Este domingo vuelve a tocar Super Bowl y eso significa, en lo que a la televisión toca, toda una serie de efectos colaterales y aprovechamientos que han ido convirtiendo un simple partido ‘de concordia’ en una máquina de generar dinero. Anuncios, series, espectáculos musicales y, a veces, fútbol americano. Una historia que incluye hasta a Lassie.

Es difícil no conocer aunque sea de oídas la existencia de la Super Bowl. Es un fenómeno mundial mencionado en series y libros, una suerte de celebración deportiva más cerca de una festividad pagana, en el sentido no solo celebratorio sino, sobre todo, por cómo se ha olvidado el objetivo inicial. Uno en el que los organizadores les costó empezar a sacar dinero debido a unos inicios moderadamente tranquilos hasta que quedó claro su poder y decidieron desterrar a Lassie.

Pero cómo no va a haber mercantilismo cuando estamos hablando de un espectáculo que ha logrado interesar a una parte fija del público americano. Para explicar todo esto lo mejor es empezar por su origen.

Historia de un partido

En Estados Unidos siempre ha habido mucho respeto por la iniciativa privada. Casi tanto como por la competencia. Incluso en el deporte. En cuanto hubo oportunidad surgieron diferentes ligas de baloncesto, béisbol y, por supuesto, fútbol americano.

En los años 60 dos eran las más importantes: la NFL era la jefa indiscutible, creada en los años 20 y dominando la mayor parte de ellos, se encontraba finalmente con una competencia, la AFL que se abrió a principios de la década. Logró consolidarse como alternativa. Tanto que en 1966 decidieron unificar sus ligas separándolas en conferencia Este y Oeste a partir de su integración total en 1970. Mientras tanto, y para ir abriendo boca, se les ocurrió enfrentar a los ganadores de una y otra liga. La idea era que en invierno se enfrentaran los vencedores de las temporadas iniciadas el año anterior. De ese modo se pudo celebrar en 1967 la I Super Bowl. Además, había logrado su nombre de una manera más que curiosa. Originalmente llamada la ‘AFL-NFL Championship Game’, Lamar Hunt, propietario de los Kansas City Chiefs, decidió explicar que ya no era un Bowl -competición especial de gran rivalidad- sino una Super Bowl. Fue un hallazgo afortunado que pronto se hizo común. Igual que el uso de números romanos para numerarlas -algo que se rompe por primera vez este año-.

Recorte de prensa de la I Super Bowl

La Super Bowl fue originalmente emitida a la vez por la NBC y la CBS (aunque con diferentes comentaristas) en un mercado con solo tres Grandes Cadenas. En años posteriores fue limitada a los mercados de las ciudades que las acogían, al principio era un simple evento. Uno con una buena cantidad de público pero no uno especialmente llamativo.

La NBC y la CBS se alternaron durante los primeros años para emitirla. A partir de su séptimo año fue ya para todos Estados Unidos. Se estableció un juego de rotaciones en el que no entraría la ABC hasta finales de los ochenta, de 1985 hasta 2006, emitiéndola un total de 7 veces durante esos 21 años. La FOX, creada en 1987, no entraría en las rotaciones anuales hasta 1997, igualando de momento las de la ABC. Por contra, NBC y CBS llevan 18 emisiones cada uno, aunque solo la NBC ha emitido -de momento- dos Super Bowl seguidas debido a esos extraños acuerdos de emisión que firman con la NFL las cadenas y que mantendrá esta rotación hasta 2022. 

Entre otras cosas porque los datos de audiencia acompañan. Es el programa más visto en Estados Unidos, es uno de los eventos deportivos anuales más vistos a nivel global tras la final de la Champions League y junto con el Real Madrid-Barcelona, y logra unas cifras anuales impresionantes… sobre todo si se hace caso a la propia organización. La NFL tiende a dar como cifra el total de espectadores que durante el partido han pasado y parado unos minutos. La realidad es que la media de espectadores, es decir, los que han visto una cantidad notable del total que es como se mide en el resto de programas, es mucho menor pero aún impresionante. Sin embargo el porcentaje de espectadores parece fijado en torno al 47% desde 1985 aunque la cifra de los mismos haya ido creciendo año tras año permitiendo así superar finalmente con la edición de 2014 el número de espectadores del capítulo final de M*A*S*H -que aún tiene la victoria en ‘share’, como comentábamos antes- aunque en el proceso el partido en sí haya logrado no ser tan importante como todo lo que le rodea.

Sí, sigue siendo una suerte de gran copa entre dos campeones y, por tanto, merecedora de una atención que se supone en torno a los 200 millones de espectadores y con un ‘share’ del 80%… si contamos por acumulación. Pero no siempre es el juego lo que está viendo la gente.

Montar un espectáculo por la audiencia para la audiencia

En los años 60 el espectáculo de medio tiempo era el clásico, la banda amenizaba la espera. No sería hasta 1972 cuando presentaran algo más que un músico o una actuación especial de una banda. Se trató de la intervención de Ella Fitzgerald y Carol Channing -que ya participara en 1970-, además de la banda. No acabó de fraguar, y aunque el himno americano pasó a ser interpretado por gente como Diana Ross (1982), Barry Manilow (1984), Neil Diamond (1987), Billy Joel (1989) o Whitney Houston (1991) el espectáculo seguía centrándose sobre todo en coros y bandas de moda.

