En mitad de una semana negra con la muerte de una niña de año y medio a manos de un sádico que previamente abusó de ella, los tontos cibernéticos emprendieron una cruzada contra Fran Rivera.

La famosa fotografía del diestro con su bebé en brazos no admite matices para estos ociosos que convierten en «casus belli» la primera ocurrencia que tienen para cargar contra la Fiesta Nacional. La Unión de Toreros ha denunciado que esto es una campaña dirigida y financiada. Y los medios, cuentan todo a medias… de ahí su nombre imagino. Sin querer conocer el contexto ni lo que ocurre fuera del encuadre.

Al margen de argumentos y bilis viral, expongo una lista para la reflexión. Por supuesto, no incluyo aquellas conductas que impliquen dolo ni voluntad consciente de hacer mal a un niño. Pero que compiten con el «riesgo innecesario» y el peligro y que vemos a diario.

– Llevar en brazos a un bebé con taconazos con plataforma.

– Tener perros considerados de raza peligrosa o acudir a casa de amiguitos que los tengan.

– Dejarlos solos delante de internet.

– Animarles a que emulen a los chavales de Masterchef junior entre fogones.

– Subirlo en la moto o en la bici… aunque sea para hacerle una fotografía.

– Llevarlo en coche en una silla inadecuada o con una copita en el cuerpo.

– Sacarlo a pasear en lancha. 

– Montarlo en atracciones de feria.

– Animarle a realizar deportes violentos o arriesgados como el esquí.

– Ser restrictivo con su dieta (hacerlo vegano a la fuerza) o criarlo a base de bollos.

– No vacunarlo por no se sabe qué extraña superchería.

– Fiestas populares varias: Correfocs, castellers, encierros, fallas, verbenas con pirotecnia y hasta fiestas de la espuma en las fiestas patronales de los pueblos.

Algunos de estos casos tienen muertes que engordan las estadísticas. Así que si nos ponemos restrictivos, hay mucho que legislar. Dejemos definitivamente a los niños en manos del Estado para que los conviertan en máquinas perfectas. Lo curioso hace poco, Paco León acudió al programa de Bertín Osborne y contó algo estremecedor. La madre del actor, Carmina, se unió por videoconferencia a la entrevista y contó que cuando María León (la hermanísima) era niña un día se quejó de que su madre le hacía daño al peinarla. Carmina, mujer de gran temperamento, no dudó en castigar a la niña metiéndole la cabeza dentro del váter y tirando de la cadena. Carmina recordaba entre carcajadas la cara de la pequeña ahogándose.

La entrevista tuvo un amplio eco en los medios. Por supuesto, para hablar de la bisexualidad del actor (parece que eso fue lo que consideraron noticioso o impactante). Ni una mención al maltrato que se completó con el testimonio de Paco que rememoró que su madre les perseguía a menudo para darles zapatillazos. Sensibilidad selectiva le llamo yo a eso. O pandilla de hipócritas miserables que merecerían una inspección de asuntos sociales para ver como crían a sus hijos si les han permitido nacer. La Fiscalía de Menores ha archivado el caso. Pero tras el acaloramiento colectivo nadie ha reflexionado sobre el mayor peligro: Como dirigen las redes lo que merece ser debate público o no.

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