• 4ª entrega de una Comedia de Germán Álvarez Blanco, porque SABEMOS cree que las vacaciones son para reír

La falta de mayoría suficiente y el crecimiento por la izquierda y la derecha de las formaciones radicales ha obligado a las Ejecutivas de los dos grandes partidos a considerar por primera vez en España un Gobierno de Gran Coalición. Se estima como inmediato un encuentro entre sus respectivos dirigentes en algún lugar que se mantiene secreto a cal y canto…

La negociación sigue tensa, pero el cansancio hace estragos y deciden tomar un pequeño descanso… (1ª entrega) / (2ª entrega) / (3ª entrega)

Acto 2º
 
La misma pieza y  decorado, salvo la nueva mesita de invisibles ruedas que ocupa el centro del espacio, en la que Rosa y Lucas terminan de dar cuenta de una cena. Frugal, a juzgar por los restos.
 
Están frente a frente. Se han cambiado de ropa. Ella lleva un vestido de terciopelo gris acero, de gran escote y finos tirantes. Los zapatos, de tacón alto. Él, un elegante traje negro, camisa blanca y corbata rosa palo. Lucas toma en ese momento una botella de champán de la vecina cubitera y la vuelca, pero sólo cae un agónico chorrito en cada copa. La deposita en el suelo. En la cubitera ya hay otra enfriándose. Brindan.
 
LUCAS.- Piano, piano, si va lontano, como diría il Cavalliere si se viera en una como ésta…Finnita la botella ¡Oye, parece que aquí hay mucha evaporación!
 
ROSA (MORDAZ).- Has estado todo el tiempo cargando mi copa, pero no te servirá de nada. Sabes que aguanto mejor que tú… Y no entiendo por qué metes a Berlusconi… A menos que tengas la idea de convertir este fin de cena en un bunga-bunga… (MIRADA DE ADVERTENCIA, ANTE SU SILENCIO) ¡Olvídala! Esos tiempos pasaron hasta para él.
 
LUCAS.- ¡Mujer, mira que eres desconfiada! Sigues cortando los buenos rollos con la dulzura de una taladradora de cien voltios.
 
ROSA.- Porque te conozco como si te hubiera parido. Te leo el pensamiento, mientras merodeas como una hiena que acecha a un indefenso ser agonizante.
 
LUCAS.- ¿Te consideras un indefenso ser agonizante?
 
ROSA (RISITA).- ¡Por supuesto que no, querido…! Pero sí te veo de hiena carroñera. Como las de El Rey León.
 
LUCAS.- ¡Dale con el Rey León…! Coño, deja a ese Rey en paz…Cuando oigo a un zurdo mentar a un monarca, siempre pienso que hay en marcha una oculta conspiración republicana.
 
ROSA.- Eso os pasa a los conspiranoicos de la derechona porque os habéis quedado en Fernando VII o en Isabel II…Como mucho, en Alfonso XIII, que también se las traía…La Monarquía de hoy es Constitucional, mon cher, como diría la princesa Corinna von Rubileches… Mientras tengamos esta Constitución, los de la leal y patriótica izquierda moderada seguiremos siendo republicanos, pero reprimidos.
 
LUCAS (DUDAS).- No suena bonito. Raspa.
 
ROSA.- Pero es práctico. Funciona.
 
Se hace un silencio. Ahora, sin tensión. Se están mirando a los ojos y, poco a poco, las sonrisas afloran. Lucas tira de sus amplias reservas de coquetería.
 
LUCAS.- Ya estamos otra vez: los buenos propósitos por un sitio, los hechos por otro…
 
ROSA.- ¿Qué quieres decir?
 
LUCAS.- ¿No habíamos quedado en desconectar esta noche y volver a los navajazos a partir de las ocho?
 
Ella asiente con un gesto, mientras juega con la sonrisa.
 
LUCAS.- Y aprovechar la cena, estupenda por cierto, que nos ha ofrecido Penagos para hablar de nosotros.
 
