Izquierda Unida y Podemos.

¿Ya le llaman «señor alcalde»?

No, hasta el día 13 tengo que mantener la calma y la cautela y en la medida en que la votación no se ha producido… Tenemos mucha ilusión, sobre todo por lo que percibimos en la calle, pero vamos a esperar, vamos a ser prudentes.

Tiene la alcaldía en el bolsillo cuatro años después del batacazo de 2011, que supongo le llevó a replantearse todo. ¿Quien resiste siempre gana?

Yo en 2011 en ningún momento me planteé dejarlo, en ninguno. Era candidato por primera vez y lo dije nada más pasar las elecciones, que no me iba rendir tan fácilmente. Fue muy duro, porque creo que hicimos un trabajo local muy bueno, pero nos vimos arrastrados por una ola que arrasó con todo. Y este mandato ha sido duro también, con momentos muy tensos, pero bueno, al final sí, puede que resistir sea ganar también.

Tuvo además que superar un apretado proceso de primarias que reflejó la división en dos del partido. ¿Ya están más tranquilas las cosas?

Yo siempre digo que un partido de gobierno como es el PSOE cuando está mucho tiempo sin gobernar se vuelve un partido más convulso. Ahora las cosas se tienen que serenar, sin duda.

¿El 24 de mayo ganó la izquierda en Valladolid, perdió León de la Riva o perdió el PP en general?

Yo creo que en Valladolid ha ganado la izquierda, porque el PP ha perdido en muchos sitios pero no en tantos se ha constituido una mayoría de izquierdas. Si uno estudia los resultados del voto urbano en general ve cómo el PP conserva la posibilidad de gobernar con Ciudadanos en muchos lugares y eso no se ha producido en Valladolid. Aquí se ha producido una cosa que no ha sido frecuente: un crecimiento muy grande de la izquierda con un PSOE que ha resistido, no a costa de él. En otros sitios donde la izquierda ha crecido mucho el PSOE ha sufrido un retroceso. Hablo de Madrid, de Zamora, de A Coruña…

¿Cree que el ya exalcalde no ha sabido irse a tiempo?

Yo creo que eso lo piensa en este momento hasta la gente que le ha votado. Forzó la máquina para ir a unas elecciones después de 20 años de gobierno cuando su discurso es que los mandatos deberían limitarse a dos legislaturas, en un escenario personal muy complicado, sentándose en el banquillo un mes antes… Los datos objetivos están ahí, los ciudadanos le han dado un severo correctivo y los tribunales le han condenado. Creo que es difícil salir peor de una institución.

El de Valladolid fue uno de los primeros pactos para desalojar al PP del poder que se dio a conocer. ¿Tanta sintonía tienen las fuerzas de izquierdas o pesaron las ganas de tumbar a León de la Riva?

Hay un principio de acuerdo en torno a la investidura. Estamos ahora tratando de perfilar el Gobierno municipal y ahí es donde hay más dificultades. La cuestión es si vamos a gobernar solos o acompañados, cosa que yo creo que es necesaria. Quiero contar con la colaboración de Valladolid Toma la Palabra (la formación que integra a IU y que efectivamente ayer decidió entrar en el Ejecutivo) y espero que su asamblea así lo determine.

¿No quiere gobernar en solitario porque estaría en una peligrosa situación de inestabilidad?

No, no es por precariedad. La Junta de Gobierno al final toma las decisiones ordinarias y los pactos plenarios se firman en cada pleno, afectan a lo que afectan y sobre todo está el debate presupuestario, que es anual. El resto del tiempo el Gobierno es el Gobierno, hay gobiernos en minoría en toda España e incluso hay ciudades en las que siempre ha habido un Gobierno en minoría desde 1979, como Barcelona, y han funcionado. Lo que pasa es que aquí ahora no es la solución óptima, yo creo que aquí hay un grupo político que ha estado trabajando cuatro años en una sintonía muy grande con nosotros, que tiene gente muy capacitada para echar una mano y yo quiero lo mejor para Valladolid.

