Europa espera zanjar la crisis griega este domingo. La cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la eurozona cerró ayer en Bruselas sin ningún acuerdo pero con un calendario de citas claro para dar con una fórmula final para solventar la situación griega, ya sea manteniendo al país dentro del euro o dejándolo caer. Todas las posibilidades están sobre la mesa. «Todo depende de la propuesta que plantee Grecia», repetían ayer casi al unísono los líderes.

Los plazos son muy cortos. La propuesta formal se espera para hoy mismo, que tendrá que ser validada en un Eurogrupo telefónico que ha convocado Jeroen Dijsselbloem. Para mañana jueves, los socios han solicitado al Ejecutivo heleno que plantee medidas creíbles para un acuerdo con una duración de dos años. Es decir, a qué se compromete Grecia para que los socios acepten un tercer programa.

Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo: «He evitado hablar de fechas límites pero ahora lo digo alto y claro. El último deadline es esta semana».

Con el papel sobre la mesa, la pelota pasa al tejado de las instituciones europeas. La antigua Troika tendrá que estudiar el paquete de medidas planteado por Atenas y negociar hasta ajustar lo máximo ambas posturas para que pueda pasar al visto bueno de los ministros de Economía de la eurozona, programado para este sábado. Después del resultado del Eurogrupo el sábado, todos los líderes de la Unión Europea, no sólo los de la eurozona, decidirán sobre el futuro de Grecia y del conjunto de la UE.

Bruselas plantea debatir en otoño la reestructuración de la deuda, algo a lo que se había comprometido antes de que Tsipras convocara el referéndum.Si se dan las condiciones para que haya un acuerdo, Grecia volverá a tener un programa de rescate europeo, con casi las mismas condiciones que había antes de levantarse de la mesa de negociación. La diferencia es que se trata de un programa nuevo, a medio plazo, que dejaría de ahogarla cada pocos meses para enfrascarse en nuevas negociaciones. Sobre la clave de la reestructuración de la deuda, Bruselas lo plantea para debatir en otoño, en el mes de octubre concretamente, algo a lo que ya se había comprometido antes de que Tsipras convocara el referéndum. 

El calendario ésta vez parece definitivo. O lo es. Es la primera vez que los líderes nombran la pesadilla del Grexit como única alternativa si no se consigue un acuerdo antes del domingo. Concretamente, el sábado en el marco del Eurogrupo. Reunir a todos los líderes de la UE el último día de la semana también denota que en Bruselas no se tiene la confianza ni la certeza de que se pueda cerrar un acuerdo tan rápido.

Bruselas plantea debatir en otoño la reestructuración de la deuda, algo a lo que ya se había comprometido antes de que Tsipras convocara el referéndum.

«Si no ocurre (el acuerdo) se acabarán las negociaciones, y se incluirá el Grexit como escenario. Será lo más dañino para el pueblo griego y para Europa. Sólo tenemos cinco días para encontrar el acuerdo. Hasta ahora, he evitado hablar de fechas límites pero ahora lo digo alto y claro. El último deadline es esta semana. Tenemos la responsabilidad de resolverlo«, reconocía el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, también aseguró que no podía excluir ninguna posibilidad dado que los plazos que se han ido pidiendo a Grecia a lo largo del proceso de negociaciones se han ido incumpliendo sistemáticamente. Ambos líderes se mostraron duros, con semblante de resignación ante cualquier eventualidad. La Comisión, aseguraba Juncker, está preparada «para todo». «Desde un escenario de Grexit a un escenario de ayuda humanitaria, y otro para mantener a Grecia dentro de la zona euro», añadía.

Por su parte, Tsipras explicó a sus colegas cuáles eran sus intenciones después de la victoria del `no´en el referéndum, en un intento de recuperar la confianza perdida. «Mantener al país dentro de la zona euro», fue el mensaje. Ha sido después de esta declaración de intenciones que los socios han considerado volver a la mesa de las negociaciones. Serán cortas. Hasta el domingo, ni un día más, dicen.

