M.S. ha solicitado no aparecer en fotografías para preservar su identidad.

Los hechos ocurrieron el pasado 10 de diciembre en la cafetería Karma Terraza de Carmona. Ahora habla Manuel S., víctima de la agresión verbal que permanece confinado tras contraer el COVID-19. Al otro lado del teléfono suena la voz de un joven educado y extrovertido. Me cuenta que estudia Comercio Internacional y azafato de vuelo, lo que compagina con su trabajo en hostelería. Todavía le sorprende el hecho de que todo esto le haya ocurrido a él, que nunca ha sido de meterse en líos. Aún retumban en sus oídos los improperios recibidos y el sonido del cabezazo en la cara que el agresor le propinó a su propia esposa, cuando esta trataba de disuadirle para abandonar el local ante el estado de embriaguez que presentaba. Desde el día del percance, el debate en los corrillos del pueblo es si un señor que ha sido protagonista de tan lamentable episodio, procede que reparta caramelos a las niñas y niños, como rey Melchor, en una cabalgata. Manuel espera que su caso sirva para que este tipo de actitudes no se repitan, apela al respeto y pide que paren los «mítines del odio» de VOX en el Congreso de los Diputados.

¿Cómo te encuentras en este momento?

-Yo pensaba que esto no iba a llegar a nada. Es verdad que ese día yo estaba muy mal porque  nunca he tenido un tipo de enfrentamiento así. Yo vivo en un pueblo muy pequeñito, todo el mundo me conoce, todo el mundo  sabe que soy gay, pero a mi la gente no me juzga por eso. La gente me juzga por ser un niño, una buena persona. Entonces no tengo problemas con nadie. Todo el mundo me trata bien. Me siento muy apoyado porque todo el mundo ha salido en mi defensa, el colectivo LGTBI+ de Carmona, mi jefe se ha portado increíblemente bien conmigo. Cualquier otra persona por evitar el escándalo me hubiera dicho: mira Manuel, cállate. Pero en este caso mi jefe ha sido el primero en apoyarme. Esto no puede quedar así me dijo, porque le puede pasar a otra persona. Y eso me animó a presentar la denuncia. Y a decir ahora que no nos callamos ante estas cosas y que hay que tener más vergüenza y más educación.  

-Cuéntame cómo comenzó todo.

-Ellos venían festejando, creo que el día en que se eligió a los reyes de Carmona. Al principio llegó un grupo de mujeres. Supongo que eran sus esposas. Y que venían a reservar sitio. Una de ellas que dio la casualidad de que era la mujer del hombre con el que luego tuve el percance, me pidió que le abriera una cuenta para que fueran pidiendo las consumiciones y después pagarlo a medias. Yo le dije que no se podía abrir ningún tipo de cuenta porque era un día que se esperaba bastante gente, y después pasaba cualquier cosa y nadie se hacía responsable de la cuenta y que era mejor que se fueran abonando las copas en el momento. La mujer me dijo que por favor. Entonces le dije: estas copitas que van a tomar las apunto aparte y luego ya vienen ustedes a pagar. De modo que fueron llegando todos y pagaron sus consumiciones en el momento. ¿Qué pasa? Que esa cuenta se quedó en el olvido. Cuando me di cuenta no quedaba casi nadie, pero sí que estaba la mujer que me pidió abrir la cuenta. Entonces me acerqué a ella con intención de que la abonara. La mujer sorprendida me dijo: ¡ay que ver que no han pagado nada! y que ella me iba a pagar su consumición. Le dije que eso no podía ser porque entonces el resto de la cuenta ¿qué pasa? ¿que la tenía que pagar yo? Ya se metió su marido, el que sale de rey Melchor en la Cabalgata, diciendo que le estaba faltando el respeto, que él lo había pagado todo, que si para arriba, que si para abajo, y yo le digo que era una cuenta pendiente con ella. Y él me responde que es su mujer y empieza a faltarme el respeto, que si lo había pagado todo. Y su mujer intentando calmarlo, diciéndole que sí niño, que es verdad, que esta cuenta la abrimos antes de que llegarais. Pues el hombre ya empezó a decirme que si yo era mongolo. Me tiró el dinero al suelo. Ya le dije que no lo iba a recoger del suelo. Su mujer se agacho, lo recogió, me lo dio y cuando fui a meter el dinero en la caja fue cuando el me dijo: “si yo fuera Hitler te quemaría vivo”. Me di la vuelta, le pregunté a qué venía ese comentario y le llamé sinvergüenza. Les dije a mis compañeras que no le pusieran una copa más. Quiero hacer un inciso. Este hombre estuvo todo el rato que permaneció en el local tratándonos con muy pocos modales, con una actitud prepotente y tirándonos el dinero en la barra cada vez que venía a pagar. Justo antes de irse pidió otra copa, empezó a preguntarles a mis compañeras que por qué no le servían y a decir: la culpa la tiene el maricón aquel.  Empezó a grabarnos con el teléfono y diciendo que nos iba a denunciar porque le estábamos sirviendo copas a la gente y a el no. Al fin tardó en irse pero se fue. 

mi compañera vino y me dijo: oye, Manuel, ¿ese porrazo que se ha escuchado? Y le respondí: es el porrazo que ese hombre le acaba de pegar a su mujer

¿Llegó a agredirte físicamente?

-No.

¿Es cierto que él agrede a su mujer cuando ésta pretendía convencerle para abandonar la cafetería?

