Durante el tiempo que lleva Podemos en la calle, me ha sorprendido la fuerte identificación de Pablo Iglesias con Daenerys Targaryen, destacada protagonista de la celebérrima serie Juego de Tronos. Pero, después de unos años, he llegado a darle la razón y aceptar que, en realidad, hay más similitudes que diferencias entre ambos personajes.

Una nueva casta

Daenerys Targaryen no es, ni mucho menos, un personaje de la nueva política de Poniente. Si Iglesias es un politólogo próximo a Izquierda Unida que decidió aplicar nuevas recetas para conseguir mejores resultados porque el partido con el que simpatizaba nunca le dejó trabajar como quiso, Daenerys es un miembro de la realeza de los Siete Reinos caída en desgracia. Ninguno de los dos es ajeno al poder, y ambos empiezan desde abajo pero con una educación recogida aguas arriba.

Un movimiento

Daenerys de la Tormenta, La que no Arde, Rompedora de Cadenas, Madre de Dragones logra el éxito utilizando a fuerzas importantes del mundo de Juego de Tronos que, de forma independiente, son irrelevantes, pero que de forma conjunta y bajo una guía adecuada suponen una amenaza considerable para el orden establecido, con mensajes populistas y el apoyo de las masas.

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Recluta a los inmaculados, a los dothraki, a los Cuervos de la Tormenta, a los Segundos Hijos, a antiguos cortesanos caídos en desgracia y hoy podemos imaginar que los Greyjoy tendrán un papel para trasladar a tamaño ejército a Poniente.

Iglesias se ha rodeado de los independentistas de distintas regiones, Izquierda Unida, ecologistas, desencantados con las instituciones que han encontrado su hueco tras el 15-M y viejos comunistas que se han subido al primer carro de ilusión que han encontrado.

Un amigo, un traidor

Daenerys tiene su más fiel aliado en Jorah Mormont, que le apoya desde el principio pero que, originariamente, la espía para la Corona. Cuando se entera, le hace caer en desgracia. Es un consejero pagafantas que termina ayudándola más teniéndola a distancia.

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Iglesias tiene a Juan Carlos Monedero, uno de los pilares de la fundación del partido pero del que se distanció para no dañarlo cuando aún estaba a tiempo.

Autocracia compasiva y hierocracia

Un simpático tuitero comentaba recientemente los valores democráticos de Daenerys y por poco no me sale la cerveza por la nariz. Daenerys no es nada que se parezca a una figura democrática. Es una practicante de la hierocracia, el gobierno de los divinos, y basa su poder en que tiene a) dragones, b) buenas intenciones, c) ejércitos importantes, d) superpoderes ignífugos, e) derechos dinásticos legítimos, f) pechos. Y quien quiera quitar importancia al sexto punto, recordemos que su importancia entre los dothraki se basa en haber sabido imponerse en una relación que comenzó como una salvaje violación a una menor, y que se ganó a los Cuervos de la Tormenta porque le gustaba a uno de sus comandantes.

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Sí, es una autócrata compasiva que aprovecha cada ocasión para ponerse del lado de los desfavorecidos. Siempre que estos no quieran votar, claro. Una cosa es que libere a los esclavos, otra muy distinta, instaurar el sufragio universal. Las únicas formas de democracia rudimentaria que aparecen en la serie son cosa de la Guardia de la Noche, de los salvajes del norte y de los Greyjoy.

El propio Pablo Iglesias, pese a su barniz socialdemócrata, es un convencido de las economías dirigidas, muy a la venezolana. Dentro de su partido ha aplicado las recetas básicas de la política del ordeno y mando, y pese a que conserva a los círculos y entiende su poder, especialmente en entornos como las redes sociales, episodios como la salida de Sergio Pascual no han beneficiado a la imagen pública sobre su talante.

Enemigos letales

Si Dany tiene a los Hijos de la Arpía en Mereen, Iglesias tiene a buena parte de la prensa digital española buscando piedras que poder lanzarle. Hasta tal punto existe animadversión contra Podemos por parte de determinados sectores de la prensa, que el cuarto poder se está mordiendo la lengua y envenenando. Está perjudicando más a la credibilidad de los medios en general que al partido de Iglesias.

Inexperiencia como gestores

Daenerys mola cada vez que se mueve, y la caga cada vez que se sienta en un trono. Vive feliz en la dinámica del mitin sobre dragones, de churruscarse en la cabaña de Turmo y prometer lo bien que se lo van a pasar todos juntos. Pero cuando llega a Mereen y empieza a trabajar se topa, irremisiblemente, con la tradicional barrera de cualquier gobernante ilusionante: La realidad.

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Iglesias no tiene experiencia como gestor, apenas como político y va a estar tan maniatado como Daenerys a la hora de llevar a cabo sus políticas.. Si lograse gobernar, el PSOE y la Unión Europea derribarían un porcentaje elevadísimo de su carta a los reyes mag.. de su programa electoral.

No saben quién es su enemigo

Daenerys considera que su enemigo son los reyes de Poniente. Los Baratheon, los Lannister, los Stark. Aquellos que se rebelaron contra su estirpe y la convirtieran en el equivalente de Poniente de una refugiada siria. Y no, la batalla de todos los hombres es la que les enfrentará a los muertos, pastoreados por los Caminantes Blancos.

Del mismo modo, el principal rival de Podemos no es el PP, Ciudadanos o el PSOE, ni su objetivo debería ser el poder por el poder. Su principal rival es la corrupción, el paro y la necesidad de corregir dislates de años pasados.

¿Quiénes son el resto?

Albert Rivera debería leerse el libro. O, mejor dicho, ver la serie –él mismo ha reconocido que no es muy fan de leer ficción–, y descubrirá que le viene mucho mejor intentar la comparación con la Guardia de la Noche. Un cuerpo de hombres atrapado por el deber y el honor, comprometidos por juramento con la protección del ser humano frente a las verdaderas amenazas que se ciernen sobre él. Son pocos, jóvenes en su mayor parte y de orígenes muy dispares. Aceptan la ayuda de cualquiera que quiera enfrentarse a los verdaderos monstruos, se han colado indeseables en sus filas, los espectadores sólo conocen el nombre del guapo y reciben desprecio por parte de quienes prefieren seguir jugando al juego de tronos.

Mariano Rajoy podría valer como Tiwyn Lannister. Está en el bando ganador, pero no lo parece, visto cómo les va a los suyos. En algún momento, algún chiquitín de su partido le disparará una flecha al corazón mientras la caga.

Pedro Sánchez. Es tan guapo que sólo me encaja como Renly Baratheon. Por lo de la belleza, el fraticidio y lo que le espera como baje de los 90 diputados y/o Pablo Iglesias no le apoye como presidente del Gobierno.

Alberto Garzón. Tiryon Lannister, claramente. Cae muy bien a los espectadores y ha acabado siguiéndole el juego a alguien que sí tiene posibilidades de ganar.

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