A mediados de la década pasada coincidí con Luis Pineda en Punto Radio en un programa sobre economía que presentaba el periodista Alejandro Ávila. El presidente de Ausbanc elogió mi papel como portavoz de FACUA, a la que destacó como ejemplo de seriedad y honestidad frente a otras organizaciones de consumidores que según él estaban corrompidas. Pineda sabía que mi asociación estaba obteniendo una creciente repercusión mediática -originariamente de ámbito andaluz, en 2003 pasamos a convertirnos en una entidad nacional- y posiblemente veía en nosotros un aliado estratégico en su particular guerra contra el resto del movimiento de consumidores -su competencia-. Pero pronto pudo comprobar que FACUA no sólo no reconocía a Ausbanc como una auténtica asociación de usuarios, sino que no teníamos ningún miedo en denunciar públicamente que no era más que un lucrativo negocio financiado fundamentalmente por la banca.

Así que poco después, FACUA comenzó a estar en el punto de mira de los ataques de Pineda. Sus publicaciones iniciaron una serie de reportajes en los que pretendía destapar que la asociación de la que soy portavoz era un negocio dedicado a extorsionar a empresas para recibir dinero a cambio de no emprender campañas contra ellas, desalentar a los consumidores de que denunciaran sus fraudes o paralizar actuaciones judiciales iniciadas contra ellas. Como sin duda habrás deducido tú mismo, se trata justamente de los motivos por los que más de una docena de miembros de Ausbanc y Manos Limpias son hoy objeto de un procedimiento judicial por extorsión, fraude procesal y organización criminal.

Llevo años investigando a Ausbanc y he publicado bastante sobre sus irregularidades, tanto informaciones obtenidas de fuentes propias como otras fruto de un exhaustivo rastreo de noticias de hemeroteca. En enero de 2012, lancé un tuit en el que recordé que 30 años atrás, «el terrorista de ultraderecha Luis Pineda hoy presidente de Ausbanc montaba atentados para celebrar el 23F». Pido disculpas por haber escrito ese texto. Sé perfectamente que después de “Pineda” y antes de “montaba” debí incluir sendas comas, pero la cosa es que de haberlo hecho, no hubiera podido incluir el enlace a la noticia publicada por el diario El País en 1982 en la que se hacía eco de la detención de Pineda, por aquel entonces líder de la banda terrorista ultraderechista Frente de la Juventud. Unos días después, recibí un burofax en el que un abogado de Ausbanc me exigía dinero en concepto de “indemnización” -y me pedía que pusiese yo la cifra- a cambio de que no me llevasen a los tribunales por haber lanzado ese tuit. Como lo de las comas no me pareció tan grave, opté por no borrar el tuit ni contestar al burofax.

Por rememorar su historia, destapar algunas de sus prácticas fraudulentas y ser el portavoz de la organización de defensa de los consumidores con mayor relevancia social de nuestro país, Luis Pineda ha caído en una enfermiza obsesión hacia mi persona. La campaña de difamación que durante más de tres años ha venido desarrollando contra mí es posiblemente una de las más cruentas de las que ha sido objeto un periodista en España. Junto a los más de veinte reportajes que me ha dedicado en sus publicaciones, con montajes disfrazados de reportajes de investigación, Pineda ha lanzado más de 600 tuits en los que nos acusa a FACUA y a mí de numerosos delitos, además de proferirme todo tipo de insultos, que también ha dedicado a mi familia y compañeros.

«Golfo», «imbécil», «corrupto», «vago», «sinvergüenza», «vividor»,»caradura»… Son algunos de los calificativos que me ha dedicado en su cuenta de Twitter. Insultos que se suman a una larga lista de actividades delictivas proferidas desde esta red social, a través de las publicaciones de Ausbanc y de numerosos comunicados de prensa que lleva años enviando a los medios.

