República Dominicana y Haití se encuentran en un escenario que algunos podrían denominar prebélico. La decisión unilateral de desviar el cauce del río Masacre para, según ha reconocido el propio gobierno haitiano, favorecer los intereses económicos de unos empresarios, es un acto que pone en situación de crisis a los dos países. Esta es una nueva muestra de cómo, en el mundo actual, determinados poderosos actúan con la impunidad que les da su poder económico.

Desde que se inició la problemática, Luis Abinader, como Jefe de Estado responsable y garante de los intereses de su pueblo, ha adoptado una serie de medidas lógicas, contundentes pero sin romper con los principios de la democracia y de la diplomacia internacional, aunque ese camino pueda no ser lo que pidan las entrañas de la gente.

El camino fácil, que suele ser el mismo del populismo patriotero, habría sido ordenar a las Fuerzas Armadas a adoptar medidas coercitivas fuertes, llegando, incluso, al enfrentamiento armado. Sin embargo, la senda de la democracia, en ocasiones, es el más complejo pero que el que da mejores resultados. Por eso ha apostado Luis Abinader. Esto no significa que se haya sido «blando», más bien al contrario, las medidas adoptadas por el presidente dominicano ante la provocación del lado haitiano son muy duras y tendrán consecuencias muy graves de no hallarse una solución en el corto plazo. Nuevamente, será el pueblo haitiano el que sufra las consecuencias de la codicia de los poderosos que actúan al margen del propio gobierno con total impunidad.

Luis Abinader, al contrario de lo que intentan hacer creer desde el trumpismo dominicano y desde partidos que agonizan, está siendo muy contundente y está haciendo todo lo necesario para defender la soberanía y los intereses de República Dominicana. Lo principal es mantener la seguridad nacional y no permitir que se desvíe el río Masacre.

Prueba de su determinación fue la aseveración de que el Ejército Nacional está preparado para cualquier situación en la frontera que «está reforzada y se reforzará más».

El problema es que Haití es un Estado fallido y se hace muy complicado encontrar un interlocutor válido para alcanzar soluciones desde la diplomacia y Abinader ha dejado muy claro que él no va a negociar nada ni se va a reunir con las bandas criminales financiadas por algunos poderes económicos que controlan parte del país, poderes que, en muchos casos, se sostienen con capital extranjero. El propio presidente haitiano reconoció a Abinader que su gobierno no tiene fuerza para frenar a quienes están construyendo el canal que desvía el cauce del río Masacre.

Otras de las medidas adoptadas por Abinader ante esta situación, fue instruir al director de Migración de República Dominicana a no admitir en el territorio nacional a extranjeros que impliquen amenaza para los intereses e instituciones de la República, y prohibió el ingreso de nueve provocadores haitianos que han estado detrás de esa acción.

Estos residentes haitianos son Wanique Pierre, exsenador del departamento Noreste de Haití, por el Partido Haitiano Tek Kale (PHTK); Ardouin Zephirin, exministro de interior y colectividades territoriales de Haití; Jacques Sauveur Jean, exsenador haitiano; Jeantel Joseph, director de la Brigada de Seguridad de Áreas Protegidas (BSAP) del Ministerio de Medio Ambiente de Haití; Luckner Desir (a) Luko, periodista y excandidato a la presidencia de Haití.

También Nader Joaceus, exministro de Trabajos Públicos Transporte y Comunicaciones (MPTCP) de Haití; Jean Baptiste Aime, exsenador haitiano del partido político Lavalas y ex cónsul de Haití en la provincia Dajabón.

Asimismo, a Wideline Pierre, exdirectora departamental del Ministerio de Medio Ambiente del Nordeste, y arquitecta, y Camiel Samson, señalado como presunto patrocinador en la construcción del canal de riego en el Río Masacre.

¿Qué protección de intereses internacionales pueden tener aquellos que están provocando una grave crisis geopolítica? ¿Esos mismos son los que, con su poder globalizador, están frenando cualquier intervención de la comunidad internacional en Haití sin importarles las gravísimas consecuencias para los seres humanos que allí viven?

