España lidera por primera vez el ranking de competitividad turística que elabora el Foro Económico Mundial, y lo hace gracias principalmente a sus infraestructuras y sus recursos culturales. Sin embargo, España ocupa el puesto 105 (de un total de 141 países) en competitividad de precios. ¿Nos hemos convertido en un destino caro sin darnos cuenta? Pero si siempre nos hemos quejado de que vendíamos el país muy barato.

Al turismo español no sólo le va bien (vamos ya por el tercer año de boom, de récord en récord y sin visos de que vaya a griparse), sino que resulta que el nuestro es el turismo más competitivo del mundo. Lo dice el Foro Económico Mundial -la organización que monta el famoso Foro de Davos-, que cada dos años publica un completísimo ranking global de los países más competitivos en esto de la industria del viaje (ver aquí el informe completo).

Davos ve problemas en la competitividad en precios, pero por los aspectos menos relacionados con el turismo: los combustibles y la paridad de poder adquisitivo

España lidera la clasificación por primera vez, y lo hace tras escalar rápidamente desde la cuarta posición que ocupaba hace dos años y el octavo puesto que obtuvo en 2011. Ha conseguido dejar atrás en estos años a las otras grandes potencias turísticas como Francia y Estados Unidos, y también a países como Alemania, Reino Unido, Suiza o Italia. Todo un logro. Los expertos del Foro analizan 14 áreas económicas, legislativas, políticas y de equipamiento vinculadas al turismo y adjudican una nota media (de entre 1 y 7 puntos) para cada uno de los 141 países que participan. El índice obtenido por España y el que le coloca al frente de la clasificación, es de 5,31 puntos, frente a los 5,24 de Francia, los 5,22 de Alemania o los 5,12 de Estados Unidos y Reino Unido. Victoria ajustada, pero victoria.

Los puntos fuertes que colocan a España como el país con un turismo más competitivo son, según el informe, sus infraestructuras y equipamiento (no sólo de transporte, sino sobre todo equipamiento de ocio y oferta complementaria, como restaurantes y ocio nocturno) y también sus recursos culturales y naturales, así como equipamiento para viajes de negocios y de reuniones. Y el Foro también destaca como uno de los puntos clave que las Administraciones españolas tienen el turismo como una de sus prioridades. En todos estos aspectos España ocupa un lugar de referencia en el ranking global.

¿Un mercado laboral aún poco flexible?

Como contrapartida, el Foro también afea algunas de las facetas en las que España cojea. Y en algunas cojea tanto que se acerca, y mucho, a la cola de la clasificación mundial. España cae hasta el puesto 100 por su entorno poco propicio para hacer negocios. Y, analizando más al detalle este apartado, los expertos otorgan preocupantes calificaciones en este ámbito por el marco legal existente, por el impacto de la presión impositiva en el negocio o por los problemas para obtener permisos de construcción, entre otros aspectos.

Y, en paralelo, Davos ve aún no suficientemente flexible nuestro mercado laboral, hasta el punto de colocar en el puesto 113 por las prácticas de contratación y despido, y nos deja en la posición 125 por el “desajuste” en la relación entre salarios y productividad. Y esto incluso después de la reforma laboral y de la devaluación interna (contención/rebaja de salarios) que se ha sufrido en el país durante la crisis.

¿Poco competitivos en precios?

El modelo turístico español viene siendo el mismo, con algunos matices, desde los años sesenta del siglo pasado. Se apostó entonces, y se sigue apostando ahora, por un turismo de masas (vienen muchos y el volumen de llegadas es fundamental para mantener el sector), volcado en el sol y playa (en torno a un 70% de visitantes internacionales eso es lo que buscan), estacionalizado (se concentra muy especialmente en los meses de verano) y con precios asequibles. Esto es, barato. Somos un país barato.

Por eso resulta tan llamativo que uno de los factores que penaliza a España (al menos relativamente) en el ranking del Foro Económico Mundial sea precisamente un presunto problema de competitividad en precios. Y es que en esta categoría específica el informe refleja que España ocuparía la posición 105 (sí, de un total de 141). ¿Cómo es que España ha dejado de ser un destino barato y no nos hemos dado cuenta?