El dueño de Ausbanc inventó que yo estaba implicado en los principales escándalos de corrupción que han estallado en los últimos años en Andalucía: el caso de los ERE, el de las facturas de UGT-Andalucía y el de los cursos de formación. Pineda hizo incluso que Manos Limpias me denunciase en los tribunales bajo la acusación de emitir facturas falsas para difundirlo en los medios de comunicación con el único fin de desacreditarme para hundir mi imagen pública, y con ella la de FACUA. La petición de imputación -a la que por cierto se sumó el PP Andaluz- en el caso de las facturas de UGT fue rechazada por el juez. El fiscal anticorrupción advirtió incluso de que no sólo no había indicios contra mí, sino ni tan siquiera sospechas. Pero Luis Pineda no ha parado de insistir públicamente en que su montaje es veraz y que soy un “corrupto”.

Pineda invirtió miles de euros en una campaña publicitaria con la que llenó las calles de varias ciudades de carteles con mi cara, con un rótulo con el texto “se busca”, en los que me acusaba de ser un delincuente. Era una de las portadas de su periódico Mercado de Dinero, donde proclamaba que FACUA y yo somos “un fraude para los consumidores”. Ya te digo…

Una muestra de la manía persecutoria de Luis Pineda hacia Rubén Sánchez.
La campaña de Mercado de Dinero contra Rubén Sánchez.

El propietario de Ausbanc ha llegado a vincularme con la pedofilia. En 2014, un señor con bigote llamado Carlos Calles creó una petición en Change.org «para que Rubén Sánchez, portavoz de FACUA, no pida material pedófilo en Twitter». El mismo tipo se abrió una cuenta en esta red social con el fin de dedicarla en exclusiva a alertar al mundo de mis supuestas perversiones pedófilas a través de más de 500 tuits lanzados en sólo unos meses. El tal Calles no era una persona real, sino un fake manejado por alguien más torpe que los villanos de Scooby-Doo. Curiosamente, entre las poquísimas personas que se hacían eco de esos tuits estaban Pineda y el director de publicaciones de Ausbanc, Luis Suárez Jordana -otro de los detenidos este jueves y condenado por estafa hace un año-. Un día, Suárez lanzó desde su Twitter un mensaje idéntico a los que salían desde el perfil falso, con los mismos errores tipográficos y el mismo extraño código numérico que incluía siempre al inicio del texto. Borró el tuit en cuanto se dio cuenta -de sus fallos de redacción, por supuesto-, pero lo pillé a tiempo.

Según Pineda, también soy un «mafioso» que utiliza «sicarios». Inventó que en FACUA nos dedicamos a enviar sicarios para partir piernas y que él era una de nuestras víctimas. Quizás sus insultos más repugnantes son los que dirigió a mi esposa, Keka Sánchez. Y es que llegó a tuitear que está casada conmigo a cambio de dinero para ocultar mi supuesta homosexualidad -porque también está enfermo de homofobia- al tiempo mantiene relaciones con mi padre.

Las primeras acciones judiciales que he emprendido contra Luis Pineda por sus insultos y calumnias han dado como fruto una sentencia pionera a nivel mundial sobre difamaciones en Twitter. Por la primera de mis demandas, en las que me representa David Bravo, Pineda ha sido condenado a tuitear el fallo desde su cuenta persona treinta veces durante treinta días, además de borrar los cincuenta y siete tuits insultantes y difamatorios. La sentencia fue ratificada por la Audiencia Provincial de Sevilla y la ha recurrido al Tribunal Supremo.

Mi segunda demanda, que interpuse contra Luis Pineda, Ausbanc y su director de publicaciones, tiene ya una sentencia del juzgado de primera instancia -la ha recurrido a la Audiencia- que los condena a indemnizarme con 90.000 euros, tuitear el fallo diez veces durante diez días, publicarlo en tres números de su periódico Mercado de Dinero y pagar las costas del procedimiento.

FACUA le ha interpuesto dos demandas. La primera está a la espera de sentencia. El juicio por la segunda se celebra el próximo 26 de abril. Curiosamente, ese mismo día el líder de una presunta organización criminal que durante décadas se ha hecho pasar por asociación de usuarios tiene una cita con Hacienda, que también le ha abierto una investigación.

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