‘Rockking’, el musical de Elvis Presley, llega por primera vez a Madrid directamente de Las Vegas a la Gran Vía, protagonizado por Greg Miller, el mejor imitador del Rey del rock and roll. El reconocido artista estadounidense ha sido invitado a los programas más famosos de la televisión americana e incluso apareció en ‘Leaving Las Vegas’ junto a Nicholas Cage, pero si algo le diferencia de sus competidores es que él sí conoció en persona a Elvis . Hablamos con este simpático artista sobre la atípica amistad que unió a admirador e ídolo durante los últimos años de la vida del héroe de Misisipi, en un casi perfecto castellano supervisado por su esposa, madrileña, a la que también conoció gracias a Elvis Presley.

¿Elvis sigue vivo?

Ojalá. Pero entonces, ¿por qué no me ha llamado? Si siguiera vivo estaría en un bosque muy lejos o en un barco en el mar… en cualquier sitio donde tuviera privacidad y pudiera estar tranquilo. Y seguro que estaría contento.

¿Y eres realmente su hijo?

No, pero la verdad es que podría haberlo sido y aún hay gente que lo cree. En uno de los conciertos a los que fui, Elvis me saludó desde el escenario, me lanzó un pañuelo y dijo “dios te bendiga, hijo”. Después del concierto tenía a 200 personas pidiéndome fotos y preguntándome si de verdad era su hijo. Pero no era más que una forma de hablar típica del sur.

“Después de aquel concierto tenía a 200 personas pidiéndome fotos y preguntándome si de verdad era el hijo de Elvis”, recuerda Greg Miller.

Si algo te diferencia de otros fans e imitadores es que tú llegaste a conocer al Rey y fuisteis amigos. ¿Cómo era Elvis fuera del escenario?

Fue un fenómeno musical que cambió el mundo entero. Pero como persona era un hombre sincero y muy generoso, un buen hombre. Hay mil historias que demuestran la ayuda desinteresada de Elvis, regalando anillos, coches y de todo a personas que lo necesitaban. También ayudaba a hospitales y a fundaciones, pero lo hacía de manera anónima. En Missouri, se acercó a mí un tipo que me contó la historia de su padre, reverendo de una pequeña iglesia. Un día Elvis y un amigo entraron en plena misa y se sentaron en la última fila. Nadie les vio excepto el reverendo porque se marcharon antes de que saliera todo el mundo, pero al terminar la misa, la lluvia había hecho que el coche de Elvis se quedara atrapado en el barro. Volvió a entrar a la iglesia para usar el teléfono y avisar a una grúa. El reverendo estaba tan nervioso y sorprendido que no pudo articular palabra. Pero pocos días después, llegó a la iglesia un equipo de trabajadores para cementar el aparcamiento. Lo había enviado el propio Elvis Presley como agradecimiento.

¿Cómo fue vuestro primer encuentro?

Yo era muy fan desde pequeño. En uno de sus conciertos pasé la noche haciendo cola para conseguir una entrada en primera fila. Durante esas horas hice amistad con una familia que también esperaba allí. Esa familia, y de esto me enteraría más tarde, conocía a Elvis porque habían trabajado para él gestionando la correspondencia con los seguidores. Tiempo después, cuando esa familia y yo ya éramos amigos, me enteré de que el propio Elvis preguntó por mi en una ocasión, al verme con ellos. Les preguntó quién era ese chico que se parecía tanto a él. En Navidad, les pidió mi número de teléfono y se puso en contacto conmigo. Quería conocerme, sentía curiosidad por mi parecido. Quería saber de mí.

“Elvis preguntó quién era ese chico que se parecía tanto a él”, comenta el gran imitador del Rey.

En ese momento iniciasteis una relación de amistad que duró un par de años, hasta que falleció… ¿Por qué crees que se puso en contacto contigo?

En aquél momento se acababa de divorciar de Priscilla y sólo tenía hijas. Creo que se sentía solo y al no tener ningún hijo varón, decidió hacerse amigo mío. Yo tenía 17 o 18 años y de alguna manera, hablando conmigo, imaginaba la adolescencia que él no había tenido. 

¿Y de qué hablabais?

De cosas cotidianas, me preguntaba por mi vida, mi escuela, mis novias, mis primeros trabajos, la moto que acababa de comprarme… y también me hablaba de su gira, me preguntaba mi opinión sobre sus trajes… Elvis se rodeaba de un círculo de personas que consideraba ‘amigos’ pero que en realidad eran empleados, muchos de ellos eran falsas amistades. No tenía posibilidad de conocer personas normales, de ver la vida real, y conmigo le era posible. A veces llamaba a casa y lo cogía mi madre, mi padre o incluso mi hermana, y hablaba con ellos como si se tratase de un tío lejano o algún familiar que viviera lejos.

“A veces Elvis llamaba a casa y lo cogía mi madre, mi padre o mi hermana. Era como un tío lejano”, reconoce Miller.

 

Tú en ese momento ya eras muy fan de él pero, ¿cuándo empezaste a imitarle profesionalmente?

