La alianza que Rajoy busca en el Congreso no es algo inédito: se ha dado en autonomías, provincias y capitales. Muchas veces sirvió para superar bloqueos similares al que ahora vive la Cámara baja.

Un pacto entre populares y socialistas es la solución deseada por Mariano Rajoy para superar el bloqueo político del Congreso. Pedro Sánchez se resiste a ello, convencido de que tal acuerdo sentenciaría a su partido, ya muy debilitado por el empuje de Podemos desde el flanco izquierdo. Sánchez no quiere reproducir a escala nacional un entendimiento que sí se ha producido en los últimos tiempos en varias autonomías, diputaciones y localidades españolas.

A menudo han sido pactos de urgencia, fruto de la falta de acuerdo con otras fuerzas, situación parecida a la que podría darse próximamente en la Cámara baja. Descontando las obvias diferencias entre la política nacional y la local, provincial o regional, recordamos algunos de esos pactos que indicarían el camino por el que quiere transitar Rajoy.

1. País Vasco. Es el caso paradigmático, el que el PP saca a relucir frecuentemente para reivindicar una gran coalición en el Congreso. En 2009, los socialistas se hicieron con el Gobierno vasco gracias al apoyo de los populares, que a cambio obtuvieron la presidencia de la Cámara regional. Era la primera vez que el PNV perdía la lehendakaritza y el gran beneficiado fue precisamente Patxi López, a quien ahora el PP ha despejado el camino a la presidencia de las Cortes previo pacto con Ciudadanos. La intención de Rajoy es que aquel acuerdo -que sirvió para neutralizar el desafío soberanista de Ibarretxe- se repita ahora, con socialistas y populares intercambiándose los papeles.

2. Asturias. Más allá del extendido rumor que apunta a un histórico y tácito pacto entre PP y PSOE en el Principado -denunciado en múltiples ocasiones por Francisco Álvarez-Cascos-, lo cierto es que en 2014 el socialista Javier Fernández sacó sus presupuestos adelante gracias a y solo al apoyo de los populares. Un entendimiento a un año vista de las generales que fue leído por muchos como preludio de una gran coalición en el Congreso. Fernández fue reelegido presidente asturiano en 2015 gracias al apoyo de IU y la abstención de Podemos, que le hicieron sudar sangre antes de investirle. Ahora no ha sido capaz de convencerlos para apoyar los presupuestos de 2016, que continúan encallados.

3. Navarra. La atomización política de la comunidad foral -no ha conocido mayorías absolutas en toda la democracia- ha dificultado en varias ocasiones la formación de gobierno, con escenarios parecidos al que ahora se da a escala estatal. En 2007, los socialistas navarros intentaron un pacto con los nacionalistas de Na-Bai e IU que Ferraz vetó. La dirección federal impuso que se le despejara el camino a Miguel Sanz, líder de la UPN donde de 1989 a 2008 se integró el PP. En 2011, el entendimiento del centro derecha con el PSOE alumbró un Ejecutivo de coalición que acabó roto un año después. En los años 80, el socialista Urralburu también se apoyó en UPN para desarrollar su gestión.

4. Badajoz. La Diputación provincial pacense es una de las instituciones donde más y mejor ha funcionado la entente PSOE-PP. Los presupuestos para 2015 fueron elaborados al alimón por ambas formaciones por octavo año consecutivo. Una racha que se rompió con las últimas cuentas públicas, solo respaldadas por la mayoría absoluta socialista.

5. Vigo. La ciudad más poblada de Galicia acogió en 2014 un pacto entre PSOE y PP que la prensa local calificó de “histórico”. El Acuerdo por Vigo, impulsado por el alcalde socialista y exministro Abel Caballero, integró un catálogo de compromisos que “marcará el futuro y las infraestructuras fundamentales de los próximos 30 años” para la urbe, en palabras de José Manuel Figueroa, entonces portavoz popular.

6. Palencia. En esta capital castellana, donde el alcalde del PP fue investido gracias a la abstención de Ciudadanos, los presupuestos de 2016 han salido adelante fruto de un acuerdo entre populares y socialistas. La formación naranja se negó a negociar si el regidor no abandonaba su puesto en la Diputación, lo que llevó a éste a entablar diálogo con el PSOE, aceptar algunas de sus enmiendas y ganarse la abstención socialista para validar la norma el pasado 28 de diciembre.

7. Lugo. La batalla de PP y PSOE por la diputación lucense vivida en 2015 -con transfuguismo socialista de ida y vuelta y moción de censura incluida- contrasta con el entendimiento que han alcanzado ambas formaciones en la capital los últimos años. Un talante pactista que alumbró, por ejemplo, el importante plan de inversiones de 2014 (181 actuaciones) o la aprobación de los presupuestos de 2008.

Además de estos casos, se han producido acuerdos de gobierno entre PP y PSOE en numerosos municipios, como Vilagarcía de Arousa (Pontevedra), Sepúlveda (Segovia), Ermua (Vizcaya), Caniles (Sevilla) o Pozoblanco (Córdoba), sin que quepa sacar demasiadas conclusiones por las obvias peculiaridades de la política local. Sí son más indicativos los pactos de Estado alcanzados históricamente por socialistas y populares -desde las dos reformas de la Constitución (1992 y 2011) al consenso en política internacional o antiterrorista, pasando por las primeras fases de la reforma financiera o el eje común que forman frente al independentismo-, las veces que han coincidido en el Parlamento Europeo (votan juntos el 73% de las iniciativas) o el acuerdo alcanzado recientemente -con la imprescindible mediación de Ciudadanos- para componer la Mesa del Congreso.

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