ROSA.- ¿De ti y  de mí…? No recuerdo que mencionáramos a esos dos.
 
LUCAS.- Si no es de política ni de nosotros, ¿de qué podemos hablar? Para ti y para mí todo lo que pasa en el mundo es política o se relaciona con nosotros… ¡Menudo par de egos! ¿Es o no es…?
 
ROSA.- En cierto modo…
 
LUCAS.- ¡Nada de en cierto modo! Más verdad que los Evangelios.
 
ROSA.- Ya vuelves a girar alrededor de tus ideas. Los Evangelios serán una certeza para los que creéis en ellos. Sabes que no es mi caso.
 
LUCAS.- ¡Déjate de largas cambiadas! Siempre hemos hablado de política o de nuestras personas. Juntas  o por separado.
 
ROSA.- Tú, ¿qué prefieres?
 
LUCAS.- Si decidimos que “por separado”, empezarás con el tira y afloja que tuviste con tu marido,  y eso no mola… (LE DIRIGE UNA MIRADA INTENSA)  Hay mucha más tela que cortar en lo que vivimos juntos, aunque durara poco… ¿No crees?
 
Ella le observa con fijeza. Corre su silla hacia atrás y cruza las piernas, mostrando una generosa ración de las mismas. Por algún sitio asoma el borde de puntilla de una media negra y una línea de carne desnuda. Lo que hace abrir mucho los ojos a Lucas, quien busca su rostro para intentar interpretar qué quiere y para no ceder a la tentación.
 
LUCAS.- Pero ¿por qué razono con argumentos chorras lo que tú has planeado durante una hora, entre la ducha, el descanso y vestirte…? (SE DA UNOS AMAGOS DE BOFETADAS) ¿Es que no recordaré nunca tu provisión de trucos para manejar las cosas a tu antojo…? No escarmiento.
 
ROSA (MÁXIMA INOCENCIA).- Perdóname, pero no entiendo qué quieres decir.
 
LUCAS.- Te has puesto guapísima, y seguro que lo has hecho para ponerme como una moto GP. ¡Que no soy de la quinta de Márquez, Rosa!
 
ROSA (RISA CANTARINA).- ¡Qué pretencioso…! ¿Cuándo aprenderéis los hombres que a las mujeres nos gusta arreglamos para nosotras mismas?
 
LUCAS.- ¡Será cuando hay espejos…! Y no veo ninguno.
 
ROSA.- En mi habitación había uno de cuerpo entero.
 
LUCAS.- Pero aquí, no.
 
ROSA (MUECAS Y MOVIMIENTOS SENSUALES).- Disfruté al ponerme las medias frente a él muy despacito… Y al meterme en este vestido de terciopelo suave, suave…Ni te imaginas qué suave. (SONRÍE PROVOCADORA). Después de estos meses de tensiones brutales en los que hasta me olvidé de mi aspecto, confieso que volví a encontrarme a gusto en mi piel… (BURLONA)  Y esa mirada que has puesto de gato hambriento frente a un canario enjaulado me dice que no voy descaminada.
 
LUCAS (FRUSTRADO POR SU INCAPACIDAD DE DISIMULAR).- Entiendo que una mujer quiera verse guapa, ¿pero de verdad os gusta  vestiros en plan zorrón sólo para vosotras?
 
ROSA.- ¿Por qué no? La ropa es un arma femenina. Nos sirve para confirmar o desmentir  si controlamos una situación. Sobre todo, a las que tenemos enfrente a un salido que juega al escondite y sabemos usarla.
 
Lucas se levanta de su silla, arrastra la mesa de la cena a un lateral del escenario y lleva hasta allí la cubitera. Ella se queda sentada, sin inmutarse, ocupando el centro y en todo su esplendor. Sigue la acción del hombre con una ambigua sonrisa.
 
