Luis Abinader, en un momento de su discurso en la Asamblea General de Naciones Unidas

Esta semana se está celebrando en Nueva York la Asamblea General de Naciones Unidas. Por la sede de la ONU han pasado jefes de Estado, primeros ministros y presidentes de diferentes gobiernos del mundo. Sin embargo, ha sido Luis Abinader el que ha puesto encima de la mesa, en primer lugar, los verdaderos problemas que afectan a las diferentes ciudadanías y, en segundo término, recordar a las naciones que la crisis actual de Haití es la consecuencia de la inacción de la comunidad internacional y de no haber actuado cuando Abinader lo advirtió hace 2 años.

Antes de entrar en lo que está sucediendo en territorio haitiano, el presidente de República Dominicana se refirió a un grave problema que afecta a los países en desarrollo: el precio del petróleo que afecta mucho más a este tipo de países de renta media y baja que a las potencias europeas, asiáticas y norteamericanas.

«El petróleo sigue siendo importante para nosotros, aprovecho este espacio para llamar la atención de la práctica del control de la oferta de los países exportadores, para mantener elevados los precios del crudo, en perjuicio de los países importadores. En esta asamblea deberíamos discutir y aprobar un mecanismo financiero que garantice la estabilidad de los precios del crudo a los países importadores de renta media y baja como lo es el nuestro», instó Abinader.

La realidad es que la subida de los precios del petróleo y sus derivados afecta al crecimiento y a la estabilidad económica en los países de rentas medias y bajas por una razón muy sencilla: al estar regulado por el mercado internacional y se aplica de igual modo. Abinader, en una muestra cómo se pone el Estado al servicio de la ciudadanía, implementó una serie de medidas que ha logrado paliar las consecuencias inflacionistas de los combustibles y los derivados del petróleo, pero sus exigencias en la ONU se extienden al resto de países.

Cambio climático

A continuación, el presidente dominicano se refirió a las consecuencias del cambio climático y de cómo República Dominicana está demostrando con hechos el compromiso que hay que adoptar para frenar un hecho que ya está teniendo consecuencias funestas para la humanidad.

Uno de los efectos del cambio climático, que está afectando de manera creciente a los países del Caribe, es el crecimiento del sargazo. Abinader también se refirió requirió a la ONU su intervención porque este asunto puede tener consecuencias para la economía global.

«Otro de los efectos nocivos del cambio climático, afecta particularmente a nuestra región del Caribe, me refiero a la proliferación masiva del sargazo. El sargazo, esta alga que devora las costas caribeñas, tiene gravísimos impactos económicos, sociales y medioambientales, especialmente para el turismo, que representa hasta el 75% de la economía de los países caribeños», afirmó Abinader.

Lucha contra la corrupción

Cuando Luis Abinader llegó al poder en agosto de 2020 se encontró con un país en el que estaba implantado un régimen basado, no en los valores democráticos, sino en la corrupción más absoluta. Desde entonces, el presidente dominicano ha implementado una serie de profundas reformas que han tenido como resultado que hasta el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, pusiera como ejemplo la labor que se estaba desarrollando en República Dominicana en la lucha contra esta lacra.

En este sentido, Abinader expuso ante sus homólogos en Naciones Unidas que esa lucha contra la corrupción es la clave para alcanzar una gobernanza en la que los Estados destinan los recursos públicos para el pueblo y no para llenar los bolsillos de una minoría o para ceder el control a intereses espurios que, finalmente, lo que hace es suprimir libertades y derechos reconocidos, precisamente, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

«Uno de los pilares de nuestro compromiso para alcanzar un contrato social más justo y un Estado más efectivo, ha sido y siempre será la lucha contra la corrupción, la ciudadanía dominicana la ha asumido como respuesta a uno de sus principales reclamos. Los principales indicadores internacionales sobre la percepción de la corrupción confirman los avances que mi gobierno ha logrado en este sentido», sentención con contundencia Abinader ante una Asamblea General que escuchaba a un presidente que no sólo exponía su gestión a través de las palabras, sino que traía el aval de los hechos.

La crisis de Haití

En las semanas previas a la celebración de la Asamblea General de las Naciones Unidas, se produjo una crisis fronteriza entre República Dominicana y Haití por la acción unilateral de un sector empresarial que vulneraba, entre otras cosas, elementos fundamentales recogidos en el derecho internacional.

