Ikea está a la espera del resultado de las negociaciones entre el Partido Popular y Ciudadanos sobre la regulación del autoconsumo para poder, por fin, introducir en España una línea de paneles solares destinados a las familias y particulares.

Es indudable el potencial de la energía solar en nuestro país, dado que España es uno de los países europeos con mayor radiación solar y horas de luz. De hecho, Bloomberg New Energy Finance estima que la energía solar será la opción más económica de aquí a 10 años, incluso más barata que el carbón. Desde el año 2009, el precio de la energía solar ha descendido un 62%.

El sol es una fuente de energía gratuita e inagotable que nosotros, no solamente no aprovechamos, sino que necesitamos importar gran parte de la energía que consumimos de Francia. Y todo esto hay que situarlo en un momento en el que la factura de la luz ha aumentado drásticamente, la salida del autoconsumo se presenta como una opción muy atractiva. No sólo por el ahorro que supone producir una parte o la totalidad de la energía que consumimos, sino  también por la reducción de la huella de carbono.

En este contexto es donde surge Ikea. La firma lleva varios años desarrollado una línea de placas solares destinadas al autoconsumo de los particulares que ya se comercializan en países como Reino Unido, Suiza y Países Bajos. En estos mercados se ha encontrado con una buena acogida entre los consumidores, en parte debido al precio bastante competitivo de las placas, situado en torno a los 5.500 euros por la instalación integral.

Y es que, la compañía sueca está muy comprometida con la explotación de esta energía y se ha marcado como objetivo ser energéticamente independiente para el año 2020. Tanto es así, que ya ha incluido su uso en varias de sus instalaciones. La mayor inversión en España la realizó en los centros de distribución de Valls, Tarragona, que cuenta con 18.400 paneles, que generan casi 6 millones de kWh de energía solar limpia cada año.

Pero vender en España estos dispositivos a los particulares se está haciendo mucho más complicado de lo que parecía en un principio. Ha intentando comercializarlas en España desde el año 2013 pero, desde que el Gobierno del Partido Popular aprobó el Real Decreto del Autoconsumo en octubre de 2015, no se plantea su comercialización en nuestro país por las excesivas trabas que entorpecen la iniciativa.

IKEA empezará a vender cuando la legislación lo permita

La Agencia Internacional de la Energía (AIE) en su ‘Informe Sobre Autoconsumo Energético’, comparaba la legislación sobre este tema en 20 países, y resulta que la normativa española era, con diferencia, de las más restrictivas.

“Los consumidores que realizan autoconsumo abonarán los peajes de acceso a las redes de transporte y distribución como contribución a la cobertura de los costes de dichas redes”. Con este texto, el Real Decreto sobre el Autoconsumo aprueba el polémico Impuesto al sol.

Un impuesto al que ya se opuso el Parlamento Europeo porque, según explicaba en el Documento sobre Política de Energía Solar en la UE y los Estados Miembros,“no es viable financieramente, a menos que los índices de autoconsumo sean muy elevados”, y además,“es un claro desincentivo para el clima inversor en energías renovables en España”.

Pero este no es, ni mucho menos, el único escollo al autoconsumo que se incluye en la normativa española. Hay que añadirle los límites a la potencia, la no remuneración e la energía excedente que vuelve a la red y un sin fin de papeleos en los que tiene que enterrarse quién tenga la intención de seguir hacia delante.

Quién aspire al autoabastecimiento necesitará presentar una memoria técnica del diseño, solicitar un permiso a su proveedor de electricidad, instalar un segundo contador, pagar los derechos de acometida y enganche e inscribirse en un registro específico.

Según Jorge Morales de Labra, ingeniero industrial y vicepresidente de la Fundación Renovables, «todo el proceso conlleva un año de papeleos en el mejor de los casos, además del pago de 1.000 o 1.200 euros en trabas administrativas. Solo con esto se consigue que la mayoría desista».

Y, si después de todo esto, el “particular autosuficiente” no ha desistido todavía, puede que le eche para atrás saber, que un incumplimiento en estos trámites, puede suponer una multa de hasta 60 millones de euros.

Por todas estas circunstancias, la dirección de Ikea ya dejó claro que “para llegar a España es indispensable que las personas puedan instalarlos en sus hogares, bajo una legislación energética de autoconsumo que sea clara y a largo plazo”.

El futuro incierto de la legislación

El pasado 25 de enero, todos los grupos de la oposición menos UPN, presentaron conjuntamente en el Congreso una Proposición de Ley para el Fomento del Autoconsumo Eléctrico que incluía 4 reformas principales:

  • La derogación del impuesto al sol, ya que “en ningún momento se hace uso de la red eléctrica”.
  • La posibilidad de que varios consumidores compartan las instalaciones.
  • La simplificación administrativa del proceso.
  • La limitación de las sanciones, a un máximo del 10% de la facturación anual por consumo de energía eléctrica.

El grupo parlamentario Ciudadanos vetó el día 23 de marzo la Proposición de Ley que el mismo firmó, impidiendo que fuese tramitada en el Parlamento. Y ha abierto una mesa de negociación con el Gobierno a dos bandas “para desbloquear el autoconsumo”, decía Melisa Rodríguez, portavoz de energía del Grupo naranja.

A día de hoy, continúa la incertidumbre sobre el resultado de las negociaciones. Un resultado sobre el que se basará la decisión de Ikea sobre si seguir o no adelante con el proyecto.

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