Mientras la mira a hurtadillas, recoloca la mesita que estaba al principio en medio de las dos sillas, con sus cuadernos  y sus bolígrafos, que no han utilizado.
 
ROSA (LE TIENDE SU COPA).- Ponme un poquito más de champán… Pero no pienses que pille una castaña.Te dejarías los piños clavados en el suelo.
 
LUCAS.- ¡Anda, que he tenido que insistir mucho para que le des a la botella…!
 
Descorcha la nueva, le sirve y se sirve. Brindan y beben un sorbo. Rosa forcejea levemente para bajarse la falda del vestido. Lucas carraspea y da unos pasos,  movido por los nervios. Por la misma razón, va hasta el mueble que hay bajo el televisor, toma el mando a distancia y empieza a darle a algún botón. Se suceden distintas emisoras que dan música cañera. 
 
De pronto, empieza a oírse el tema “Que c´est triste Venise”,  cantado por Aznavour (o no). Cual si se les hubiese encendido una bombilla, se observan como cortados.
 
LUCAS.- ¿Recuerdas…?
 
La pantalla grande se ilumina de pronto y exhibe una rápida sucesión de imágenes del Gran Canal de Venecia, el palacio de los Doria, la plaza de San Marcos, el café Froilán…
 
Mientras, el escenario ha ido lentamente a penumbra. Ellos guardan una quietud de estatua. Un cañón los enfoca. Mantienen mirada en mirada.
 
ROSA (CON AIRE ¿NOSTÁLGICO?).- ¿Cómo olvidar aquel viaje…?
 
En la pantalla es ahora noche. Vemos el pórtico con el letrero del “Hotel Danielli” y un fotograma de  una Recepción  lujosa. Entran ellos cogidos del brazo (él, con barba recortada y un blanco turbante de sihg; ella, con un casquete muy coqueto y velito de época que disimula sus facciones) Los veremos en dos fotos, una, frontal, muy sonrientes, y otra en escorzo. Otra instantánea  enseña el restaurante de la planta alta; otra, las espléndidas vistas al Gran Canal y a la laguna…
 
LUCAS (CON EMOCIÓN PERCEPTIBLE).- Tú me enseñaste Venecia… Nunca había estado, cateto de mí… ¿Sabes que sentí celos cuando supe que habías pasado allí la luna de miel con tu marido?
 
ROSA (SONRIE SIN ACRITUD).- Tú me enseñaste Oviedo…Y no me sentó muy bien que me llevaras a aquel hotel adonde siempre ibas con la de turno. Y, encima, con ellas lo hacías a cara descubierta, mientras que conmigo….Pero acepto que Venecia fue fascinante. Y divertida.
 
…En algún rincón apartado de terraza, con un croma de fondo de la noche veneciana, aparecen  bailando al son de la música. Es una escena de la más merengue comedia romántica. Hablan sumidos en semipenumbra. En ningún momento serán reconocibles.
 
LUCAS (VOZ RONCA).- ¿Sabes que cuando bailábamos me temblaban las piernas…? No creo que lo notaras, pero me costó  controlar mis emociones…
 
ROSA.- ¡Estaba muerta de miedo…! Había españoles en el restaurante y casi todo el mundo nos miraba por las pintas que llevábamos. 
 
LUCAS (IMPETUOSO).- ¡Estabas preciosa…! Yo me sentí como el protagonista de la versión Bollywood del Gran Gatsby… Por mi turbante.
 
Lucas deja su copa y se acerca. Le quita la suya, le toma una mano y la hace alzarse. Se miran a los ojos. La enlaza y la fuerza un poquito hasta arrancarse a bailar. El cañón los enfoca.
 
Por unos momentos, la pareja que forman en el vídeo y la real bailan sincronizadas. A él se le pone cara de borrego enamorado. Ella lucha por dominar sensaciones potencialmente peligrosas. Le encara soltando risitas, más nerviosa de lo que aceptaría reconocer.
 
