No fue casualidad que el presidente de honor del PP, José María Aznar, saliese en su último mitin en Zaragoza a pedir el voto a las clases medias. Y es que Aznar es consciente de que la principal base electoral de los populares ha abandonado al partido en las urnas. En efecto, el apoyo de esas clases medias ha caído a la mitad desde 2011, año en el que Mariano Rajoy comenzó su etapa como inquilino del palacio de la Moncloa.

A pocos estrategas políticos se les escapa que el papel de Aznar en esta campaña pasa por atraer el voto de los sectores más moderados de la sociedad y recuperar el apoyo de las bases tradicionales del partido, ésas que siempre fueron fieles al proyecto reformista que encabezó el presidente del Gobierno entre los años 1996 y 2004.

Los barómetros del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) dan consistencia a ese divorcio de las clases medias con el Partido Popular. La metodología demoscópica del CIS distingue entre “viejas” y “nuevas” clases medias. Las viejas son aquellas formadas por empresarios, autónomos y agricultores, mientras en las nuevas se incluye a los asalariados no manuales.

En octubre de 2011 –es decir, un mes antes de que Rajoy ganase por mayoría absoluta las últimas elecciones generales-, el 36,2 por ciento de los electores de las viejas clases medias y el 34,1 de las llamadas nuevas anunciaban, en respuesta espontánea, su intención de votar a los populares. Porcentajes similares logró el PP de Aznar justo antes de conseguir la mayoría absoluta del año 2000.

Sin embargo, desde que Rajoy alcanzó el liderazgo en el partido, allá por 2003, se apreció una sustancial caída en los apoyos de las clases medias al PP. Así, el barómetro de abril de 2008 reflejaba una intención directa de voto de las viejas clases medias del 29,1 por ciento; en cuanto a las nuevas, del 20,5 por ciento.

El hartazgo de la ciudadanía ante la gestión de los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero llevó a que estos sectores socioeconómicos volviesen a apostar fuerte por el PP, consiguiendo Rajoy apoyos máximos de estos un mes antes de las elecciones generales de 2011.

Tres años de duras políticas de ajuste –con las que el actual presidente del Gobierno ha hecho recaer la factura de la crisis sobre las clases medias- ha conseguido que empresarios, autónomos, agricultores y asalariados no manuales abandonen en buena medida al PP. En el barómetro del CIS conocido la semana pasada, el apoyo de las viejas y nuevas clases medias se ha desplomado claramente.

El 20,5 por ciento de las viejas y sólo el 12,8 de las nuevas dice, en respuesta espontánea, que votará a los populares en las próximas elecciones generales. Podemos –con el 15 por ciento- y el PSOE –con el 13- superan al PP entre las nuevas clases medias. En cuanto a las viejas, los populares se mantienen en cabeza sobre los socialistas (17,7) y el partido de Pablo Iglesias (10,2).

Las clases medias también empiezan a decantarse por Ciudadanos

Durante el acto electoral de Zaragoza –que tuvo lugar el pasado martes-, Aznar se esforzó en el papel de reconciliador con esas bases electorales que ya no quieren votar al PP y se decantan por Ciudadanos, al tiempo que reclamó al presidente del Gobierno un mayor esfuerzo para alcanzar compromisos concretos que seduzcan a las nuevas y viejas clases medias.

Lo que certifica el último barómetro del CIS es que ya hay un trasvase importante de votos del PP a Ciudadanos en cuanto a las clases medias. En intención directa de voto, el 10,3 de las nuevas y el 8,7 de las nuevas dice que apoyará al partido de Albert Rivera en los comicios generales de este año.

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