La federación de izquierdas pacta con ERC y Bildu para constituirse “técnicamente” por unos días en el Congreso, antes de diluirse en el Mixto. Buscó una alianza con la confluencia valenciana, pero el partido de Iglesias lo impidió para no perder a un socio clave y no dar protagonismo al carismático líder de IU.

Pocas veces la formación de grupos parlamentarios causó tanta polémica. IU lo intentó durante días, pero finalmente tendrá que integrarse en el Mixto y no podrá constituirse por su cuenta, ni aliada a otras fuerzas, en la Cámara baja. Fracasó su intento de asociarse con la candidatura valenciana de confluencia És El Moment -integrada por Compromís y Podemos- o, en su defecto, con el primero de esos partidos. Y lo hizo por la negativa de la formación morada a verse en parte desintegrada, cosa que le llevó a pedir a sus socios que rechazaran la propuesta de Alberto Garzón de formar grupo entre los dos.

IU tendrá que repartirse los tiempos en el Congreso con UPN, Foro y nacionalistas canarios

La maniobra buscada por el candidato de Unidad Popular-Izquierda Unida le hubiera supuesto a Pablo Iglesias separarse de los nueve diputados de la candidatura valenciana o bien de los cuatro de ella que militan en Compromís, dependiendo de la fórmula elegida. Además, tiene el efecto colateral de impedir grupo propio para IU, cuyos dos diputados -Garzón y Sol Sánchez- se diluirán en el Mixto junto a UPN, Foro Asturias, Nueva Canarias, Coalición Canaria o Pedro Gómez de la Serna, apartado del PP.

Según indican fuentes parlamentarias a este diario, la decisión de no asociarse con IU la tomó Compromís-Podemos-És El Moment después de que el partido morado presionara en ese sentido, prometiendo a la confluencia valenciana protagonismo en el grupo “plurinacional” y “confederal” que impulsará una vez que la Mesa del Congreso ratifique el “no” a los cuatro bloques diferenciados que reclaman. Así lo confirman también otras fuentes de IU, seguras de que el hecho de mandar a Garzón al Mixto ha influido en el veto de Iglesias.

“No querían un grupo donde Alberto Garzón fuera portavoz o portavoz adjunto, no querían que tuviera ese escaparate comunicativo ni esos recursos parlamentarios”, añaden, incidiendo en el presunto afán de la formación morada por neutralizar el “carisma” del líder de IU, que en las generales se llevó casi un millón de votos y compite de forma directa por el mismo electorado que Iglesias.

El papel de Oltra

En la operación también ha influido Mónica Oltra, coportavoz de Compromís, próxima al secretario general de Podemos. Aunque Oltra lidera la facción minoritaria del partido valenciano (Iniciativa del Poble Valencià) es sin duda su principal referente. Ella fue quien hizo posible la coalición electoral con Podemos -superando las resistencias del mayoritario Bloc Nacionalista Valencià- y quien este lunes presionó al PSOE para que apoyara dar grupo propio a És El Moment, a través de un artículo en El País. También ha trabajado para que los diputados de Compromís declinaran la oferta de Garzón, pese a que les hubiera dado grupo cumpliendo todas las condiciones del reglamento, sin que cupieran interpretaciones distintas. 

Garzón afea a Bescansa que le proponga una alternativa «ilegal» para formar grupo parlamentario

El líder de IU, por su parte, ha escrito este lunes en Facebook su versión de los hechos, bastante elocuente para los buenos entendedores. Tras el pacto «técnico» firmado con ERC y Bildu -que le llevará a asociarse con ellos en el Congreso por unos días, antes de pasar al Mixto-, Garzón ha asegurado haber estado «una semana trabajando para facilitar que las confluencias y nosotros pudiéramos tener un grupo parlamentario conjunto», en especial con la valenciana porque dicha alianza cumplía «todos los requisitos legales, al ser la única» en la que no se integró IU.

«Hemos intentado convencer a Podemos, como al resto, para que la confluencia valenciana tuviera grupo propio junto con nosotros. ¡Es perfectamente legal! Lamentablemente no les hemos convencido de esta fórmula», ha añadido. Asimismo, se apena «mucho» de que la candidatura de dicha región vaya a quedarse sin el grupo separado que Iglesias les prometió en otoño. Una promesa que fue determinante para que dicha alianza Compromís-Podemos se forjara.

La formación morada trató de poner la venda antes de la herida y por boca de su número tres, Carolina Bescansa, mostró su disponibilidad a facilitar el grupo propio para IU. «Dispuestos a prestar diputados de Podemos a IU» para que lo logren, difundió Bescansa en Twitter a mediodía, cuando ya se sabía que Garzón había llegado a un acuerdo con ERC y Bildu. La oferta que hizo fue, además, «ilegal, va en contra del art 23.2» del reglamento del Congreso, según le respondió el mismo Garzón. «Pero si És El Moment quiere, tenemos grupo conjunto», añadió. Otra evidencia más de por dónde han ido los tiros.

Declaraciones adicionales de miembros de UP-IU se sucedieron luego, siempre en el mismo sentido. Adolfo Barrena, dirigente federal de IU y coordinador general en Aragón, aseveró que «digan lo que digan algunos lo cierto es que no han hecho nada para que el millón de votos de UP tenga voz y grupo parlamentario en el Congreso». Guillermo Ubieto, dirigente de IU Castilla y León, fue aún más allá en su crítica a Bescansa: «qué poca vergüenza, qué cinismo y qué poca voluntad de cambio real».

Los acontecimientos suponen una vuelta a la tensión en las relaciones IU-Podemos, tras la tregua de la semana pasada en la constitución de las Cortes. Garzón y Sol Sánchez hicieron un gesto de acercamiento votando a Bescansa como presidenta del Congreso, un espaldarazo a Iglesias en su pugna con el PSOE y lo que denomina el búnker del inmovilismo. Ahora se ha vuelto a la situación anterior, al distanciamiento que se inició con el divorcio Iglesias-Garzón y continuó con duros reproches de IU a Podemos en campaña que el dirigente morado parece no haber olvidado.

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