-Sí es verdad que su mujer intentó echarme un capote, y él se enfada, le da un cabezazo en la cara, y yo lo veo. Y mi compañera vino y me dijo: oye, Manuel, ¿ese porrazo que se ha escuchado? Y le respondí: es el porrazo que ese hombre le acaba de pegar a su mujer.

¿Cayó al suelo?

 -No, nada, nada. Su mujer aguantó el tirón, se secó las lágrimas y siguió al lado de su marido. 

Un asunto sobre el que se han ofrecido versiones opuestas en las últimas horas es si este señor se había dirigido a ti para mostrarte sus disculpas… 

-Si, el vino a los dos días a la puerta del local -porque mi jefe le tiene prohibida la entrada-  y me pidió disculpas. Me dijo que estaba tomando medicación  y que le había sentado muy mal con el alcohol y que por eso dijo todo lo que dijo. 

¿Aceptaste las disculpas? 

-Le dije, sí, bueno, las acepto. No me parece que mezclar medicamentos con alcohol sea una excusa para que usted me profiriera esa cantidad de insultos, pero si usted cree que sí, pues yo le acepto las disculpas.

dos guardias civiles me recomendaron que denunciara

¿Entonces cómo se produce la denuncia?

-La noticia de lo ocurrido corrió por el pueblo como la pólvora hasta que llegó a oídos de dos Guardias Civiles. Uno de ellos es de mi pueblo, Alcolea del Río. Ellos se ponen en contacto con mi jefe y éste les pasa mi teléfono. Uno de ellos se pone en contacto conmigo y otro vino a mi casa, estuve hablando con él, contándole todo lo que le estoy contando a usted, y me dijo que tenía que actuar. Me aconsejó que denunciara.

¿Qué se sabe de este señor? Algunos testimonios apuntan que podría ser un individuo de ideología nazi, incluso ya habría protagonizado otros incidentes en más locales de hostelería de Carmona.

-No sé en que se basó para decirme que si fuera Hitler me quemaría vivo, pero sí que la gente habla de un individuo de ideología de extrema derecha. Pero al hombre no le conozco personalmente.  

¿Has recibido estos días algún mensaje de apoyo del Ayuntamiento de Carmona o de la Peña la Giraldilla, organizadora de la Cabalgata de Reyes?

-No. Ellos se han mantenido al margen de todo, por lo menos conmigo. Y creo que con mis jefes también.

la peña «la giraldilla», organizadora de la cabalgata, ha tratado de frenar a toda costa que los hechos trascendieran

¿Crees que se ha tratado de evitar que los hechos tuvieran repercusión en los medios antes de que se celebrara la cabalgata de Reyes?

-Sí, claro. Por lo visto, una persona del pueblo puso un comentario en Facebook contando lo sucedido, mencionando a la Peña La Giraldilla, afirmando que esto no podía ser, que cómo un hombre que iba a salir de rey mago podía hacer estas cosas. Y la peña lo único que hizo fue ponerse en contacto con esa persona para decirle que borrara el comentario. Ellos lo que han intentado es frenar esto a toda costa. 

¿Tenías miedo a hablar?

-Es miedo, pero no. Yo soy de otro pueblo, trabajo en Carmona, voy solo, no conozco a este personaje de nada. No sé a lo que se puede llegar. Ahora está a la orden del día el odio hacia las personas LGTBI+. Hay muchos casos de muertes, de palizas. Yo no miraba por mi. Qué sí, que que si me pegan al que le duele es a mi, y si me matan, al matan es a mi. Pero sobre todo era por ahorrarle el mal trago a mi familia, a mis padres, que ya le digo que nunca han tenido problemas de esta magnitud conmigo. 

me pinto las uñas y gesticulo, pero no voy a dejar de hacerlo. voy a seguir siendo igual

¿Te ha liberado en alguna medida el hecho de explicar tu testimonio?

-Yo es que siempre he sido como soy. Porque ese hombre me dijera eso, a mi no me ha coaccionado en nada. Sigo siendo Manuel, un niño muy extrovertido. Si un día me gustan unas uñas me las voy a pintar. Que es lo único, más fuera de lo común, que me hago. Y por esto no voy a dejar de hacerlo. Yo gesticulo mucho mientras hablo con usted, y tampoco voy a dejar de hacerlo. Voy a seguir siendo igual. 

¿Son necesarias más herramientas para evitar estos capítulos de odio, homofobia…?

-Soy muy jovencito todavía, pero entiendo que no todos podemos pensar igual, porque si no el mundo sería un aburrimiento. Entiendo que cada uno tenga su manera de pensar sobre la homosexualidad. Yo en eso no me meto. Pero a mi, como persona, me tienes que respetar. A mi a lo mejor me molesta que una persona sea morena o rubia, pero yo no iría donde esa persona a decirle: te rapaba la cabeza porque me molesta tu color de pelo. Pero eso es respeto humano, no a mi condición sexual. 

A lo mejor con las herramientas que hay ya es suficiente, pero no se pone freno a estos insultos, está como normalizado llamar maricón a una persona o que algún partido político quiera normalizarlo. No. Eso no se puede permitir. Sólo pido que hay que respetarse. No te pueden faltar el respeto ni porque seas mayor, pequeño, ni porque seas gay, ni porque seas heterosexual, no porque seas moreno, blanco, gordito o flaco. Teniendo más o menos herramientas lo que tenemos que hacer es respetarnos. Por ejemplo, los mítines de odio que da VOX  yo me los tomo a risa, porque parece muchas veces que vivo alejado de eso, aquí en un pueblecito, pero eso no se debería permitir en el Congreso de los Diputados.  

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