En 1987, por ejemplo, y siguiendo el tema «Salute to Hollywood’s 100th Anniversary – The World of Make Believe» tuvo varias bandas -y las apariciones especiales de George Burns y  Mickey Rooney- interpretando, entre otras, la sintonía de Bonanza, Indiana Jones, o Footloose, «What a Feeling», «That’s Entertainment», «Somewhere Over the Rainbow»o «When You Wish Upon a Star».

No sería hasta 1991 cuando empezó a fijarse otro estilo gracias a una mezcla de bandas y estrellas. Ese año participarían New Kids on the Block y en 1992 Gloria Stefan. Precisamente durante esta actuación la FOX decidió hacer una de las suyas intentando contraprogramar con un episodio especial en directo de su «In living color» logrando darle un mordisco de audiencia suficiente como para que a partir de ahí decidieran que había que aniquilar con el espectáculo.

Eso provocó que en 1993 contraatacaran nada menos que con Michael Jackson. Interpretó varios de sus éxitos y alguna de sus novedades logrando un superéxito de audiencia y permitiendo demostrar también el poderío. De este modo nunca más las actuaciones del intermedio fueran un engorro, aunque no fuera tan fácil cambiar los acontecimientos y el siguiente gran solo del intermedio no llegó hasta 1996 con Diana Ross.

El formato de varios intérpretes seguía predominando entre otras cosas porque era difícil encontrar a un solo cantante capaz de aguantar el tirón de espectacularidad necesaria, y porque la NFL decidió que no iba a pagarles. Cubriría los costes del espectáculo, pero el aumento de ventas que, aseguran, tienen los participantes tendría que servirles como compensación. Algo que iría a más con la filtración de que la NFL pretendía cobrar a los músicos por la actuación asegurando que la visibilidad que les daba y el aumento de ventas debería entenderse más como un anuncio que como un servicio. Por supuesto la organización lo negó todo pero siguen saliendo este tipo de historias de manera recurrente. Y no es extraño, porque ahora es una máquina de hacer dinero.

Anuncios, patrocinios y otras distopías

Una de las primeras cosas que vienen a la cabeza cuando se habla de la Super Bowl son sus anuncios. Con uno de los minutos más caros de la televisión, los anuncios tenían que ser algo especial, podían crear campañas magníficas o lanzar a una compañía a la infamia. De ahí que pronto se empezara a discutir sobre los mejores anuncios creados para la competición, algo que sigue siendo un tema recurrente de piezas sobre la competición y que, a la vez, ha acabdo mutando en lo que es hoy.

Anuncios que van moviéndose de otra manera. Esto se produce debido a la aparición de auténticas piezas virales que algunas marcas prefieren ir filtrando antes. De esta manera el factor sorpresa viene de otros lados, como la rapidez con la que los creativos pueden crear twits alusivos como el que en 2013 logró poner a Oreo en boca de todos. Y es que son preciados minutos televisivos que muchas marcas deciden que pueden intentar moverse de otra manera. Al fin y al cabo no es tan sencillo lograr igualar la brillantez con la que E*Trade logró demostrar, satirizar y conmover en un solo anuncio absurdo.

Pero todas las marcas tienen que medir lo que harán. Los términos Super Bowl y Super Sunday están registrados -por ridículo que parezca– intentando cobrar por su uso y logrando ser satirizados por Stephen Cobert y su Superb Owl, y lanzándose en todo tipo de extrañas disputas legales sobre el tamaño de la pantalla que podía emitirlo empleando cuando era necesario el uso de siempre comprensivos políticos.

Del mismo modo el eufemismo The Big Game fue cobrando fuerza para evitar esos problemas, llevando a la NFL a intentar registrarlo también pese a ser utilizado de forma genérica para distintos eventos durante los años. La voracidad recaudadora de la NFL fue llevada más allá de lograr patrocinadores para la emisión y para diversos momentos, también usándolos para la gente del estadio, tomando las ciudades en las que se celebran de manera que puede llegar a resultar complicado diferenciar su comportamiento del de una película distópica sobre un futuro en manos de las megacorporaciones.

Quejas sobre el estadio convertido en una fortaleza, peticiones desaforadas a las ciudades que incluyen invasión del espacio público, bien cerrando callespor los patrocinadores o expulsando a los sin techo; son algunos de los puntos oscuros que demuestran el poder económico de la NFL. Un evento de rentabilidad siempre discutida pero que tiene un impacto claro. Al menos para televisión.

El impacto de la Super Bowl en la programación (más allá de Lassie)

Ya hemos hablado de la audiencia que arrastra la Super Bowl. Es sencillo comprender que frente a esto el resto de las cadenas suele resignarse a emitir repeticiones o preparar alguna alternativa a los deportes. Pero de lo que realmente tendríamos que hablar es de los programas que se emitían justo a continuación. Al fin y al cabo, entra en lo posible que varios de esos millones de personas no cambien de canal.