República Dominicana actuó defendiendo su soberanía nacional y, sobre todo, respetando los principios fundamentales que sustentan la garantía de los derechos humanos de las personas. Abinader no ordenó ninguna acción unilateral ni, por supuesto, de índole bélico que no estuviera perfectamente legitimada por el derecho y los tratados internacionales.

«Haití no solo sufre una tragedia medioambiental, sino también una inestabilidad política y social que se puede convertir en una amenaza para la región. En la Isla La Española desde el espacio se percibe una diferencia palpable y desgarradora, una mitad verde y floreciente que corresponde a República Dominicana, que ha priorizado la conservación de sus recursos naturales, la otra mitad, refleja el deforestado Haití», afirmó Abinader en su discurso.

Ante este escenario, el presidente dominicano no pudo evitar recordar el llamamiento que había realizado hace dos años en la misma Asamblea General, cuando reclamó que la comunidad internacional estaba obligada a intervenir en Haití para acabar con la situación extrema que vive ese país. La comunidad internacional no ha hecho nada desde entonces, a pesar de que Abinader ha utilizado cualquier foro, evento, cumbre o encuentro internacional para hacer el mismo llamamiento: la comunidad internacional tiene que intervenir en Haití.

«No me es grato recordar el llamado que hice hace dos años atrás a esta Asamblea General, cuando dije, que desde que llegamos al poder hemos venido anunciando la posibilidad de que la situación haitiana pueda desbordar las fronteras de ese país, incidiendo como un factor de inseguridad en la región.  Hoy dos años después, se verifica la dura realidad de esa advertencia. Un pequeño grupo de particulares haitianos ha retomado la construcción de un canal de trasvase ilegal en territorio haitiano para extraer agua del río Dajabón, en violación de los tratados domínicos- haitianos», sentención el presidente dominicano.

La reacción legítima y respetuosa de República Dominicana ante esta situación ha provocado una campaña internacional de desinformación y de intento de desprestigio hacia el gobierno de Luis Abinader, incluso a través de los comentarios realizados por expertos independientes de la ONU que demostraron su indocumentación y su desconocimiento de lo que estaba sucediendo en la frontera entre Haití y República Dominicana. Por esa razón, Abinader fue contundente ante la Asamblea General.

«La información de la que disponemos indica que es una maniobra de control de agua por parte de una reducida élite económica- política, para lucrarse con su venta a pequeños productores de la zona. La idea de ese proyecto nunca fue comunicada al gobierno dominicano, ni se suministró información sobre su envergadura, impacto ambiental y la identidad de sus beneficiarios finales. El proyecto pone en peligro de inundación, tanto el parque industrial CODEVI y sus 19 mil trabajadores haitianos, como también a una parte de las ciudades fronterizas de Dajabón y Juana Méndez. La situación ya ha derivado en una delicada animosidad a ambos lados de la frontera».

La Asamblea General de Naciones Unidas escuchó a un presidente que, no sólo demostró que conoce de gestión interna, sino que su labor tiene proyección internacional porque está elevando la posición de su país.- Por esa razón, los dirigentes de los países del mundo fueron testigos de cómo un mandatario exponía situaciones internas al mismo tiempo que focalizaba soluciones globales.

La contundencia y la transparencia del discurso de Luis Abinader diluyeron las dudas que aún existieran respecto a la actuación dominicana en la frontera haitiana. Más bien al contrario, serán muchos los dirigentes que ahora se planteen presentar ante sus gobiernos o ante el propio Consejo de Seguridad de la ONU propuestas de actuación en Haití y, sobre todo, habrá quienes, en silencio porque nunca lo reconocerán, se arrepientan y asuman la culpa de las graves consecuencias humanitarias que ha provocado su pasividad y el no haber hecho caso a los llamamientos del presidente de República Dominicana.

El discurso de Luis Abinader es la demostración de cómo se hace patria, de cómo se demuestra el amor verdadero hacia la patria y de cómo hay que representar al pueblo dominicano en el mundo, con orgullo, con la cabeza alta y con la fuerza que da el saber que se está cumpliendo con el deber hacia todos y cada uno de los hombres y mujeres de la República Dominicana, que ayer se sintieron honrados y orgullosos de tener el presidente que tienen.

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