¿Y también le gustaría incluir en el Gobierno a miebros de Sí Se Puede, la candidatura apoyada por Podemos?

Es que ellos lo han rechazado. La postura que han mantenido desde el principio ha sido muy clara y muy honesta: apoyarán la investidura pero no gobernarán con nosotros. Parten de una posición de recelo muy importante hacia nosotros, pero su desconfianza es muy superior hacia el Partido Popular y quieren cerrar esa etapa. Incuestionablemente me hubiera gustado contar con ellos en el Gobierno pero no va a poder ser.

¿Teme que ese esfuerzo por marcar distancias por parte de Sí Se Puede vaya a ser un obstáculo durante toda la legislatura?

«Me gubiera gustado contar con Podemos en el equipo de Gobierno pero lo han rechazado»

Mi sensación es que son gente bastante razonable. Tienen ahora que hacer una transición complicada de la calle a las instituciones, tienen que empezar a tomar decisiones, mojarse… y ese es un proceso de adaptación complejo. Pero más allá de eso no creo que vayan a ser un obstáculo, sinceramente, creo que van a ser una ayuda.

¿Cree que esos pactos deben ser la tónica general en toda España o teme que se perciba como un frentismo y que se les vuelva en contra, como advirtió Susana Díaz?

Yo he sido muy claro respecto a lo que dijo Susana Díaz y me ratifico. Creo que cada territorio tiene sus circunstancias particulares y yo no me meto en lo que tienen que hacer los demás, me meto en lo mío y en mi territorio lo que tocaba claramente era cerrar una etapa de 20 años del PP y abrir una etapa de progreso, más social, tocaba una etapa de izquierdas sí o sí.

Ella cree que el bloque antiPP puede ser perjudicial a la larga…

Pero ella me lo explicó personalmente. Es más, ella me trasladó su satisfacción y su comprensión con la situación de Valladolid, que ella aquí hubiera hecho lo mismo. No se estaba refiriendo a esto sino que era una opinión de carácter general.

«Vamos a suprimir la tasa de basuras»

¿Qué será lo primero que haga al llegar al Gobierno?

Hay muchas cosas que queremos hacer inmediatamente. Estamos intentando abrir comedores escolares este verano, vamos a suprimir la tasa de basuras, vamos a abrir la puerta principal del Ayuntamiento por la que ahora sólo pueden pasar los concejales… Desde gestos de este tipo a medidas de fondo y de calado social, no podría elegir una.

¿Cómo va a hacer para asumir el aumento del gasto que suponen algunas de esas medidas con la caída de ingresos que suponen otras?

Nosotros hemos demostrado en los debates presupuestarios que es viable: hemos ido con un plan de empleo con una dotación de 12 millones de euros, con un incremento del gasto social de un millón de euros y con una supresión de la tasa de basuras. Es que hay prioridades que tenemos muy claras. No tenemos necesidad de una unidad montada de policía a caballo, es una auténtica ridiculez. Ni de tener una sociedad mixta de turismo con presupuesto de tres millones anuales para hacer propaganda en el interior de la ciudad. Puedo poner cien ejemplos de gasto con el que no estamos de acuerdo y que reduciríamos para atender otras prioridades, fundamentalmente de gasto social.

León de la Riva suele presumir de haber lavado la cara a la ciudad, dotándola de los mejores servicios públicos que nunca tuvo. ¿Coincide?

Lo que yo digo es qué ciudad no ha cambiado a mejor en los últimos 20 años en este país. Creo que simplemente hay que salir de Valladolid para darse cuenta de que la evolución va en paralelo a la de otras que han vivido el boom de la construcción y de los ingresos y que les ha permitido dar un salto adelante en infraestructuras, en conservación urbana… pero creo que ese modelo en este momento está agotado, no tiene sentido seguir por ahí. Las necesidades ahora están en la ciudadanía. La ciudad está estupendamente pero la ciudadanía está muy mal. Y ese es el discurso que hemos hecho los tres grupos de la nueva mayoría del ayuntamiento. Nuestro modelo es el social y es el que se abre paso frente al estético de León de la Riva.