ROSA.- ¡Hacerme bailar esta música empalagosa, con lo cañera que soy…! Me vi como una burguesita tonta…Ni te cuento lo que siento ahora.
 
LUCAS.- También yo me vi como un galán trasnochado.  Pero al “Danielli” no se va a bailar hip-hop. Ni Venecia se presta a rapear. Mira, sería una magia cursi, pero era magia.
 
ROSA.- Sí…
 
LUCAS.- Como ahora.
 
ROSA.- Bueno, lo de ahora es como cuando a una cometa la pilla el viento en el aire… Vuela, pero es sin querer.
 
En ese instante, se disocian la pareja de la pantalla y la real. La primera empieza a besarse con intensidad mientras la real continúa bailando en el apagado escenario. La de la imagen se queda quieta, aunque enlazada, mirándose a los ojos. La música sigue sonando.
 
LUCAS (CON EMOCIÓN).- Has dicho que la cometa vuela…Pero sin querer.
 
ROSA.- Eso es.
 
LUCAS (TRAS UN LARGO SILENCIO).- ¿Crees de verdad que lo que había entre nosotros sólo era sexo?
 
ROSA  (LE TIEMBLA LA VOZ).- Únicamente sexo.  Pero del bueno.
 
LUCAS.- No piensas lo que dices.
 
ROSA.- Tiendes a confundir tus opiniones con la realidad… En todo (RECTIFICA ACTITUD Y LE OBSERVA CON SENTIMIENTO)… Te concedo que estuve tentada de atravesar el espejo.
 
LUCAS.- ¿Qué espejo?
 
ROSA.- Para entrar en otra dimensión hay que atravesar un espejo.
 
LUCAS.- ¿Cómo Alicia, la del País de las Maravillas?
 
ROSA.- Algo así.
 
LUCAS.- ¿Deseaste hacerlo?
 
ROSA.- Por un momento…Un largo momento. Que se terminó cuando nos fuimos a la habitación y te propuse que dejaras la política y formáramos una pareja normal. En ese punto, todo se fue al garete… Y aquí estamos.
 
Se apaga la pantalla, con ellos besándose como última imagen.
 
La pareja real permanece, juntos y mirándose,  bajo la luz del cañón.
 
LUCAS.- Volvemos a lo de antes. También yo te sugerí que la dejaras tú. Creo que es una profesión áspera, injustamente abominada por la gente normal…En el fondo, quise evitarte un futuro desagradable.
 
ROSA.-Yo sí que busqué ser generosa contigo…No me lo permitiste.
 
LUCAS (SE LE ROMPE LA VOZ).- Aquella noche, hubo  un maldito momento en que se nos fundió la magia.
 
ROSA (IGUAL).- Y bien fundida. Un apagón en toda regla.
 
Se apaga el cañón y cesa la música. El escenario recupera la luz. Súbitamente, incluso con cierta brusquedad como si de golpe se sintiera incómoda, Rosa deshace el abrazo, se alisa el vestido, toma su copa, se sirve ella misma champán y lo bebe de un largo trago,  observada por un Lucas que parece todavía alterado.  Transcurre un tiempo en que luchan para recuperar la serenidad. Ella se quita una lágrima  y ríe suave.
 
ROSA.- En Venecia, contigo, me sentí rara.
 
LUCAS.- ¿Por qué rara…? Suena casi ofensivo.
 
ROSA.- Para nada. Lo que digo es a tu favor. Cuando estuve con mi marido, me enamoré de la ciudad, pero él fue un incordio. Yo captaba los mensajes de sus viejos y podridos edificios, su humedad, la lluvia mojándome el rostro…Mi marido sólo veía los inconvenientes…Me despertaba temprano e iba a recorrer los pequeños puentes alejados del centro, los canaletos por los que sólo vagaba alguna góndola con una pareja abrazada… Mi marido se quedaba en la cama y no se levantaba hasta mediodía para tomar un Martini en ”Harry´s”
 
LUCAS.- Esas mañanas que mencionas son las que nosotros vivimos juntos…Todavía se me pone piel de pollo cuando lo pienso.
 
