Una fotografía en la que se ve a un escolta policial con la mano a la altura de su pistola; un ciudadano particular que paseaba a su perro. El pasado miércoles una foto corrió como la pólvora ante la supuesta evidencia de que un agente de la autoridad abusaba de la misma para actuar como un matón ante un simple viandante. Pero… ¿es verdad lo que contaban esos virales?

Desde el pasado miércoles 23 de septiembre, circula por las redes una fotografía (ver más abajo) que presuntamente muestra a uno de los escoltas policiales del presidente Mariano Rajoy «desenfundando» su pistola mientras apartaba y reducía a un ciudadano que protestaba por la presencia del líder popular en Reus (Tarragona). Ésta fue al menos la primera versión difundida por el Diari de Tarragona, que a las pocas horas se había viralizado y extendido como la pólvora. Un escándalo.

La imagen fue utilizada por decenas de medios de comunicación españoles, que dieron por buena la versión inicial y replicaron el titular incidiendo en que el policía había sacado el arma de su funda, o que por lo menos «amenazaba» con ella. En ninguna información, pese a la gravedad de los presuntos hechos relatados (un agente de la autoridad abusando de la misma para amenazar a un transeunte), consta que se haya recabado el testimonio de testigo alguno, así como el del ciudadano afectado o la propia Policía. Para unos la imagen reforzaba la idea del Estado como aparato opresor; para otros era una muestra del clima de crispación al que se habia llegado durante la campaña electoral de las Elecciones Catalanas, planteadas como un plebiscito independentista.

El problema es que, tal y como ha podido contrastar SABEMOS gracias a otras instantáneas tomadas en aquel momento y al testimonio de testigos presenciales, los hechos habrían ocurrido de una manera distinta a como se contaron a través de los medios en un primer momento. Dos personas presentes en el momento del incidente dan una versión diferente.

Es el caso de Luis García, que «por casualidad» paseaba con su mujer por la calle Llovera de Reus en el momento en el que ocurrieron los incidentes, y asegura haberlo visto todo. «Nos encontramos con todo el follón y lo vimos perfectamente a menos de un metro, que el chico del perro se abalanzó hacia la comitiva y el escolta se puso delante para impedirle el paso; entonces el del perro le puso la mano donde tenía la pistola y casi se la quita», explica, sin especificar si había o no intencionalidad. Al sentirlo, el agente apartó de forma inmediata a este ciudadano mientras comprobaba si la pistola seguía en su sitio. «La famosa foto donde se ve al policía con la mano en la pistola es de cuando la estaba asegurando en la funda», asegura.

La foto no permite distinguir si el agente está empuñando el arma, rozándola o comprobando si está fijada en su funda. Lo único que es innegable es que la mano está tocando la pistola, o como mínimo a la misma altura. Prueba quizás de que pudo haber sido un exceso el asegurar que el arma había sido «desenfundada» se encuentra en que el propio Diari de Tarragona, en tuits posteriores ya no hablaba de «desenfundar» sino de «empuñar» el arma. Un matiz que da otro significado a la fotografía.

Una secuencia que aporta más información

Otra de las testigos era Laia Solanellas, fotógrafa y redactora del Diario de Reus y Del Camp. A preguntas de este periodista a través de Twitter, opina que «todo el mundo ha exagerado esto, no pasó nada y en ningún momento hubo tensión».

Solanellas es autora de una secuencia de fotografías del mismo incidente publicadas en Nació Digital que sirven para poner en contexto lo ocurrido. En estas cinco instantáneas (ver aquí) se percibe primero cómo el ciudadano que paseaba su perro se adentra entre la nube de fotógrafos y cámaras de televisión que en ese momento grababan a Rajoy.

En la siguiente ya son el policía y el ciudadano los dos protagonistas de la acción: el primero forcejea con el segundo, que por alguna razón rodea con su brazo el torso del policía, de forma que su mano (que en ese momento sujeta la correa del perro) se sitúa junto a la funda de la pistola de este escolta.

En las dos siguientes fotos, ambos (agente y dueño del perro) se mantienen de pie frente a frente, sin que se perciba ni la pistola ni otro tipo de agresiones. La mano derecha del escolta, la que presuntamente habría desenfundado el arma, está visible y desarmada en ambas imágenes. En la quinta y última se ve a una persona entrando y cerrado la puerta a su paso del portal más próximo al lugar de los hechos.

A pesar de que respecto a aquellos momentos posteriores no hay fotografías, sí que hay un vídeo (ver más abajo) en el que el dueño del perro se muestra notablemente indignado y grita «nos matan a todos, nos dejan en la calle». Los agentes, en dichas imágenes, no parecen hacer uso de la violencia, si bien cierran la puerta en seguida para que los cámaras no puedan seguir grabando.

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