¿Habrá ‘Pingüinos’ (la concentración motera mundial que desde 1982 tiene lugar en Valladolid y que este año no se celebró por problemas burocráticos) en 2016?

Pingüinos no se celebró en enero por pura desidia y por pura imprevisión del equipo de Gobierno. Tenía un permiso de cinco años en Puente Duero, sabía que vencía y con tiempo suficiente tenía que haber habilitado otro espacio que cumpliera con el requerimiento de la organización y con la legalidad. Y no lo hizo. ‘Pingüinos’ es fundamental y hay que recuperarlo, es un gran dinamizador económico y pone a la ciudad en el mapa.

Pero, ¿ve cerca una solución?

«No será fácil pero vamos a hacer todo lo posible para que el evento ‘Pingüinos’ vuelva a Valladolid en 2016»

Fácil no está pero vamos a poner toda la maquinaria a trabajar. Hemos puesto soluciones encima de la mesa, hemos abierto diálogo con los colectivos ecologistas, hemos propuesto una permuta de la protección de la parcela… Nosotros nos estamos moviendo y vamos a hacer todo lo que esté en nuestra mano para que en 2016 haya edición de Pingüinos. Lo que ocurre es que llegamos después de un año y medio de inactividad en esta cuestión.

El PP ha dicho que con usted en la alcaldía peligra el Concurso Nacional de Pinchos, otro de los eventos señeros de Valladolid.

Ahora hay que revisar muchas cosas pero yo no tengo en mente en este momento ni mantenerlo ni cargármelo, tengo otras prioridades ahora en las que pensar que no son el Concurso Nacional de Pinchos. Cuando llegue el momento lo afrontaremos. Hemos pactado 107 medidas con IU y entre ellas no están ni la supresión ni el mantenimiento, las prioridades en este momento son otras. Analizaremos la rentabilidad y repercusión que tiene, que se nos ha trasladado que son enormes y supongo que lo tienen documentado en algún sitio, y decidiremos. Lo que sí se han acabado son las decisiones arbitrarias.

¿La bajada del sueldo del alcalde y los concejales está siendo motivo de fricción con la candidatura apoyada por Podemos?

No hay roce ninguno. Ellos tienen un planteamiento que yo respeto pero no comparto. El sueldo creo que debe ser proporcionado a la exigencia, a la dedicación, a la responsabilidad y a la cualificación que el puesto demanda, pero no para un político, para cualquiera. Porque si no sería digno, 1.900 euros es un sueldo digno, pero no sería justo. Y yo no estoy para soluciones injustas, ni para mí ni para nadie.

Cambiará el color del Gobierno en Valladolid pero no parece que vaya a ser así en la Diputación ni en la Junta de Castilla y León…

Puede que no haya cambio de signo político en el Gobierno pero cambio va a haber, porque la facilidad con la que han estado gobernando tanto en la Junta como en la dipu no se va a dar ahora, van a estar necesitados de acuerdos, y mucho más controlados. La Junta no ha admitido ni una sola comisión de investigación en 30 años, a partir de ahora van a poder abrirse. La forma de gobernar va a ser otra.

¿El cliché de ‘Fachadolid’ se ha derrumbado? ¿O será usted un alcalde de izquierdas en una ciudad de derechas?

No, es que era un cliché injusto. Valladolid tuvo 16 años alcalde socialista, siempre ha sido una ciudad de tendencia progresista, otra cosa es que el electorado progresista no se ha identificado en los últimos 20 años plenamente con lo que le hemos propuesto desde los partidos de izquierdas. Hasta ahora, que con un abanico abierto sí nos han dado una mayoría clara.

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