Once años después de que el proyecto echara a andar, el Palacio de Congresos de Palma de Mallorca sigue sin arrancar. El grupo Barceló se ha adjudicado su gestión… incluso por dos veces en los últimos años. La primera, la compañía renunció voluntariamente porque, decía, no salían las cuentas. La segunda, ahora, se está complicando por un fallo en el concurso y aún está por ver qué solución se le da. Y tras la previsible salida del PP al frente del Govern balear y del Ayuntamiento palmesano tras el 24M, vuelve a ser posible otro parón y que el contrato quede otra vez en el aire.

Cuando se llega a Palma de Mallorca desde el aeropuerto (el camino más habitual para los foráneos, por razones obvias), uno se topa con un mastodonte de piedra y cristal a medio construir. Dos edificios colosales con vistas al mar, y en obras desde que el mundo es mundo, que acogerán, quizá ya en breve (o quizá no tanto), el Palacio de Congresos de la capital balear y un hotel anexo.

El Palacio de Congresos de Palma es hijo de otra época, de la de antes de la crisis, de ésa en la que algunos gobernantes ataban perros con las longanizas del dinero público

El proyecto es hijo de otra época, de la de antes de la crisis, de la del derroche y descontrol. Es herencia de los tiempos de las construcciones que pecaban de gigantismo y que hoy dan pie a mil y un escándalos. Los tiempos en que las obras faraónicas eran el único baremo con el que algunos gobernantes pretendían que se valorara su gestión. Los tiempos en que esos mismos gobernantes -algunos corruptos, luego se ha visto- ataban los perros con las longanizas del dinero público. Ustedes ya saben.

El Palacio de Congresos de Palma es uno de esos proyectos exagerados: exagerado en sus dimensiones, exagerado en las previsiones de éxito que lo justificaban… y ahora también exagerado en el presupuesto que ha tenido que asumir el erario público (se han superado ya los 125 millones de euros, repartidos a partes iguales entre el Gobierno balear y el Ayuntamiento de Palma) y exagerado en los plazos (el proyecto arrancó hace once años, se empezó a construir hace siete, y ya vamos por el quinto concurso público para conseguir adjudicarlo… y puede que no sea el último).

El legado del ‘expresident’

El proyecto de construcción de un palacio de congresos en Palma vino impulsado por el hoy caído en desgracia expresident Jaume Matas. Según han declarado en sede judicial un acusado en diferentes casos de corrupción, Matas se implicó personalmente en la elección de los terrenos en que se ubicaría el palacio. Según otras fuentes próximas al proceso en esa época, el presidente autonómico también alentó el interés de algunas empresas para participar en el concurso. Y según denuncian en privado fuentes de una empresa afectada por cómo se desarrolló el proceso, Matas también habría participado directamente en el resultado del primer concurso.

El proyecto, impulsado personalmente por el caído en desgracia Jaume Matas, se encuentra once años después de nuevo en un impasse y su futuro está en el aire

Once años después de los primeros pasos del proyecto, el desarrollo del Palacio de Congresos se encuentra paradójicamente de nuevo en un impasse. El grupo Barceló se adjudicó a principios del pasado abril el concurso para la explotación del palacio y el hotel, pero la oposición del Ayuntamiento de Palma denunció la decisión porque los informes de valoración de los activos inmobiliarios habían caducado.

De momento, no hay adjudicación definitiva y el actual equipo de gobierno del Ayuntamiento, del Partido Popular, ha dejado la decisión al siguiente, el que saldrá de los pactos tras las elecciones del 24M. Y, como esos pactos previsiblemente desalojarán al PP del consistorio y del Gobierno autonómico, el sentido de la resolución final es incierto. Y nadie descarta que se abra un nuevo concurso. La historia se alarga…. Otra vez.

2004: érase una vez un palacio…

El Gobierno regional de Jaume Matas y el Ayuntamiento capitalino de Catalina Cirer, ambos del PP, constituyeron en septiembre de 2004 a partes iguales la sociedad pública Palau de Congressos, SA como primer paso para levantar un gran centro de eventos y convenciones en Mallorca. Y casi un año después la empresa elegía al arquitecto Patxi Mangado, autor del palacio de congresos de Pamplona, para el diseño de los edificios. El proyecto original contaba con el palacio de congresos y con dos hoteles anexos (uno de los hoteles acabó quedándose en el camino).