Yo vivía en San Diego, el mismo barrio que Priscilla, su ex esposa. Los días de fiesta me pasaba las tardes esperando verle pasar por allí con su coche, de visita a la casa de ella… Cuando acabé el colegio entré en una banda. Cantábamos éxitos de muchos artistas, entre ellos Elvis, e imitábamos el estilo de todos ellos. Pero cuando yo imitaba a Elvis, a la gente le gustaba especialmente. Decían que me parecía mucho cantando y físicamente, y me pedían más canciones. Ahí empecé a planteármelo. Años después, me di cuenta de que no había muchos buenos imitadores de Elvis, y pensé en hacerlo yo mismo porque creía que él se merecía algo mejor. 

¿Qué es lo más difícil de imitar al Rey?

Lo más difícil es ser el hombre más guapo del mundo. Él lo era y yo no. Eso no lo he conseguido. Él era único en muchos aspectos. En talento, en carisma…

“Lo más difícil es ser el hombre más guapo del mundo. Eso no lo he conseguido”, bromea el imitador de Elvis. 

¿Por qué no ha habido otro como él?

Elvis creció como cantante en una época en la que no se permitía que ciertos estilos se escucharan en la radio. La música negra, por ejemplo, en Estados Unidos… Era una época difícil en ese sentido. Él creció en un gueto, rodeado de mezcla de culturas: irlandeses, negros, italianos… pero tenía la ventaja de ser americano y blanco, con una voz suave pero poderosa, así que pudo mezclar lo que más le gustaba de cada estilo para hacer su propia música. Gracias a él se descubrió un estilo muy personal de rock and roll que podía ponerse en la radio sin problemas. Elvis abriría las puertas a otros artistas que hasta ese momento no habían tendido la oportunidad de compartir su música en las ondas.

Más allá del mito, ¿qué es para ti Elvis?

Es mi ídolo. Pero también el gran amigo que cambió mi vida. Me abrió las puertas para dar la vuelta al mundo, para viajar a todos los sitios a los que él nunca pudo ir. Elvis nunca hizo giras fuera de Estados Unidos porque su manager era inmigrante ilegal y no tenía pasaporte. Le mantuvo dentro de las fronteras por miedo a perder su mina de oro. Mi sueño, mi gran placer, es visitar todos estos lugares y enseñarle que en cualquier parte del mundo él es el artista más famoso. A veces cuando canto sus canciones, siento que está disfrutando a mi lado. 

“Elvis es mi ídolo, pero también el gran amigo que cambió mi vida”, sentencia Greg Miller. 

¿Cuál es la lección más valiosa que te dejó el Rey? 

Él me dijo una vez que en la técnica del karate es necesario contar hasta 10 antes de pelear, y que eso se podía extrapolar a la vida en general, que había que pararse a pensar un poco lo que haces antes de hacerlo. Pero yo sólo lo hago de vez en cuando.

Tendrás todo tipo de anécdotas sobre Elvis Presley, ¿cuál es la primera que se te viene a la cabeza?

Hace años, en el norte de Suecia y en Finlandia, había zonas muy aisladas ligadas a la antigua Unión Soviética y a las que no llegaban las noticias tan rápidamente como al resto del mundo. Elvis ya había fallecido pero ellos aún no lo sabían. Fui a dar un concierto y se creyeron que yo era el verdadero Elvis.

¿Qué se siente ‘siendo’ Elvis en Las Vegas? 

Las Vegas es otro mundo ahora. Del 69 al 77 que murió, más de la mitad de las personas que fueron a Las Vegas fueron a ver a Elvis. Pero ahora hay muchos más espectáculos pensados para un público internacional, especialmente asiático. El tipo de shows que se hace en Las Vegas ha cambiado mucho. Yo allí hago eventos especiales para grandes empresas, sobre todo. 

Y en España, ¿cómo te recibe el público?

El público español es maravilloso. Hay un club de fans muy importante aquí, el Club Elvis Spain, donde tengo muchos seguidores y amigos que vienen a verme a todos mis conciertos. Son fans que tienen mucho cariño y respeto por Elvis y su música.

 

 

Cuando llegas a casa y te quitas el traje de Elvis, ¿quién eres?

Soy una persona normal con gustos muy normales. Me encanta estar tranquilo en casa, caminar por el campo, montar en moto y arreglar cosas. También toco la guitarra como hobby y escucho otras músicas, no sólo a Elvis. 

¿Guardas recuerdos personales que pertenecieran a tu ídolo?

Tengo algunos recuerdos como discos firmados, pañuelos y un collar de plata y turquesa que Elvis me regaló por mi cumpleaños. Estos son mis tesoros, pero no tengo ningún museo ni nada parecido.

¿Cuál es tu canción favorita?

Depende del momento y del sentimiento. Me gusta mucho Burning Love, Suspicious Mind, Are you lonesome tonight…

Ya nos has dicho que no crees que Elvis siga vivo pero, si volvieras a verle, ¿qué le dirías? 

Le daría las gracias con todo mi ser por la vida que me ha regalado. He tenido tantas experiencias maravillosas gracias a él… Entre ellas conocer al gran amor de mi vida estando en España de gira. Mi esposa es madrileña y sin Elvis no hubiera sido posible encontrarnos.

“Si volviera a ver a Elvis le daría las gracias por la vida que me ha regalado”, asegura Greg Miller. 

*‘Rockking’ puede verse en el teatro Arlequín Gran Vía de Madrid desde el 30 de octubre y durante 12 únicas semanas. 

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