En la España de la reforma laboral y de la devaluación interna, el Foro Económico Mundial aún ve problemas de flexibilidad y en la relación salarios/productividad

El sector turístico español, y en particular el hotelero, han venido recurriendo durante toda la crisis a la rebaja de tarifas para conseguir atraer clientes o para no perderlos. Se ha notado especialmente en las regiones que más dependen del turista nacional, que ha estado dos años desaparecido (aunque el año pasado la demanda interna ya empezó a repuntar). Pero incluso ahora en pleno boom de llegadas de turistas extranjeros, los hoteles de sol y playa no se están permitiendo muchas alegrías en materia de precios (por un lado, por la presión de los touroperadores; por otro, por el temor a que una subida de los precios acabe desanimando al turista ahora que va la cosa bien, según reconocen fuentes del sector). Y aun así… ¿el 105º de 141 países en competitividad por precio?

Si se desgranan los diferentes factores que los expertos del Foro utilizan para colocarnos en tan mala posición en orden del nivel de las tarifas, lo cierto es que la cosa cambia. España ocupa el puesto número 34 si lo que se tiene en cuenta es el índice de precios hoteleros. Esto es, España sigue siendo un destino con alojamientos baratos [ver página 307 del informe]. Y el país se encuentra en la posición 55 por su nivel de tasas aéreas y aeroportuarias, después de que Aena haya revertido su anterior política de alza de tasas y haya dado una alegría a las aerolíneas.

Los apartados que ensombrecen el ajuste de precios acometido en España, los que nos colocan en el puesto 105, son los aspectos en los que menor capacidad de influencia tiene el propio sector turístico. El nivel de precios de los combustibles en el mercado español nos sitúa en el puesto 102 del ranking y la paridad de poder adquisitivo nos lleva al 117. La paridad de poder adquisición (PPP, según sus siglas en inglés) es un parámetro que trata de medir el nivel de riqueza de los diferentes países en términos comparables. Y, a pesar de sus limitaciones y las dificultades para confeccionar de manera realmente comparable, penalizaría a España en este ranking en relación a la multitud de países más pobres en él presente.

En cualquier caso, la posición de un país en el ranking siempre es relativa. Esto es, siempre está en relación a las de los otros países analizados. Y sí, resulta más que razonable que España tener menor capacidad de competir por precio con, por ejemplo, Irán, Egipto, Indonesia, Yemen o Gambia (que son los cinco países que encabezan el ranking de competitividad por precio del Foro). Igual de esperable, por otro lado, que nuestro nivel de precios esté por debajo de los de Suiza, Reino Unido, Francia o Noruega, que son los peor colocados en este subranking.

Patinazo emergente

Por lo demás, el informe del Foro Económico Mundial contiene algún que otro patinazo, al menos en las interpretaciones que recoge sobre España. La organización ensalza los récords de llegadas de turistas que registra el país en los últimos años (60,6 millones de visitantes extranjeros en 2013, casi 65 millones en 2014). Unos registros que, según el Foro, “siguen creciendo gracias principalmente al aumento de visitantes de mercados emergentes como China, Brasil y México”.

Los viajeros procedentes de estos países han crecido, pero considerar estos incrementos (modestísimos en términos absolutos) como causa “principal” de los buenos datos de afluencia de España es un exceso, si no un error.

La estadística oficial del Ministerio de Industria no ofrece datos desagregados de estos tres países sino que están incluidos en las categorías ‘Resto de América’ (en la que sólo queda fuera EEUU) y ‘Resto del mundo’ (cajón de sastre que sirve para sumar toda una pléyade de países de peso muy menor). En la primera categoría se contabilizaron el año pasado 1,9 millones de turistas, un 2,5% más. Y en ‘Resto del mundo’ se incluyen 2,7 millones de visitantes, un 18,8% más. En total, unos 4,7 millones de turistas, y apenas 500.000 visitantes más que un año antes. No, los emergentes no son la causa principal.

Reino Unido, Francia y Alemania concentran más del 55% de los turistas que vienen a España, y han sido los incrementos de llegadas de viajeros procedentes de estos tres países los que han cimentado los récords de los dos últimos años y lo harán también éste. Aunque lo del boom de los emergentes sonaba genial.

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