Activistas de Scientist Rebellion durante una acción en el Congreso de los Diputados, el pasado mes de abril.

Más de 100 científicas y académicos de 12 países se arriesgarán a ser detenidos y encarcelados en Alemania para exigir al gobierno que admita que ya no es posible mantenerse por debajo del límite de calentamiento global de 1,5ºC fijado por el Acuerdo de París, y pedir la cancelación de la deuda de los países del sur global y la descarbonización inmediata de su sector del transporte.

Los científicos y las científicas, integrantes del grupo de acción climática Scientist Rebellion han llegado a Alemania desde distintos países y se reunirán allí bajo el lema «Unidos contra el fracaso climático», dentro de una coalición internacional de desobediencia civil científica no violenta, que tiene lugar en Berlín y en Baviera. Alemania fue seleccionada porque es un país clave en la Unión Europea y uno de los más ricos del mundo. La economía alemana se ha beneficiado más que otras de la quema de combustibles fósiles y de la explotación de recursos, pero fracasa en la consecución de sus objetivos climáticos y de protección de la biodiversidad.


Víctor de Santos Herranz, un ambientólogo que ha viajado a Alemania, explica que «somos científicas y científicos que recurren a la desobediencia civil porque no nos queda otra opción. Nuestro objetivo es mostrar al gobierno alemán que tiene la oportunidad de asumir la realidad y actuar en consecuencia en la COP27 el mes que viene».


Al admitir la trágica realidad del fracaso climático, el gobierno alemán puede reajustar toda la conversación internacional sobre la crisis climática y desbloquear así las resistencias actuales para tomar medidas que garantizarían la supervivencia humana. «En plena Guerra de Ucrania, nunca la cuestión de nuestra supervivencia colectiva ha sido tan apremiante. Esto significa primero que los políticos sean sinceros con la opinión pública alemana reconociendo ante la población que el límite de calentamiento global de 1,5°C ya no es viable», añade Víctor de Santos.


El Dr. Peter Kalmus, climatólogo estadounidense y miembro de Scientist Rebellion, afirma que no ve ninguna prueba «de que los líderes mundiales se estén preparando para realizar los cambios radicales necesarios para limitar el calentamiento a 1,5 °C. Ha llegado el momento de admitir ante la opinión pública que no existe una vía real para mantenerse por debajo de 1,5°C.»

Promesas rotas

Los gobiernos están incumpliendo el compromiso internacional del Acuerdo de París de mantenerse por debajo de 1,5 °C de calentamiento en este siglo. Los académicos de más alto nivel son conscientes de esta realidad, por muy dura que sea. «no hay un camino viable hacia los 1,5 °C. El escenario más optimista del IPCC para mantenerse por debajo de 1,5ºC requiere que las emisiones globales alcancen su punto máximo antes de 2025 y se reduzcan en un 43% para 2030. Incluso eso llevaría a superar los 1,5 °C en los próximos diez años».

Salir a la calle

En Alemania, Scientist Rebellion actuará en coalición con los grupos de acción climática Last Generation, Debt for Climate y End Fossil Occupy, bajo el lema «Unite-Against-Climate-Failure». La coalición llevará a cabo acciones de desobediencia civil no violenta hasta finales de octubre. Los participantes exigen que el gobierno alemán admita públicamente la realidad del fracaso climático por no haber alcanzado el límite de calentamiento global de 1,5ºC, y que pase al modo de extrema emergencia.


A nivel global, «Unite-Against-Climate-Failure» pide al gobierno alemán que escriba inmediatamente al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional, solicitando la cancelación de toda la deuda financiera del Sur Global a medida que se acerca un mundo de 1,5°C+. Esto facilitaría enormemente su transición hacia un mundo más sostenible, ayudando a evitar un mayor colapso climático. En Alemania, la coalición exige «medidas inmediatas para la descarbonización del transporte mediante la introducción de un límite de velocidad en las famosas autopistas alemanas sin límite y la reanudación indefinida del exitoso billete de 9 euros para el transporte público».

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