ROSA (ASIENTE TRISTE).- Lo espiritual y lo excitante de Venecia para un hombre y una mujer  lo descubrí contigo, no con mi marido (LUCHA CONTRA LAS EMOCIONES). Me hiciste sentir como una novata en el amor.
 
LUCAS (EMOCIONADO).- Perdona, quizás sea producto de mi imaginación, pero ¿has utilizado la palabra amor…?
 
ROSA (RECULANDO, PERO SÓLO UN POCO).- Es una forma de hablar.
 
Lucas vuelve a acercarse hasta que sus rostros casi se tocan y le coge las manos con cautela, temiendo un rechazo. Que no se produce. Se miran con expresiones tontorronas.
 
ROSA.- Si hubieras querido…
 
LUCAS.- Si hubieses querido tú…
 
Suenan unos discretos golpes de nudillos en la puerta principal. Rosa, sobresaltada, libera de un tirón las manos y camina hacia el ruido.
 
VOZ 1 (OFF).- ¿Va todo bien, Rosa…? ¿Me necesitas para algo?
 
ROSA (CON NERVIOS).- ¡Todo va como debe de ir, Romerales…! ¡Y no te necesito! Podéis acostaros si queréis. Yo lo haré enseguida.
 
VOZ 1 (OFF).- Esperaremos, Rosa.
 
ROSA.- Tú mismo. Gracias.
 
VOZ 1 (OFF).- ¡Y tengo buenas noticias…!
 
ROSA.- ¿Cuáles?
 
VOZ 1 (OFF).- ¡No han llamado desde el Partido! ¡Ya sabes: pas de nouvelles, bonnes nouvelles!
 
Rosa y Lucas se miran en silencio. Poco a poco, se les retratan en los semblantes expresiones de cachondeo compartido.
 
ROSA.- ¡Pues menos mal…! ¡Buenas noches, Romerales!
 
VOZ 1 (OFF).- ¡Buenas noches, Rosa!  ¡Y mucha suerte!
 
Rosa se tapa la boca en un vano intento de ocultar la impresión que le causa el informe de su colaborador en las narices mismas del “enemigo”.
 
LUCAS.- Vaya machacas de circo  que tienes… ¿Ese pardillo piensa que lo que quieran decirte los tu Estado Mayor lo harán a través de él?
 
ROSA (SONRISA).- Con fe de camionero.
 
Nuevos golpes de nudillos en la puerta.
 
VOZ 2 (OFF).- ¡Lucas, ¿estás bien…?!
 
LUCAS (CABRÉANDOSE, ANTE LA MIRADA BURLONA DE ELLA).- ¡¿Qué pasa, Juancho…?! ¡Idos a sobar de una puta vez…!
 
VOZ 2 (OFF, DOLIDA).- ¡Tampoco es para ponerse así!
 
LUCAS.- ¡Daos una vuelta por el Pigmalión y volved pronto…!
 
VOZ 1 (OFF).- ¡Vale!
 
ROSA (ABIERTA GUASA).- Hablando de machacas, los tuyos son de tebeo.
 
LUCAS.- Estarán pedos…A saber  qué se habrán metido mientras esperan.
 
ROSA.- Los míos tampoco son hermanitas de la caridad. Cada palo, su vela.
 
De pronto, se observan incómodos. Parece que les da un bajón. Ella saca un cigarrillo y lo enciende (valdrá uno electrónico). Aspira con ansia una bocanada de humo. Él la mira con reproche.
 
LUCAS.- Veo que han dejado de importarte mis alergias.
 
ROSA.-  Ahora mismo me preocupan más mis nervios.
 
