Cayucos en el puerto, de noche. Foto: Caminando Fronteras

El año 2023 se convierte en el más mortífero desde que existen registros, y si en 2021 fueron 4.639 las víctimas y 12 personas murieron al día en los cruces migratorios, en el 2023 las cifras de la vergüenza se elevan a 6.618 con una estadística de 18 muertes diarias. Los datos forman parte del informe Monitorización del Derecho a la Vida, que acaba de presentar la organización Caminando Fronteras.

La ruta Atlántica hacia las islas Canarias vuelve a ser la región migratoria más letal. En esta zona de tránsito, durante el pasado año, aumentó el número de salidas desde los lugares más lejanos de la ruta, como son Mauritania, Senegal y Gambia. En concreto, a partir del mes de junio el aumento de los cayucos provenientes de Senegal muestra el éxodo de su población provocado por una gran inestabilidad social y política en el país.

Estados que invisibilizan a las víctimas

A pesar de estas terribles cifras, según el informe «los Estados han invisibilizado con sus políticas a las víctimas y los relatos oficiales han puesto el foco en los datos de llegadas a territorio español obviando a las muertas y desaparecidas. El análisis de la situación en la frontera por parte de las autoridades se ha centrado más en los discursos de control, permitiendo la difusión de mensajes racistas y xenófobos que incluso han sido promocionados por responsables institucionales».

Tampoco se ha estructurado una reflexión, asegura el informe, sobre el impacto que las políticas migratorias y de control de fronteras han tenido en el derecho a la vida, ni en la situación especial de expulsión de las personas de países que, como Senegal, sufren conflictos graves.

Caminando Fronteras señala, en el documento, que 2023 ha sido un año «especialmente complicado para hacer memoria y buscar verdad, reparación y justicia para las víctimas de las fronteras». La organización asegura que ha tenido que reforzar sus equipos en terreno para dar respuesta «a las miles de familias en búsqueda de sus seres queridos, sobre todo en la zona Atlántica». Por ello, ha aumentado su capacidad de respuesta a las necesidades generadas en Senegal y Canarias.

PP, Vox y sus declaraciones xenófobas

Reconoce también que ha tenido que enfrentarse a «un enorme tabú alrededor de las muertes en las fronteras. Un silencio sobre las víctimas que se ha visto aumentado por el miedo a Estados que responden con represión y detenciones a quienes se atreven a alzar la voz». Durante la investigación, ha constatado «un aumento de la persecución, estigmatización y criminalización de las familias que buscan a sus seres queridos».

El informe pone el foco en «diversos representantes políticos del PP o de Vox» que han realizado «declaraciones xenófobas y deshumanizantes sobre la llegada de personas migrantes a territorio español, desde compararles con fardos «que se envían y se van dejando por la Península«, como hizo la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, hasta asegurar que había que controlarles y «ponerles una marca como a los animales», como afirmó Salvador Escudero, concejal del PP en Torrox, pasando por el alegato de Rocío Monasterio (VOX) en favor de «expulsar» de Madrid «fletando autobuses» a aquellos migrantes procedentes de Canarias.

En este sentido, la Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (UNODC) ponía en tela de juicio las detenciones arbitrarias a personas migrantes acusadas de ser patrones de embarcación, tal y como se recoge en un informe monográfico publicado sobre la ruta canaria en 2022. En él se reconoce que en muchas ocasiones se trata de personas que no tienen relación con las redes de tráfico y que únicamente son personas que toman estas rutas migratorias.

Según Caminando Fronteras, «sabemos también que la aceptación social de esos tabúes favorece a las políticas de control de fronteras y a los discursos racistas y deshumanizadores que las sostienen. Por ello, un año más nuestras cifras rompen el muro del silencio, impuesto por las políticas de control migratorio en un período terriblemente doloroso. Publicamos datos que son necesarios para la reparación individual, familiar y comunitaria del daño que producen las muertes colectivas en las fronteras».

El informe, dice la organización, «pretende ser un instrumento de restauración de la memoria. Es una herramienta que clama por el final de las necropolíticas en la Frontera Occidental Euroafricana, y sirve de instrumento para la lucha de las comunidades y las familias por la no repetición. Tenemos que denunciar que los protocolos que provocan muerte en el control fronterizo son cada vez más explícitos, más obscenos, y se repiten de la misma forma en todas las fronteras europeas».

Por ello, el Observatorio de Derechos Humanos de la Frontera Occidental Euroafricana, una frontera marítima que comprende desde el Mediterráneo Occidental hasta el Atlántico, ha desarrollado una monitorización exhaustiva acompañada de las comunidades y familiares que han permitido obtener los datos que presenta el informe.

Las dinámicas instaladas en las necrofronteras europeas se repiten año tras año formando parte de los resortes del control migratorio, «y el número de víctimas no deja de crecer. La situación de ataque a la vida de las personas que se mueven es totalmente inaceptable», denuncia Caminando Fronteras, mientras espera que el informe aporte luz y herramientas «para seguir defendiendo la vida».

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