Grecia pierde otra oportunidad

El Eurogrupo de ayer en Bruselas, previo a la cumbre, concluyó pronto. No hubo propuesta griega encima de la mesa. Nada que discutir. Por la mañana, fuentes europeas ya advertían de que el Gobierno de Tsipras no había enviado ninguna propuesta formal con medidas para poder empezar de nuevo las negociaciones. 

Sin palabras debieron quedarse los socios cuando vieron que se les había convocado de nuevo en Bruselas para otra reunión extraordinaria y que no había base para una discusión. Casi parece un chiste. Después de la victoria del `no´en el referéndum y de que el Ejecutivo heleno insistiera por activa y por pasiva en que ese resultado significaba que iba a negociar con más fuerza con la Troika por los intereses del país, se han olvidado de la inmediatez.

Hoy tendrán que volver a reunirse, esta vez a través de una teleconferencia, para conocer la nueva propuesta griega y dar o no luz verde a empezar las negociaciones para un tercer rescate.

Las propuestas escritas «llegarán mañana (por hoy)», señalaba el presidente del Eurogrupo, que parece moverse a la voluntad griega. La primera reunión del recién designado ministro de Finanzas, Euclides Tsakolotos, no le ha servido para lanzarse al estrellato. Sin declaraciones al entrar en la reunión y sin propuestas sobre la mesa, uno se pregunta cuál es la nueva estrategia de Tsipras. Apenas tuvo una rápida aparición por la sala de prensa, como acostumbraba su antecesor, Yanis Varoufakis. «Ha habido algunos avances», aseguraba.

Puede que siga pretendiendo liderar las negociaciones al primer nivel político y relegar a los ministros a un segundo plano. La realidad es que el Eurogrupo se mueve al ritmo griego. Hoy tendrán que volver a reunirse, esta vez a través de una teleconferencia, para conocer la nueva propuesta griega y dar o no luz verde a empezar las negociaciones para un tercer rescate.

Sólo Francia parece pro Tsipras 

Entre todos los países de la eurozona Francia ha sido el único que claramente ha rechazado la posibilidad de un Grexit para Grecia. Su presidente, François Hollande, ha sido tajante en esto. Está dispuesto a ayudar al país e incluso a sacar a la mesa el tabú de la quita de la deuda. Ha apelado a la solidaridad de todos los socios con Grecia.

Al acabar ayer la cumbre, titubeaba cuando se le preguntaba sobre la posibilidad de un Grexit real, y terminó cediendo. Aunque volvía a insistir en la postura de Francia completamente en contra de la salida de Grecia del euro, se vio obligado a reconocer que puede ser una de las alternativas que se planteen esta semana si el país no cede y presenta un paquete coherente de reformas. «No es como trabaja Francia (en un escenario Grexit) pero tenemos que afrontar también esa opción, aunque para nosotros no es una solución».

«Necesitamos un acuerdo global con reformas estructurales a medio plazo… Tenemos que ser capaces de hacer respetar las reglas y al mismo tiempo dar una dimensión política a Europa, que muestre que queremos que un pueblo salga de las dificultades, pero siempre dentro de un proceso», afirmó en la rueda de prensa al finalizar la cumbre. 

Grecia mira a Rusia y a EEUU

Cuando Europa no responde hay que buscarse amigos hasta en el infierno. Hacia el Este, Tsipras encontró a Putin, y hacia el Oeste, a Obama. Los aliados pueden llegar de donde uno menos se lo espera y Tsipras está jugando todas sus cartas. Ayer, tras una conversación telefónica con el primer ministro griego, la Casa Blanca emitió un comunicado donde pide a Europa un acuerdo que mantenga a Grecia dentro de la eurozona.

Obama llamó incluso a la canciller alemana, Angela Merkel, que habrá recogido la voluntad estadounidense. Veremos muy pronto la efectividad de la táctica griega. Si los socios directos no contestan, hay que apuntar más alto. Y Tsipras no ha dudado, ha apuntado a quien mueve los hilos de la Unión Europea.  

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