El fracaso de Javier Milei se configura como un anticipo de lo que le pasará a Leonel Fernández en 2024

Los resultados de las elecciones argentinas muestran que el pueblo no quiere populismo ni promesas grandilocuentes y vacías, sino que sólo depositará confianza en quien, con hechos, cumple con lo prometido

¿Dónde estará Leonel Fernández en 2024? Argentina le ha enseñado el camino que recorrerá tras el fracaso del populista Javier Milei. El líder de Fuerza del Pueblo está perpetrando un esquema de oposición basado en la rama más radical del trumpismo. No hay ideología alguna en su mensaje, sólo manipulación y desinformación, no existe ningún tipo de interés en el pueblo del que se autoproclama como «su fuerza».

Por esa razón utiliza como herramienta principal las mismas técnicas de comunicación con las que líderes populistas de distintos países han alcanzado el poder. Por ello es necesario un manejo muy específico y eficiente de redes sociales y aplicaciones de mensajería, plataformas en las que no se exige un contraste de lo afirmado, como está obligado a hacer un medio de comunicación. En la jungla no hay leyes y ese es el ring en el que mejor se mueve Leonel.

Sin embargo, a los pueblos ya no se les engaña con tanta facilidad y priorizan los hechos sobre los populismos, por más que éstos prometan paraísos, y sobre todo, reconocen el valor y la potencia de su voto. Leonel ha visto estos días cómo otro populista de manual, Javier Milei, ha sufrido una derrota sin paliativos en la primera vuelta de las elecciones en Argentina.

El país sudamericano vive una de las mayores crisis de su historia y, eso, hablando de Argentina, es mucho decir porque encadena situaciones críticas desde hace décadas. Este es el escenario perfecto para que un populista sea alzado al poder y Milei lo sabía. Su programa era absolutamente lo contrario a lo que reclama la situación actual de Argentina y, sin embargo, el líder de La Libertad Avanza llenaba estadios.

En República Dominicana, Leonel Fernández está pretendiendo lo mismo. Sin embargo, el escenario es absolutamente opuesto porque en la actualidad hay un gobierno que está respondiendo a lo prometido durante la campaña electoral de 2020. El líder de Fuerza del Pueblo no hace propuestas razonables, al igual que Milei, sólo critica. Cuando hay situaciones de crisis nacionales, como la actual con Haití, Leonel se pone en contra del gobierno y, por ende, de toda la comunidad internacional.

La fracaso de Milei en Argentina muestra el camino de la derrota que seguirá Leonel en 2024 porque contra los hechos no hay populismo posible, por más que los «Likes» se multipliquen. Sin embargo, los «Likes» no son votos y sería muy triste que un hombre como el expresidente Fernández cayera en la disociación entre lo que sucede en las redes sociales y lo que está ocurriendo en la realidad.  

Hechos frente a populismo

El día 16 de agosto de 2020, el presidente de la República DominicanaLuis Abinader, pronunció unas palabras que aún resuenan, no sólo entre las paredes del Palacio Nacional de Santo Domingo, sino en todo el mundo, sobre todo por las tendencias políticas que asolan las democracias liberales.

«No voy a engañar a nadie con palabras dulces, promesas huecas ni horizontes falsos porque, ni la altísima magistratura que hoy asumo ni la decencia me permitirían semejante irresponsabilidad, porque vivimos una de las horas más difíciles de nuestra historia para la que no contamos con precedentes ni disponemos de recetas probadas porque, sencillamente, no existen», dijo Abinader hace ya tres años.

Desde entonces, República Dominicana ha cambiado, y mucho, en positivo. Se han logrado hitos históricos en el ámbito económico, social, laboral, e, incluso, en el diplomático. Se han incrementado los niveles de transparencia a escenarios nunca vistos. Jamás el nombre de la patria dominicana resonó tanto como ahora en los lugares donde se toman las decisiones que cambian el mundo. En el Capitolio de Washington, en la sede de Naciones Unidas de Nueva York, en las distintas sedes de la Unión Europea, en las cancillerías de los países más desarrollados o en la Casa Blanca, el nombre de República Dominicana se pronuncia ahora con respeto. Jamás los dominicanos que viven fuera de su país se han podido sentir más orgullosos de ser parte de la bandera porque saben que tienen un presidente y un gobierno que ha elevado el prestigio de su patria allí donde nadie lo pudo (o no quiso) llevarlo.

Sin embargo, la política es torticera y traicionera. A pesar de las evidencias hay quien, por sus ansias de poder, está poniendo palos en las ruedas de la nueva prosperidad a través de unas estrategias basadas en el populismo y del juego sucio constante, eso sí, sin dudar en dar la espalda al pueblo cuando más lo necesita.  

Ante la fortaleza de los hechos, la oposición dominicana, liderada por Leonel Fernández, se ha visto obligada a aplicar los métodos de la propaganda, la desinformación y la manipulación para intentar ganar apoyos populares que, por la vía de los hechos, no los obtendrían.

La ciudadanía dominicana no ha olvidado las consecuencias de los gobiernos de Leonel Fernández, por más que él pretenda correr un velo sobre el régimen de corrupción que implantó y extendió a todas y cada uno de los rincones de la democracia dominicana. Si aún se escribieran libros de caballería, sin duda, uno podría haberse titulado Las aventuras y desventuras de Leonel de Odebrecht. Por eso, en 2024 seguirá el mismo camino que Javier Milei en Argentina, porque el pueblo dominicano conoce los hechos y se hartó de promesas vacías.

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