• Podemos pide un referéndum catalán «en la primera etapa» de la legislatura y un paquete de medidas sociales que dispararía el gasto público en 96.000 millones.
• Apuesta por un Ejecutivo donde las carteras se repartan entre su partido, PSOE, IU y Compromís.
• Se abre a negociar la abstención de Ciudadanos, a quien hasta ahora vetaba, y de los independentistas.
• El PSOE recibe la propuesta con estupor: «Pablo, no sabes ni dónde estás».

Pablo Iglesias ha roto la baraja. Una semana después de que el PSOE marcara el tiempo político de España con su propuesta de Gobierno, Podemos le ha dado la réplica enmendándole la plana y priorizando medidas que imponen un abismo entre uno y otro y otro proyecto político.

El partido morado no solo no aparca el referéndum catalán -vetado por el Comité Federal del PSOE-, sino que lo incluye entre los «objetivos estratégicos» de la legislatura. Dicha consulta se impulsaría «en la primera etapa de gobierno», así como «cualesquiera otros procesos de consulta y referéndum en aquellas naciones que lo hayan planteado con especial intensidad». Se trata de la plasmación de las obvias exigencias de los compañeros de viaje de Podemos, pues la autodeterminación es requisito imprescindible para las confluencias periféricas. 

Iglesias se ha dicho «abierto a dialogar» sobre este punto, pero remarcando que su propuesta para afrontar el conflicto territorial es esta y que está de acuerdo con Xavier Domènech, líder de En Comú Podem, en que el referéndum debe quedar fijado en cualquier pacto.

«Espero de corazón que [Pedro Sánchez] sea mi presidente», proclama el líder morado

Asimismo, no se ha movido un milímetro del programa social con que concurrió a las elecciones, que supondría disparar el gasto público hasta en 96.000 millones a lo largo de la legislatura (24.000 al año). Y mantiene que todas esas medidas se desarrollen en un Ejecutivo de coalición que integraría, además de a su partido y al PSOE, a IU y Compromís. El documento ha sido entregado ya a todos los grupos parlamentarios y a agentes sociales y será defendido a través de una ronda de contactos de Iglesias en tres niveles: uno para los hipotéticos socios de Gobierno, otro para las formaciones que podrían despejar la investidura (Ciudadanos y soberanistas) y otro para el PP, a quien atenderá por «lealtad de Estado» y «cortesía» pero sin buscar entendimientos.

«Hay tiempo»

El líder morado no considera que su plan conlleve dificultades insalvales para llegar a un acuerdo, ni siquiera en los tiempos. Cree que hay margen para que antes del 2 de marzo -día que comenzará el pleno de investidura– se fragüe la alianza: «Espero de corazón que [Pedro Sánchez] sea mi presidente».

Igualmente, considera que su proyecto es viable -lo acompaña de una memoria económica- y que estaría respaldado por la voluntad de «once millones de españoles». Pondría especial empeño en la lucha contra la corrupción -creando una secretaría de Estado solo para esa tarea, dependiente de la Vicepresidencia que dirigiría Iglesias- y en el «rescate social» de colectivos desfavorecidos. Una «oficina de derechos humanos» vigilaría que los compromisos adquiridos en este apartado se cumplan.

Podemos quiere reformar la Constitución previo referéndum a la ciudadanía que salvaría el «bloqueo institucional» del PP

La reforma constitucional también es perentoria para Podemos, que no quiere que un «bloqueo institucional» la impida. Para sortear esa minoría de bloqueo que ahora tiene el PP (mayoría absoluta en el Senado y más de un tercio de los diputados), propone convocar un referéndum a través del artículo 92 de la Carta Magna, que impulsaría una «segunda transición» dirigida a blindar derechos sociales, prohibir las puertas giratorias, garantizar la independencia de la Justicia y establecer mecanismos para que los conflictos territoriales se solucionen «democráticamente».

Esta misma semana comenzará la ronda de contactos que no ha gustado ni a PSOE ni a Ciudadanos. Ambos partidos -que siguen negociando en paralelo un programa de Gobierno- interpretan que la maniobra contraviene el mandato del Jefe del Estado, que encargó a Sánchez la articulación de un pacto. Iglesias quiere impulsarlo por su cuenta y se ofrece incluso a tender puentes con ERC y DiL para facilitar la elección del candidato socialista.

Hernando (PSOE): «[Iglesias] no sabe ni dónde está ni qué papel le corresponde»

Ya no descarta que Ciudadanos entre en la operación, aunque es una opción improbable. Podemos niega que le pusiera un veto a Rivera y se abre a que la formación naranja se abstenga si acepta el hipotético programa acordado por la izquierda. C’s ya ha rechazado avalar a un Ejecutivo que contemple la autodeterminación, la creación de un Ministerio de Plurinacionalidad y, en definitiva, «romper España».

Así se ha expresado Miguel Gutiérrez, secretario general del grupo parlamentario naranja, quien ha lamentado que Iglesias haya «equivocado nuevamente los tiempos». Desde el PSOE, Antonio Hernando ha sido aún más explícito al asegurar que el líder de Podemos «no sabe ni dónde está ni qué papel le corresponde». El PP, por su parte, ha vuelto a criticar que los socialistas sigan dispuestos a entenderse con el partido morado, acuerdo que requeriría el visto bueno del secesionismo.

Así las cosas, parece desvanecerse definitivamente la salida anhelada por Sánchez -entenderse con los dos emergentes a la vez-, complicándole enormemente unas negociaciones que ya tienen el límite temporal impuesto. El acuerdo debería estar fraguado antes de ese 2 de marzo, pues el candidato se comprometió a someterlo a veredicto de la militancia y del Comité Federal.

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