Hace un par de días celebrábamos la reedición del Ideas negras de Franquin , y hoy prosigue el regocijo: Trilita Ediciones ha incluido, entre sus lujosas ediciones integrales de clásicos del cómic franco-belga, al maquiavélico visir Iznogud.

Es un personaje mucho más conocido en nuestro país que otros hitos que la editorial está revisitando sistemáticamente, como Aquiles Talón, El profesor Tric o César, aunque sus aventuras no son precisamente sencillas de localizar: aparte de su aparición puntual en revistas de Bruguera en los ochenta, fue editada en álbums por Grijalbo en los ochenta y completada por Planeta en 2005, en una edición destinada a kioscos.

Aún así, no está de más una edición sistemática y ordenada como la de Trilita, que destaca por su robustez aunque no por un excesivo mimo: su desorbitado precio de 38 euros bien merecía un prólogo, un articulillo, un plan de obra, un lo que fuera más allá de simplemente embutir cuatro álbums del personaje en un tocho.

Pero lo que importa, las aventuras del personaje, ah, cómo poner pegas a eso. Hablamos nada menos que de René Goscinny, creador de Astérix y responsable de la mejor etapa de Lucky Luke, en un momento álgido de creatividad. Por eso, todos los tics y virtudes que harían popular a Iznogud están presentes desde el primer número: del protagonismo del antihéroe (un poco de rebote, ya que el título original de la serie, antes de mudarse a la revista Pilote donde alcanzaría su reconocimiento mundial, era Les aventures du Calife Haroun el Poussah) al mítico exabrupto de “Quiero ser el califa en lugar del califa”.

Los personajes secundarios bien definidos desde el primer momento, la estructura de planes claramente falibles que fallan por donde uno menos se lo espera, el ritmo casi vodevilesco… todo está ya en este integral, del que no habrá que esperar al segundo o tercer tomo para toparse con un personaje maduro. Es cierto que en estos primeros álbums el trazo de Tabary no está tan refinado ni es tan expresivo como llegaría a serlo más adelante, pero son detalles menores ante la contundencia cómica de aventuras como El impostor, Viaje oficial, Ojazos o El disolvente maléfico.

Es cierto que el lector encallecido habrá tenido ocasiones más que sobradas de leer las historias de este primer volumen, pero tenerlas agrupadas resulta tentador. La traducción, además, es nueva y aunque tiene algún problemilla, también tiene aciertos que corrigen traspiés de ediciones anteriores. No es tarea sencilla la de traducir a Goscinny, en cualquier caso: producido casi a la vez que Astérix, con quien comparte muchísimos rasgos en cuanto al estilo de humor, Iznogud abunda en juegos de palabras delirantes y en réplicas y contrarréplicas que tienen mucho de juego fonético. Este primer recopilatorio es perfecto testimonio de ese ritmo febril y resulta imprescindible para entender por qué Goscinny acabó convirtiéndose en un mito del humor para todos los públicos. Que sea a través de una sátira tan tronchante del homo politicus, bueno… podemos considerarlo un valor añadido.

ficha

IZNOGUD – Integral 1

Goscinny – Tabary

Trilita Ediciones

2015

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