Es una canción ya mítica: El grupo estadounidense The Connells alcanzó una cierta fama en 1995 gracias a este tema sobre la memoria y las heridas que dejan los recuerdos. 20 años después la banda sigue en activo, pero… ¿Qué fue de los chicos de la promoción de 1975?

Año 1995. The Connells, una modesta banda de pop-rock logra colarse en los primeros puestos de las listas de éxitos con un tema (’74-’75) que en Estados Unidos no había logrado ninguna especial relevancia dos años antes, cuando se había publicado el album Ring al que pertenecía. Un caso curioso. El ritmo pausado y melancólico de la canción logró triunfar sin embargo en gran parte de Europa: el single llegaba al número 1 en Noruega y Suecia, al número 2 en Bélgica, al 3 en Suiza e incluso alcanzaba la 14ª posición en el más exigente Reino Unido.

En aquellos mediados de los 90 (pre-internet) en los que casi la única ventana al mundo musical exterior eran la radio y los programas de televisión musicales, The Connells lograron atravesar el océano y dejar una cierta impronta en forma de canción triste que se ha ido convirtiendo en una leyenda. Aunque una leyenda minoritaria: pocos han sido los medios que se han acordado del 20 aniversario de este single. Una injusticia que vale la pena combatir.

No solo es que la canción ’74-’75 fuera un temazo de por sí, que lo era: una sencilla historia de amor, memoria, nostalgia y miedos pasados. Pero había algo más que convertía este single en una canción hoy todavía recordada. Un memorable vídeo musical a cargo del director Mark Pellington (en Youtube tiene casi 9 millones de reproducciones) en el que se mostraba con gran sensibilidad una idea muy sencilla: el paso del tiempo.

Entrelazado con las imágenes de la banda, Pellington mostraba las fotografías de auténticos jóvenes graduados en el curso 1974-1975 en el instituto Needham Broughton de la ciudad de Raleigh (Carolina del Norte). Precisamente la localidad de donde son originarios The Connells. El videoclip mostraba la evolución de varios de aquellos alumnos y su cambio de aspecto entre 1975 y 1993 (1995 a efectos de Europa).

Y el tiempo era implacable a ojos de Pellington: El joven que a mediados de los 70 tenía la melena afro más abultada era en 1995 un rechoncho y calvo guarda de seguridad; un joven negro que en el anuario (se puede consultar aquí) posaba con una amplia sonrisa, era casi 20 años después un serio (¿triste?) hombre de negocios, casi contrariado por tener que salir en ese vídeo. Otro de los alumnos, que en la foto en blanco y negro de su yearbook lucía media melena, a mediados de los 90 era un padre de familia que se veía impedido para caminar y posaba en silla de ruedas.

Han vuelto a pasar 20 años…

Dos décadas después se cumplen ya 40 años de aquella inolvidable (gracias a la canción de The Connells y al vídeo de Mark Pellington) promoción del 75. ¿Cómo han cambiado todos? The Connells, que no han vuelto a tener ningún éxito semejante, siguen siendo una banda en activo y adaptada a los tiempos: tienen una página web en la que actualizan sus noticias y agenda de conciertos, un blog y hasta mantienen una cuenta de Twitter (@connellsmusic) en la que apenas tienen unos 900 seguidores.

Por lo demás, los miembros de The Connells siguen residiendo en Raleigh. Algo debe de tener esta ciudad mediana (426.000 habitantes) del condado de Durham para conseguir que tantos de sus hijos sigan viviendo en la localidad en la que se criaron. Algo debe de tener también el instituto Needham Broughton para crear una inmensa comunidad a su alrededor: asociación de antiguos alumnos, grupos de Facebook… Así es que algunos de los protagonistas del vídeo ’74-’75 siguen en contacto unos con otros, y viviendo en esta ciudad fundada en honor del pirata y corsario Sir Walter Raleigh.

Cuarenta años no son nada

Pero, ¿qué sido de los jóvenes de la promoción del 75? Cuarenta años después casi todos rondan los 58 años. No todos están localizables, pero sí se puede echar un vistazo a aquellos que han abierto una ventana a sus vidas por las redes sociales o gracias a su éxito profesional. Es el caso, por ejemplo, de Harvey D. Heartley Jr, el joven negro sonriente que veinte años después era un entristecido hombre de negocios. Heartley Jr (hijo del fallecido Harvey D. Heartley Sr, legendario entrenador de baloncesto de la Universidad de Saint Augustine) es hoy el CEO de HDH Partners, una «joven pero creciente» compañía de servicios financieros en el estado de Carolina del Norte.

Con 30 años de experiencia en el sector bancario y tras ocupar puestos de vicepresidente del Banco Central de Carolina (entre otros), Heartley Jr (aquí su perfil de Linkedin) se atrevió a abrir su propia firma de servicios financieros en el condado de Durham. «Harvey usa las facilidades de deuda para ayudar al ciudadano medio con su hogar, sus finanzas de negocios…», asegura en su perfil.

Otro caso curioso es el de Frank King, un joven blanco y de ojos despiertos. En el vídeo de 1995 King aparecía apenas un segundo. Sus gafas y su aspecto serio no ponían nada fácil adivinar su verdadera profesión: Frank King es cómico «de cuello blanco» y monologuista especializado en actuar en eventos corporativos y de empresa. Incluso tiene una página web y un canal de Youtube a través de la cual pueden verse algunas de sus actuaciones y se le puede contratar.

Beverly Hyman Clark (Beverly Clark Freeman por su nombre de casada), por su parte, era una sonriente y guapa muchacha allá por 1975. Como buena parte de sus compañeros de promoción sigue viviendo en Raleigh, donde forma parte de la asociación de emprendedores local. Según ella misma explica en su perfil profesional público, es una consultora experta en planes de desarrollo para empresas de 50 o más empleados.

Como ella misma reconoce, dejó su trabajo con todo tipo de beneficios para «durante la peor recesión» empezar su propio negocio de consultoría donde su «ética no se verá comprometida». Conserva además amistad entre otros con Steve Gurganus, otro de los protagonistas del vídeo ’74-’75. Ese chico con cara de tímido seguía conservando un gesto similar allá por 1995; no se puede decir lo mismo de su perfil público en Facebook, donde muestra su lado más cómico.

¿A qué se dedica Gurganus? Trabaja para la firma Womble Carlyle como «un profesional veterano en uso del suelo y planificación». Es decir, trabaja en colaboración con las autoridades en la planificación urbanística de movilidad allí en Carolina del Norte. Son solo cuatro ejemplos. Seguro que hay más. Pero quizás sea más interesante investigarlos dentro de otros 20 años…

74-75 – The Connells from Mark Pellington on Vimeo.

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