Más de 60 científicas y científicos llegados de toda Europa han hecho sonar las alarmas de incendios interrumpiendo la sesión inaugural de la Cumbre Mundial de la Salud a cargo del canciller alemán Scholz. A tiempo han bloqueado la entrada del edificio donde se desarrolla la conferencia, pegándose con «superglue» al suelo. Asimismo, miembros del mundo académico vestidos con batas de laboratorio han colocado en la fachada publicaciones científicas sobre la crisis climática. Les acompañaban 10 activistas del grupo «Letzte Generation» (Última Generación).
«No hay forma plausible de mantenerse por debajo de 1,5 grados y cumplir con el Acuerdo de París dentro de nuestro actual sistema económico. Los políticos deben ser honestos y dejar de engañar al público. De hecho, es muy probable que superemos los 1,5 grados de calentamiento global en los próximos diez años. Esto significa un inmenso sufrimiento, especialmente en el Sur Global, pero también aquí en Europa. Ya es hora de cambiar drásticamente el rumbo», afirma el Dr. Matthias Schmelzer, del Instituto de Sociología de la Universidad de Jena (Alemania).
Con sus protestas pacíficas, pero disruptivas, las científicas y científicos quieren dejar claro a la sociedad la dura realidad física y ecológica frente a la ficción política. Existe la posibilidad real de una catástrofe global y con acciones de resistencia civil, Scientist Rebellion (Rebelión Científica) exige «una acción inmediata» para limitar los crecientes impactos de la crisis climática, tanto a nivel nacional como internacional.
«La crisis climática es la mayor amenaza para la salud humana en el siglo XXI, según la Organización Mundial de la Salud. Los fenómenos meteorológicos extremos, como las olas de calor, las lluvias torrenciales y las inundaciones, así como el aumento de la contaminación atmosférica, tienen el potencial de causar daños masivos a la salud. El gobierno alemán debe aplicar urgentemente medidas de seguridad. Los gobernantes deben actuar ya», explica la doctora Susanne Koch, profesora asociada de la Charité, University Clinic Berlin.
Alemania es un país poderoso en la UE y uno de los más ricos del mundo. La economía alemana se ha beneficiado de forma desproporcionada del uso de combustibles fósiles y de la explotación de recursos naturales. A pesar de su gran riqueza y poder de innovación, Alemania no está logrando sus objetivos en materia de clima y biodiversidad, según los científicos.
«Hace más de 70 años, Alemania se reconstruyó y reimaginó por completo, y más tarde se convirtió en un modelo internacional de liderazgo de las energías renovables. Todavía se ve a sí misma como campeona del clima, aunque la realidad es ahora muy diferente. ¿Por qué Alemania sigue retrasando el necesario cambio transformador? Apelamos a su espíritu positivo del pasado, que podría volver a provocar un enorme cambio. Se necesita urgentemente para limitar el colapso climático y ecológico», añade el Dr. Odin Marc, científico de la Tierra de la Universidad de Toulouse (Francia).