Corea del Sur. Siglo XXI. Por increíble que resulte, aquí los perros se crían de forma intensiva para el consumo humano. Se les da poca comida, generalmente nada de agua, y viven al aire libre en pequeñas jaulas sin protección contra los veranos calurosos o los inviernos brutalmente fríos. Muchos sufren enfermedades y desnutrición y todos están sujetos a un descuido diario y extremo. Los métodos utilizados para matar a los perros son muy crueles, la electrocución es el más común.
Si bien la mayoría de los surcoreanos no comen carne de perro de forma rutinaria, todavía se respeta el “derecho” de que otros lo hagan. La carne de perro es consumida por ciudadanos varones mayores que tienen la creencia equivocada de que es beneficiosa para la salud cuando se consume como una sopa llamada «boshintang», que algunos creen que tonifica la sangre y reduce el letargo, o como un tónico (gaesoju), que se vende en las tiendas de medicina tradicional.
La carne de perro es muy popular durante los meses de verano, en especial durante el «Boknal», los tres días más calurosos entre julio y agosto, cuando se consume un 80% por ciento de la carne de perro.
Cierre de granjas y rescate de perros
Desde 2015, la organización Humane Society International (HSI), ha trabajado sobre el terreno en Corea del Sur para cerrar más de una docena de granjas y rescatar a más de 2000 perros que han encontrado hogar en EE.UU, Canadá, Reino Unido y Países Bajos. Sin embargo, estos cierres de granjas son sólo una pequeña parte de su estrategia para eliminar gradualmente la cría de carne de perro en Corea del Sur.
Humane Society International trabaja en colaboración con criadores de carne de perro que quieren abandonar la controvertida industria, pero no tienen los medios para hacerlo. «No nos limitamos a comprar los perros, dejando jaulas vacías para volver a llenarlas. Firmamos un contrato legalmente vinculante con cada granjero para cerrar permanentemente cada granja y hacer la transición del granjero de carne de perro a un modelo comercial más rentable y humano, como el cultivo de hierbas medicinales, el cultivo de perejil de agua o el cultivo de arándanos. Nuestro modelo de trabajo para el cambio nos ayuda a demostrarle al gobierno de Corea del Sur que la industria de la carne de perro puede eliminarse gradualmente en cooperación, en lugar de en conflicto, con los criadores de carne de perro», señala la organización.
Objetivo: prohibir el consumo de carne de perro
La meta ahora es conseguir la prohibición del consumo de carne de perro y su industria, en los próximos 10 años. En este sentido, sólo la puesta en marcha de soluciones culturalmente sensibles que cambien las percepciones públicas e influyan en los responsables políticos a favor de la reforma, conseguirán el cierre de granjas.
Muchas personas en Corea del Sur aman y tienen perros como mascotas. Sin embargo, existe la idea errónea de que los «perros de carne» son diferentes de los «perros mascotas». En este sentido, desde Humane Society International explican que «hacemos campaña para mostrar al público que todos los perros sufren lo mismo y merecen amor. Otro objetivo de nuestra campaña es fomentar la adopción de mascotas. Actualmente, los pocos refugios en Corea del Sur están superpoblados. La adopción de mascotas es poco común, particularmente de perros grandes, y los perros mayores a menudo se descartan en las granjas ya que no hay refugios para acogerlos».
Una industria en declive
El cierre de granjas de perros demuestra que existe una voluntad dentro de la industria para eliminar este comercio. Humane Society International trabaja con dos grupos coreanos líderes, los defensores de los derechos de los animales de Corea, KARA, y la Asociación Coreana de Bienestar Animal (KAWA). Juntos, han logrado cerrar algunos de los mataderos y mercados de carne de perro más grandes del país.
Según el Korea Times, «menos personas en Seúl están comiendo perro, ya que casi el 40 por ciento de los restaurantes que venden carne de perro han cerrado en los últimos 10 años». Una encuesta de opinión de 2020 en Corea del Sur encargada por Humane Society International y realizada por Nielsen, «muestra un apoyo creciente a la prohibición del consumo de carne de perro, con el 84 % de los encuestados diciendo que no comen o no comen perro, y casi el 60 % apoya una prohibición legislativa del comercio».
Mientras, las autoridades locales están tomando medidas enérgicas contra la industria y la nueva legislación ha introducido requisitos de salud y seguridad más estrictos en las granjas de perros. Por su parte, la Corte Suprema ha concluido que matar perros por el método común de electrocución infringe la ley de bienestar animal, y el presidente se ha comprometido a considerar la eliminación de perros y gatos de la definición legal de ganado.