Govern y Ayuntamiento (Cort, lo llaman los mallorquines) adjudicaron en febrero de 2007 la explotación del palacio y de los dos hoteles durante 40 años a una unión temporal de empresas (UTE) liderada por Barceló, con un 50%, y en la que también participaban los grupos turísticos Globalia e Iberostar y las constructoras Acciona y Sampol. El presupuesto de construcción era de 110 millones de euros, de los que 80 millones eran aportados por las empresas y los 30 millones restantes por las Administraciones.

El presupuesto inicial era de 110 millones (80 millones lo ponían Barceló y sus socios, y 30 millones el Govern y el Ayuntamiento). Ya vamos por 125 millones aportados sólo por las administraciones

Entonces el proyecto iba aparentemente sobre ruedas y todas las partes se las prometían muy felices. Tres meses después de la adjudicación, llegaron las elecciones autonómicas y municipales y, contra pronóstico, el PP perdió la mayoría absoluta tanto en el Gobierno regional como en el Ayuntamiento. Toda la oposición se unió en gobiernos de coalición para desalojar al PP, y los impulsores del palacio de congresos, y muy especialmente Matas, quedaron fuera de las instituciones.

Entretanto, Matas decidió abandonar la política y, en un movimiento como mínimo poco estético, el grupo Barceló contrató al expresidente tres meses después de su salida del Govern como ejecutivo en su oficina en Washington. Matas puso tierra de por medio y se marchó a Estados Unidos como alto ejecutivo en la filial norteamericana de Barceló y para tutelar el crecimiento en el Caribe de uno de los fondos inversores de la compañía. “Se lanzaron contra la compañía acusaciones injustas”, dice un portavoz del grupo Barceló, “su contratación no fue una compensación por nada, porque Matas no nos dio ningún trato de favor de ninguna clase. Matas quería irse a Estados Unidos, y nosotros pudimos facilitarlo para que hiciera una labor importante para el grupo allí”. El expresidente abandonó el grupo turístico en enero de 2009, pero mantuvo su residencia en EEUU hasta que comenzó la cascada de imputaciones por diferentes casos de corrupción por su actuación durante su mandato.

Barceló abandona el proyecto

Oficialmente las obras arrancaron en abril de 2008, pero en la práctica los trabajos se demoraron y las excavadoras no llegaron hasta más de un año después. Y es que una de las parcelas implicadas, en la que iba a estar ubicado el segundo de los hoteles, resultó no ser de titularidad municipal, sino de Núñez i Navarro (el grupo del expresidente de Barça Josep Lluis Núñez). Lo que iba a ser una sencilla permuta de terrenos se convirtió en un larguísimo contencioso legal, en el que el grupo promotor catalán ha estado a punto de poner en jaque la continuidad de todo el proyecto del palacio de congresos en varias ocasiones en los últimos años.

Tras adjudicarse la gestión en 2007, Barceló acabó abandonando la concesión en 2009 sin ninguna penalización. La alcaldesa de entonces denunció que la compañía le exigió 30 millones más de fondos públicos

Los problemas legales, los retrasos, un presunto sobrecoste en el presupuesto, el inicio de la crisis que ponía en un brete la viabilidad del negocio, el alto coste de obtener la financiación (y probablemente también la salida del gobierno de Jaume Matas) fueron desalentando a algunas de las compañías que participaban en la UTE adjudicataria, en la que acabaron por quedarse sólo Barceló (con una participación del 95%) y Acciona (con 5% restante).

Pero en mayo de 2009, el grupo de la familia Barceló también anuncia su decisión de abandonar el proyecto. “Empezamos a detectar un problema serio de inseguridad jurídica, por la titularidad de las parcelas y los retrasos, y también de sobrecostes, y decidimos dejar el proyecto”, explican fuentes del grupo Barceló.

