La exposición al plomo proviene de muchas fuentes diferentes, incluidos los contaminantes de los desechos industriales, el reciclaje de baterías, las pinturas con contenido de plomo, varias fuentes de alimentos y productos para el hogar, como juguetes para niños, cerámica y utensilios de cocina. Los utensilios de cocina son motivo de especial preocupación, incluida la cerámica de Asia, los utensilios de cocina de aluminio de África que pueden contener exceso de plomo y la cerámica artesanal de Mesoamérica que no está certificada como libre de plomo.
Ahora, un nuevo análisis de investigadores de la Universidad George Washington ha relacionado esa exposición al plomo, ya sea en el útero o durante la infancia, con un mayor riesgo de participar en conductas delictivas en la edad adulta. Este es el primer estudio que examina los datos existentes a nivel individual de exposición y efectos, aunque investigaciones anteriores han encontrado una asociación entre la exposición al plomo y el comportamiento delictivo a nivel de población agregada.
Crimen y comportamientos antisociales
La primera revisión sistemática de los estudios disponibles que abordan los vínculos entre la exposición individual al plomo y el crimen u otros comportamientos antisociales, el análisis del equipo de investigación incluyó 17 estudios de tres países que han desarrollado cohortes. Estos emplearon una variedad de métodos para medir la exposición al plomo y abordaron los efectos de la exposición a diferentes edades, desde la gestación hasta la adolescencia.
Como explica María José Talayero Schettino, autora principal del estudio y estudiante de doctorado en la Escuela de Salud Pública del Instituto Milken de la Universidad George Washington, “aunque es necesario recopilar más datos a nivel individual para verificar la conexión de los efectos de la exposición al plomo durante la infancia y el comportamiento delictivo en la edad adulta, la evidencia que encontramos apunta en la dirección de que la exposición al plomo está asociada con efectos biológicos en niños que han vivido durante mucho tiempo. consecuencias conductuales a largo plazo”. Apunta también que «los datos demuestran claramente la necesidad de que todos los países implementen políticas para prevenir la exposición al plomo”.
Problemas más graves en la población pediátrica
La exposición al plomo puede causar una variedad de problemas de salud, que se sabe que son más graves en la población pediátrica, ya que los cuerpos de los niños absorben el plomo a un ritmo mayor que el de los adultos. La exposición al plomo en el útero o durante la niñez puede causar daños irreversibles al sistema nervioso de un niño, explicó Talayero Schettino. Y a pesar de los peligros bien conocidos, varios países carecen de políticas suficientes para proteger a niños y adultos de la exposición al plomo.
Talayero dice que la revisión de su equipo identificó una variedad de resultados diversos entre la exposición al plomo en múltiples etapas de desarrollo y el comportamiento delictivo, criminal y antisocial posterior. Hizo hincapié en que el comportamiento delictivo en las personas es un concepto complejo, con muchos factores adicionales involucrados más allá de la exposición al plomo durante el desarrollo. Y las personas en los estratos socioeconómicos más bajos, independientemente de su país de origen, enfrentan el mayor riesgo de exposición.
Una limitación que encontraron los investigadores fue que cada estudio usó definiciones diferentes para indicar el comportamiento criminal, agresivo o antisocial en la edad adulta. Otro fue la escasez de estudios con datos a nivel individual, lo que dejó grandes brechas geográficas y demográficas. Talayero comenta que los estudios adicionales deberían incluir «una gama más amplia de regiones y países y utilizar un conjunto común de indicadores tanto para la exposición como para el resultado para medir el impacto general. A pesar de estas limitaciones, los datos existentes, junto con la evidencia biológica disponible, apuntan a los efectos conductuales dañinos de la exposición temprana».
Señala que «no existe un nivel seguro de exposición al plomo para los niños, y los países deben ampliar todos los esfuerzos para proteger a los niños y las personas embarazadas de las contenciones de plomo”. Considera que “la evidencia en la revisión sistemática respalda una fuerte acción por parte de los gobiernos y la sociedad para actuar para proteger a quienes se encuentran en las condiciones más vulnerables”.
