Las aerolíneas tradicionales atraviesan sus peores momentos en un mercado cada vez más competitivo. Todo ello, fruto de la lucha entre las low cost y la fuerza de las aerolíneas del Golfo. En medio de todo este alboroto, se encuentran compañías tan tradicionales y patrióticas como Alitalia, la última en anunciar un plan de reajuste.

Esta semana el consejo de administración de Alitalia ha aprobado un nuevo plan de negocio 2017-2021. El objetivo es garantizar la sostenibilidad. El plan incluye medidas para reducir en 1.000 millones de euros sus costes e incrementar un 30% sus ingresos hasta 2019.

La letra pequeña del plan está en los 1.600 despidos y recortes salariales previstos. A ello se suma el cierre de rutas que supongan pérdidas a la compañía. Algo que desde luego no gusta a sindicatos. Motivo por el cual, el Gobierno del primer ministro italiano, Paolo Gentiloni, está haciendo de intermediario en las negociaciones con los sindicatos sobre los recortes salariales y de plantilla.

Ante este panorama nada alentador y que amenaza con acabar en huelga, el Movimiento 5 Estrellas ha pedido al Estado italiano hacerse con el control de Alitalia, es decir, rescatar a la aerolínea. Algo que de primeras ya ha sido rechazado. Pero, ¿es realmente la salvación de la empresa un rescate?

Alitalia: ¿Capital público o privado?

La historia de Alitalia es parecida a la de la gran mayoría de aerolíneas tradicionales de Europa, que en su día pertenecieron al Estado y de las que se han ido desprendiendo. La lenta y difícil adaptación al sector aéreo ha provocado que registren pérdidas económicas en algún momento de su historia. Algunas desaparecieron, mientras que otras levantaron cabeza.

Así, Alitalia quebró y desapareció a finales de 2008. El Estado se negó a seguir subvencionando los vuelos de una compañía totalmente deficitaria. Es en ese momento donde el capital privado entra en juego. Un consorcio formado por la aerolínea Air One y otros empresarios se hizo con los derechos de la marca y la relanzó en 2009. Más tarde, un 25% de la compañía pasó al poder del Grupo Air France-KLM. Y en 2013 la aerolínea Etihad compró el 49% de las acciones de Alitalia.

Y ahora, ni tan siquiera el capital privado puede levantar el vuelo de Alitalia. El plan de ajuste y las ayudas estatales podrían salvar a la compañía italiana. Algo parecido ha ocurrido con la portuguesa TAP. El Estado la privatizó, y años después recuperó el 50% de su capital para relanzar a la compañía con un plan de modernización de la flota.

Otra de las grandes aerolíneas asiáticas tuvo que pedir ayuda a su Gobierno. Se trata de Japan Airlines. En 2010 presentó la bancarrota ante un tribunal de Tokio con una deuda de más de 17.000 millones de euros. El gobierno la rescató con un plan de reestructuración que se llevó por delante 15.000 despidos. Y la salvó. Sin embargo, no en todos los casos el Gobierno parece querer rescatar a las compañías aéreas. Uno de los ejemplos lo econtramos con Spanair en España.

Y en estas está ahora Alitalia, en la busca de nuevas inversiones, ya sean públicas o privadas, para tratar de volver a salvar los trastos y remontar el vuelo.

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