La alcaldesa de Palma en ese momento, la socialista Aina Calvo, llegó a denunciar posteriormente que Barceló le había exigido 30 millones más de aportación pública para continuar con el proyecto, y que ella lo vivió, según sus propias palabras, como un intento de “extorsión”. El abandono de Barceló acabó pactándose como una salida de mutuo acuerdo, a pesar de que claramente acuerdo no había, con lo que la compañía no tuvo que abonar la penalización de 5 millones que le habría correspondido. El Ayuntamiento, según ha reconocido Calvo, sólo intentaba con este falso mutuo acuerdo no paralizar el proyecto con una batalla legal que habría durado años.

Obras paradas, concursos desiertos

Pero incluso sin quedar congelado, el proyecto entró en un periodo de incertidumbre que se ha venido arrastrando hasta ahora. Sin adjudicatario para la explotación de las instalaciones, de la UTE original sólo quedó vinculado a la iniciativa Acciona como grupo constructor. Las obras se fueron ralentizando y la constructora de los Entrecanales las paralizó (por primera vez) en junio de 2011, justo un día antes de la toma de posesión del nuevo alcalde de Palma, el popular Mateu Isern, por el impago de 27 millones de euros.

Matas dejó la política tras perder la mayoría absoluta y el Govern en 2007. Tres meses después, Barceló lo contrató como ejecutivo en su filial de EEUU y se marchó a Washington

Con el Partido Popular de vuelta, tanto en el Govern como en Cort, se inicia un largo serial de convocatorias de concursos que resultan infructuosas. Al segundo concurso para ceder la explotación, en abril de 2012, no se presentó ningún candidato. Al tercero, en julio de ese mismo año, sólo acudió el grupo hotelero Meliá, pero no cumplió los requisitos mínimos y también quedó desierto.

En 2013, de cara al cuarto concurso público, las administraciones deciden cambiar las condiciones para hacer más atractivo el proyecto a posibles interesados. Además de la gestión y explotación de las instalaciones durante cuatro décadas, se facilita una opción de compra del hotel anexo. Se encargan tres informes de valoración del edificio hotelero. Una la realiza el Ayuntamiento, y valora el hotel en 40,5 millones de euros; otra corre a cargo del arquitecto Pere González Nebreda y lo tasa en 55 millones; y una tercera es de la consultora CBRE y lo valora en sólo 28 millones. El cuarto concurso, a la postre, vuelve a quedar desierto. Se utiliza como oficial la valoración del Ayuntamiento, que viene a ser, además, prácticamente una media de las tres tasaciones.

2015, el regreso

El presupuesto del proyecto y, sobre todo, quién lo paga han cambiado mucho desde los albores de proyecto. El presupuesto inicial de 110 millones de euros (80 millones aportados por las empresas adjudicatarias y 30 millones por las administraciones), ha pasado ya a 125 millones asumidos enteramente por el erario público (110 millones invertidos en la construcción y 15 millones en indemnizaciones por el parón de las obras y por el deterioro de los materiales). A Govern y Ayuntamiento les urgía encontrar una salida al proyecto y se lanzó, ya este año, un quinto concurso público.

A la nueva licitación acuden Meliá Hotels y, otra vez, el grupo Barceló. Este último, el antiguo adjudicatario que abandonó el proyecto, consigue imponer su oferta. La compañía de los Barceló ofrece un canon de 1,7 millones al año y también 40,5 millones de euros por la opción de compra del hotel que podría ejercerse en cinco años (justo el precio que fija el antiguo informe de valoración de Cort). La oferta de Meliá incluye un canon anual de 1,3 millones y eleva su opción de compra por el establecimiento hasta los 60 millones. Barceló obtiene mayor puntuación, porque el canon y la oferta técnica tienen más peso en la nota de los concursos que la eventual opción de compra del edificio hotelero.

El concejal que frenó todo de nuevo

La muy diferente valoración que hacen ambas compañías para la compra del hotel, no obstante, escamó a un concejal de la oposición del Ayuntamiento de Palma. Toni Verger, portavoz de la coalición de izquierda soberanista MÉS per Mallorca, solicitó al equipo de gobierno toda la documentación del concurso y descubrió que los informes de valoración del edificio (que son los mismos que se utilizaron en el cuarto concurso, el de 2013) estaban caducados y no tenían validez. Verger, azote del PP durante toda la legislatura por la gestión realizada en torno al Palacio de Congresos, había conseguido paralizar el proceso de nuevo.

