El objetivo final de estos ensayos en diversas fincas, que se extenderán durante tres años, es la recopilación de experiencias suficientes para poder ofrecer a las administraciones modelos de ayudas agroambientales adaptadas a cada territorio, con un diseño de ayudas a los productores agrarios que les permita aplicar estas prácticas tradicionales más sostenibles sin sacrificar rentabilidad.

Para ello, se han firmado convenios de custodia agraria con más de 25 fincas donde se desarrolla el proyecto Life Agroestepas Ibéricas en Extremadura, Aragón y el Alentejo portugués, en las que se están ensayando ya diversas medidas ambientales. Muchas de ellas están basadas en la recuperación de métodos tradicionales más sostenibles, como las rotaciones de cultivos barbechos semillados o la trashumancia, que no es más que el descanso de pastos en las fincas durante medio año gracias al traslado de los rebaños a praderas del norte de la península ibérica.  

También se ensayará el efecto de otras medidas combinadas, como la gestión de forrajes y las islas de biodiversidad, buscando aplicar nuevas tecnologías para poder detectar los nidos de las aves amenazadas y permitir a los agricultores realizar sus labores sin peligro para ellas. 

«En muchos casos, la aplicación de estas buenas prácticas agrarias supone una merma en la rentabilidad de las explotaciones, al reducir sus aprovechamientos o establecer reservas temporales para la biodiversidad», señala Marcelino Cardalliaguet, coordinador del proyecto LIFE Agroestepas Ibéricas. Por tanto, «para lograr que dichas medidas sean acogidas de forma voluntaria y masiva por los agricultores y ganaderos que se encuentran en las zonas protegidas, es indispensable que se adapten bien a sus métodos de producción para suponer el mínimo trastorno y que estén acompañadas de ayudas financieras bien dotadas. No sólo para compensar esa pérdida de rentabilidad con respecto a otras zonas agrarias, sino incluso para en lo posible premiar su dedicación y esfuerzo en aplicar unas prácticas agrarias imprescindibles hoy en día para la supervivencia futura de especies como el sisón común, la avutarda o el aguilucho cenizo», concluye Cardalliaguet. 

Avutarda común | Foto: Anita Huszti-/Shutterstock

Modelos de agricultura basados en la experiencia

Las recientes protestas del sector agrario por la difícil situación en los mercados, y las críticas a determinados enfoques de la presente PAC, evidencian más que nunca la importancia de diseñar los modelos de ayudas agrarias en base a experiencias y ensayos previos, allanando el camino a soluciones consensuadas y con resultados probados. Esto es especialmente importante en los compromisos ambientales del sector agrario y en particular dentro de espacios protegidos como los de la Red Natura 2000. 

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