Desde hoy a las 6 am (hora dominicana), la frontera entre República Dominicana y Haití estará cerrada. Esta decisión de Abinader es, en primer lugar, lógica y, en segundo término, una garantía para la seguridad del pueblo dominicano.

«Si hay incontrolables allá, serán incontrolables para el Gobierno haitiano, pero no serán incontrolables para el Gobierno de la República Dominicana», afirmó Abinader, quien dejó claro que las Fuerzas Armadas, al mando del ministro de Defensa, el teniente general Carlos Díaz Morfa, tienen clara cuál es su misión y la van a cumplir.

Abinader volvió a ser contundente en sus declaraciones al calificar de insensatez la construcción del canal en el río Masacre y dijo que «es una obra inadecuada, sin ningún tipo de ingeniería, la cual es una provocación que este gobierno no va a aceptar».

«No va a haber ninguna violencia de este lado, nosotros estamos preparados para controlarlo, aquí no va a haber ninguna violencia; ustedes pueden estar seguros de que puede haber algo muy aislado, pero el Ejército, las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional están preparado. Estamos preparados y tenemos ya varias semanas, no solamente para esta situación sino, además, también, para cualquier fuerza de paz que vaya a Haití y nosotros protegernos de nuestro lado», afirmó Abinader.

Cumbre de Naciones Unidas

El presidente dominicano iniciará el próximo domingo 17 un viaje oficial por la celebración en Nueva York de la Asamblea de las Naciones Unidas, lugar en el, una vez más, insistirá en la necesidad de una intervención en Haití por parte de la comunidad internacional, petición que cuenta con el apoyo del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, pero de la que no se han hecho eco las principales potencias mundiales.

«Ustedes saben que la semana que viene estaré en la ONU y estaremos en contacto con los diferentes países que están preparando esa acción y nosotros, como ustedes saben, no vamos a participar, pero sí estaremos aquí preparados para proteger el territorio y la vida humana de los dominicanos», afirmó Abinader.

Desde que llegó al poder en agosto de 2020, no ha habido evento o cumbre en la que el presidente dominicano no haya hecho llamamientos a la comunidad internacional sobre la situación en Haití, la necesidad de una intervención para erradicar las bandas criminales, la entrega de ayuda humanitaria para que el país arranque. República Dominicana no puede hacerse cargo ella sola de lo que suceda en el país vecino. Sin embargo, nadie hace nada y a cada reclamación sólo se ha escuchado el silencio o promesas vacías.

¿A quién le interesa que Haití se encuentre como se encuentra? ¿Quién está ganando miles de millones de dólares con la explotación corrupta de los recursos de Haití? ¿Hay que mirar a París, Londres, Miami, Ámsterdam, Moscú, Nueva York, Little Rock, Singapur o Madrid para encontrarlos?

Esto son preguntas lícitas que cualquier persona se haría y que, al día de hoy, apenas tienen respuesta porque los empresarios que están siendo señalados, en realidad, no son más que simples testaferros de sus verdaderos amos.   

Abinader no está dispuesto a que los intereses que haya en Haití ataquen al bienestar y la seguridad del pueblo dominicano. Por eso ha tomado unas medidas contundentes, justas y, sobre todo, dentro de la ética democrática, sin populismos ni alharacas y, sobre todo, sin intentar, como hacen los trumpistas y los moribundos, buscar rédito político de la actual crisis.

La situación actual que se está viviendo con la construcción pone en evidencia que la ayuda que Haití necesita deber ser ya, antes de que vaya a ser tarde. Solo basta mirar lo publicado en el periódico haitiano Le Nouvelliste, el cual establece que Jean Brévil Weston, coordinador del Movimiento de Agricultores de la Llanura de Maribaroux, dijo en una entrevista para Magik 9 que no cree que ninguna entidad les vaya a pedir que pospongan el proyecto de construcción del canal.

“Además, nuestra posición es clara. El canal o la muerte. Estamos listos para ser enterrados en el canal”, dijo Weston

Vuelve y se repite la pregunta, ¿Qué espera la Comunidad Internacional par apoyar al presidente Abinader ante sus llamamientos de resolver la situación en Haití? ¿Qué espera?

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