Entre 2012 y 2013, tres nuevos concursos públicos quedaron desiertos. En la quinta licitación la explotación ha recaído de nuevo en Barceló, con una opción de compra sobre el hotel del proyecto

“Era un escándalo que se adjudicara finalmente un bien público, como es el edificio del hotel, a un precio inferior al real. Y además se adjudicaría a Barceló, sobre el que pesa que ya abandonó el proyecto anteriormente. Entonces Barceló iba a aportar 80 millones para la construcción, ahora se lo va a llevar cuando la construcción ya la han pagado completamente los contribuyentes”, sostiene Verger, que no duda en hablar de “estafa” cuando se refiere a un proyecto en que “los ciudadanos han aportado 125 millones y ninguna empresa privada ha querido poner un euro”.

La mesa de contratación ha adjudicado el concurso a Barceló, el consejo de administración de la sociedad Palau de Congressos, SA ya ha dado el visto bueno, pero un último trámite (la aprobación en junta de gobierno del Ayuntamiento) queda paralizado a la espera de que los técnicos y los servicios jurídicos determinen si la adjudicación es correcta y de que se realizara una actualización del informe público de valoración. El Ayuntamiento en un nuevo informe, tras descubrirse que el anterior había caducado, ha elevado ahora de 40,5 a 42,5 millones el precio tasado del inmueble del hotel. Toni Verger, sin embargo, muestra su convencimiento de que, desde los niveles que se manejaban en 2013, el edificio se ha revalorizado y que su precio estaría muy cerca de los 60 millones de euros que llegó a ofrecer Meliá en el último concurso.

Barceló sigue… de momento

La celebración de las elecciones del 24M, en cualquier caso, ha hecho que la decisión de ese último trámite vaya a quedar en manos del siguiente equipo de gobierno del Ayuntamiento. En los comicios, el PP ha perdido su mayoría absoluta, y se perfila un nuevo gobierno de coalición entre el PSIB-PSOE, MÉS y Som Palma (Podemos), aunque de momento no hay acuerdo. Un nuevo escenario político que deja abiertas las diferentes opciones.

Y es que entre las formaciones que pueden coligarse para gobernar, hay sensibilidades para todos los gustos sobre qué hacer con el Palacio de Congresos: que las administraciones asuman su gestión, lanzar un nuevo concurso público (el sexto) para mejorar las condiciones obtenidas, e incluso aún hay quien no descarta la venta del hotel y el desmantelamiento del palacio de congresos.

La oposición del Ayuntamiento ha congelado el proceso por un fallo en el concurso. Esa oposición puede acabar en el gobierno tras el 24M y se abre la puerta a un nuevo concurso… o incluso al desmantelamiento

Las obras de construcción del palacio, en principio, terminarán en octubre, y los más optimistas auguraban que en enero las instalaciones podrían estar ya operativas y estar llegando los primeros congresistas. No obstante, e incluso si no se revierte la adjudicación prevista y se da el visto bueno definitivo a la concesión a Barceló (algo bastante improbable, hoy por hoy), el inicio de las operaciones parece que se retrasará. “De momento seguimos interesados en el proyecto, pero estamos a la expectativa de lo que sucede en las próximas semanas”, explican fuentes de Barceló. Pero resuena ese de momento.

Una vez transcurridos dos meses desde que la mesa de contratación del concurso abrió los sobres de las ofertas, y dado que no hay adjudicación definitiva, Barceló ya podría retirarse del proceso sin penalización alguna, aunque parece que no tiene esa intención. “Estamos en un impasse, no tenemos previsto utilizar esa cláusula que nos permitiría abandonar. Pero a ver qué pasa a partir de ahora”, indican las mismas fuentes.

Y es que en la compañía existe el convencimiento de que “si siguiera el Partido Popular en el poder la adjudicación seguiría adelante, pero ahora las cosas se complican porque el resto de partidos ni siquiera saben qué quieren hacer con el proyecto”. “Si se convoca otro concurso, estudiaremos en qué condiciones se hace. Pero si esas condiciones complican la viabilidad del proyecto, el concurso quedará desierto como ha pasado ya tantas veces”.

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