LUCAS.-  Para fumar, podrías salir fuera…
 
ROSA.- ¿Con nuestros robocops apiñados ahí, con los fonendoscopios pegados a la puerta…? Tienes ideas de todo a un euro. Salgo, y los míos me arrastran a una esquina para hacerme un tercer grado.
 
LUCAS.- Suena lógico lo que dices… Lo admito…Bien (TOSE EXAGERADAMENTE) Mientras tú le das a la droga, porque eso es una droga, me meteré  (SEÑALA LA BOTELLA DE WHISKY) una dosis de poción mágica. Los galos irreductibles y yo somos adictos.
 
Cada uno se pone a lo suyo. Se aseguran así unos segundos de silencio para reordenar las ideas. Se echan miradas disimuladas cuando creen que el otro no observa. Después de servirse, Lucas vuelve a coger el taco y tira. Rosa exhala una larga bocanada de humo en forma de volutas.
 
ROSA.- El alcohol es la adicción más perniciosa. Pero los que tenéis ese vicio no caéis en su gravedad.
 
LUCAS (TIRA OTRA VEZ).- ¡Eh, eh…, que no soy ningún borracho.
 
ROSA.- Cierto. Pero cuando te pasas con el whisky te vuelves peligroso. Aunque reconozco que hoy  sólo has dejado atrás un par de pueblos.
 
Vuelta al billar para tomar posición. Aires de profesional.
 
LUCAS.- ¡Ni una uña me he pasado jamás delante de ti! Yo sé beber.
 
ROSA.- ¿Estás seguro…?
 
LUCAS (TIRA).- Tanto como que después de la tormenta llega la calma.
 
ROSA (BURLONA, DE REPENTE).- Cuando dices que jamás te has pasado, ¿no te estarás olvidando de cierto episodio en el Motel Camión? 
 
La mira con sorpresa. Luego fija la vista en el palo como en un ejercicio de introspección. El recuerdo parece llegarle de pronto y su cara retrata una sonrisa que va abriéndose camino. En Rosa, ocurre lo mismo.
 
Lucas arroja el taco sobre el tapete y restalla una mano contra la otra, antes de empezar a reírse. A carcajadas. Ella se une, más discreta…
 
LUCAS.- ¡Fue cuando….!
 
ROSA (ASIENTE).- Llevabas un cebollón de mundial y te portaste como un hooligan. Espero que tengas la decencia de admitir las dos cosas.
 
LUCAS (SE ACERCA A ELLA).- ¡No lo admito…! Me cabreé porque estábamos de miedo en aquella cama de agua que se movía a nuestro ritmo (HACE ONDAS CON EL CUERPO), recién culminado un polvo fantástico. Y, en eso, nos llegan jadeos y palabras guarras de la habitación vecina… ¡Coño, Rosa, era pared con pared! ¡Que la gente no se mide!
 
ROSA.-Estabas cocido… La botella de whisky vacía a tu lado de la cama era una prueba irrefutable. Y en cuanto a los de la habitación vecina, tenían tanto derecho como nosotros a usarla como les diera la gana.
 
LUCAS.-  ¡Que hubieran elegido otro motel…! (RÍE PROCAZ).  Reconocí la voz de Canales de inmediato. ¡Es inconfundible…! Estropajosa y cazallera.
 
ROSA (SONRISA ZORRA).- Y yo la de Eulalia. Aunque las animaladas que soltaba me hicieron dudar, porque siempre la había oído presumir de  leninista puritana en temas de sexo.
 
LUCAS.- ¡Aquello era fuerte…!
 
ROSA.- ¡Muy fuerte!
 
Rosa apaga su cigarrillo donde convenga, lo envuelve en una servilleta de papel y lo guarda en el bolso. Observada por un Lucas que manotea de nuevo para dispersar un imaginario humo. Ella sonríe con guasa.
 
