El pasado lunes la escritora y periodista Amparo Moliner (Empar Moliner) se permitió la licencia de quemar un ejemplar de la Constitución española  en el programa las mañanas ( Els Matins) de TV3. Tras el revuelo organizado por tamaña estupidez impropia de personas cultivadas y respetuosas con la democracia, la protagonista del asunto ha pedido perdón a “los que se han ofendido” y ha justificado su acción diciendo que lo que quería era denunciar una Constitución que no garantiza el derecho de los pobres después de que el Tribunal Constitucional no aceptara las medidas para garantizar el suministro energético a las familias vulnerables. La  Sra. Moliner finaliza su línea argumental manifestando que lo que estaba en su ánimo era denunciar la pasividad de los gobernantes ante este hecho.

No tengo el gusto de conocer a Doña Amparo pero si he seguido su trayectoria como escritora y periodista  tanto en sus artículos en El Pais como en algunas de sus obras literarias , algunas de ellas reconocidas con premios relevantes. Por lo anterior  me ha sorprendido sobremanera  su inoportuna  salida de tono y su torpeza al no haber sido capaz de valorar antes de llevarlo a cabo  el alcance de su atropello intelectual. Para más inri el agravio fue singularmente justificado por los responsables de la televisión autonómica de Cataluña , ejemplo flagrante de antiperiodismo y subjetividad, que consideran que lo que hizo Moliner era una “denuncia metaforica”. Ciertamente esta posición de la cúpula de TV3 es una evidencia más de la falta de rigor de un medio que hace ya tiempo se convirtió en una máquina propagandística al servicio del separatismo ilustrado.

Pues bien , yo creo que la mayoría de los españoles que hemos vivido la transición  y la consolidación de nuestra democracia no terminamos de entender estas estrafalarias actitudes. Por otra parte  entiendo que hay muchas y más eficaces maneras de llamar la atención sobre una cuestión que comparto absolutamente con Moliner como es  buscar soluciones para los más desfavorecidos en relación con el suministro eléctrico y tantas y tantas cuestiones que afectan a muchos de nuestros sufridos conciudadanos. Pero en ningún modo quemar,  pisotear o reírse de  la Constitución Española.

Amparo Moliner, como acreditada periodista y reputada escritora debería dar ejemplo  a sus seguidores  con mayores dosis de diálogo y respeto que las empleadas en esta ocasión. Estoy seguro que en el futuro no volverá a incurrir en actuaciones de esta naturaleza. Entre otras cosas porque más allá de la incalificable “gracieta” cometida , este tipo de conductas están tipificadas y pueden aparejar condenas serias si así lo consideran en su momento la fiscalía y los Juzgados de instrucción de Barcelona. La ofensa , el ultraje a España , a sus símbolos y en este caso a su Carta Magna son impropias de gente de bien. Ojalá algún día desaparezcan este tipo de agresiones gratuitas producto en muchos casos  de la insolvencia moral y fruto en otras ocasiones de un mal entendimiento de los más elementales principios de la convivencia.

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