Esto en los primeros años no parecía tan obvio. De ahí que la CBS emitiera tras la emisión de sus tres primeras Super Bowl nuevos capítulos de Lassie -la serie más emitida tras el partido, aunque no el progama, ese honor le corresponde a «60 minutos»-. No es la única idea que a día de hoy resulta sorprendente, la NBC despachaba sin problemas un telefilme del contenedor The Wonderful World of Disney como The Mystery in Dracula’s Castle, haciendo que tuviera una audiencia millonaria. Otra opción era programar simplemente lo que tocaba aquellas noches de domingo, fueran capítulos de Perry Mason o las noticias.

Todo esto comenzó a cambiar en 1978 cuando la popular All in the family emitiera un capítulo especial: «Archie and the Super Bowl». A partir de ahí pareció que las cadenas se daban cuenta del público potencial. En 1979 se emitió por primera vez un piloto -de la serie Brothers & Sisters– para ver si el público respondía. Aunque no sería hasta 1983 cuando se convirtió en una costumbre para lanzar series empezando por el primer episodios regular de El Equipo A.

Tras ellos llegarían todo un rosario de pilotos durante más de una década. Se estrenaría allí Airwolf, MacGruder & Loud, The Last Precint, el tabloide informativo «Hard Copy», Aquellos maravillosos años, La hermandad de la rosa, Grand Slam, Davis Rules, Homicidio: La vida en las calles, la sitcom Gone for Goode -que sería seguida por un nuevo episodio de The John Larroquette Show– y Extreme.

El éxito sería relativo, «Homicidio» lograría una gran audiencia y un público fiel, Grand Slam sería cancelado en su sexto episodio. Quizá por ello en 1996 la NBC decidiría romper la racha de 13 años de estrenos emitiendo en su lugar un capítulo doble de Friends que se convertiría de inmediato en el más visto de la serie y que acabaría de lanzarla al estrellato a la ya prometedora creación que estaba aún en su segunda temporada, poniendo una marca de audiencia que no sería superada en ningún momento.

A partir de aquí la aparición de series consolidadas como Expediente X (1997), Survivor (2001) o Malcolm in the middle (2002) se mezclaría con el lanzamiento de otros programas como Padre de familia (1999), El abogado (2000) o Anatomía de Grey (2006) entre otros. Ganando tracción -quizá porque febrero cada vez es peor mes para estrenar una serie para las cadenas generalista- estos últimos años los intentos de apuntalar o relanzar series ya establecidas.

Las últimas tendencias

Pero aún queda espacio para la sorpresa, empezando por este mismo año. Al propio partido lo seguirán programas especiales de «The Late Show with Stephen Colbert» y «The Late Late Show with James Corden» siguiendo otra de las tendencias de los últimos años.

En 2003 la ABC intentó lanzar «Jimmy Kimmel Live!» emitiendo el primer episodio de su late night show esa misma noche. No estuvo muy calculado porque incluyeron por medio un pequeño concierto de Bon Jovi y un capítulo de Alias, pero al menos lo habían intentado. En 2012 la NBC volvió a intentarlo colocando a continuación de la primera entrega de «The Voice» el primer programa de «Late Night with Jimmy Fallon» acompañándolo de invitados especiales. A partir de ahí sería habitual ver que a la serie de turno le seguía un especial, fuera «The Late Late Show with Craig Ferguson» (2013) o «The Tonight Show Starring Jimmy Fallon» (2015). Hasta llegar a este año. 

Stephen Colbert no ha querido contar mucho de lo que nos espera, pero sí se ha aunciado que entre los invitados estarán Tina Fey, Margot Robbie, Will Ferrell, Keegan-Michael Key & Jordan Peele. Del programa de Corden se sabe menos aún, solo que habrá un Carpool Karaoke -la sección viral estrella del programa- con Elton John. Puede parecer un movimiento raro pero la CBS no parecía necesitada de apuntalar ningún otro de sus programas y sí de atraer algo más de atención sobre sus ‘late shows’. Y en realidad no será más extraño que aquella vez que decidieron seguirlo de una edición especial de «60 minutos» que no llegó a 30 en la que el matrimonio Clinton negaba los rumores sobre una relación entre el presidente y Gennifer Flowers

Como hemos visto la Super Bowl se ha ido construyendo con los años hasta llegar al momento actual. Ha ido creando todo un imperio mediático y siendo usada para diversos propósitos: desde la transformación de ciudades hasta la venta de publicidad o la mejora de audiencias pasando por los cada vez más faraónicos entretenimientos de medio tiempo que casi cuesta recordar que en algún momento hay un partido de fútbol americano.

Quizá cuando uno piensa en las discusiones que causa se acuerda antes del célebre ‘wardrobe malfunction’ que los Seattle Seahawks barriendo el suelo con los Broncos de Denver. Y es que al final el espectáculo -además de por el dinero- acaba recordándose por el propio espectáculo retroalimentado. Esperemos que en esta ocasión podamos disfrutar de todos sus aspectos.

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