LUCAS.- Canales borró aquella tarde la imagen de meapilas que  tenía de él… Portavoz del grupo más facha del Congreso, padre de cinco hijos, predicando a muerte la monogamia, llamando barraganas a las amantes de tíos casados de los demás Partidos…Lo típico de Orden Nuevo…Y, de pronto, como un inesperado regalo del destino, nos llegan aquellos ridículos gemidos de Eulalia con los que engañaba a ese pichacorta.
 
ROSA.- Mientras le suplicaba que le hiciera aquella cochinada…
 
LUCAS (GESTICULA EXCESIVO).- Que le pusiera pinzas en los pezones y le hiciera daño, ¡sssí…! La ponente contra el maltrato de género por Izquierda Pura, pidiendo una sesión de masoquismo… Y, a continuación, el inconfundible restallido de unas cachetadas en los glúteos… ¡Qué fuerte!
 
ROSA.- ¡Muy fuerte…!
 
LUCAS.- ¡Pero fuerte, fuerte!
 
ROSA.- ¡Increíblemente fuerte…! La había pillado leyendo en su escaño “50 sombras de Grey”, el libro forrado con un poster de Che Guevara… Se le ponía cara golosa y se relamía… (DE PRONTO, SOLEMNE). Pero Eulalia estaba en su derecho. Una cosa son los principios por los que un político guía su acción pública y otra lo que quiera hacer con su cuerpo.
 
LUCAS.- Admitirás que para unos testigos involuntarios como nosotros aquello de cachetada-gemidito… ¿Era fuerte o no era fuerte?
 
Se quedan observándose y sonríen al unísono.
 
ROSA.- ¡Lo más fuerte que he oído…! En ese momento fue cuando ella le gritó lo de “rentre-moi, viens”… Ni Jane Birkin lo hubiera mejorado…
 
LUCAS.- Fue cuando Canales emitió aquel berrido animal.
 
ROSA.- Y Eulalia un aullido de loba.
 
LUCAS.- Ahí ya me entraron dudas sobre si Canales es tan pichulín como había pensado o tiene una mina de oro escondida en su kilómetro cero.
 
ROSA (CON SÚBITO ENOJO).- Y, después de que recuperaran la respiración y guardaran unos minutos de silencio, Eulalia dijo aquello…
 
LUCAS (ASIENTE, IMITANDO UNA VOZ DE MUJER).- “¿Has oído que en el Partido Socialdemócrata quieren poner a Rosa Pla al frente del Grupo Parlamentario para que sea candidata…? Están locos… Esa furcia provocadora no tiene dos asaltos míos…Izquierda Pura superará esta vez a los socialtraidores” (RECUPERA SU TONO) ¡Cómo  te envidiaban ya algunas lo buenísima que estás y lo inteligente que eres! Y más, cuando te eligieron en tu partido secretaria general.
 
ROSA.- Y lo que soltó de ti ese hipócrita de Canales…
 
LUCAS.- Me cabreó. Lo reconozco.
 
ROSA (IMPOSTA VOZ CAZALLERA).- “Me llegó un soplo de que esos mierdas del Partido Liberal piensan en el tontolaba de Lucas Fernández para lo mismo…En un concurso de flojos, sólo quedaría segundo, por flojo. Me haré un bocadillo con sus nalgas si un día nos disputamos el voto de la derecha”… ¡Qué fuerte, tío!
 
LUCAS.- ¡Muy, muy, muy fuerte…!  Me sacó de quicio, y no era para menos. ¡Llamarme flojo ese gusano baboso cuando los míos acababan de hacerme secretario general…! En las elecciones, le dejé claro quién lidera la derecha… ¡Corrijo: el centro-derecha!
 
ROSA (BURLONA).- Te recuerdo que él subió y vosotros perdisteis el Gobierno. Por eso estamos hoy buscando apaños en la finca de un banquero, ¡qué vergüenza!…Pero vuelvo a lo que iba: lo que hiciste no estuvo bien. Por eso digo que cuando bebes…

(Continúa…)

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