En África, se ha producido una caída del 66 % de las poblaciones de vida silvestre. Foto: WWF

El informe Planeta Vivo de 2022 (datos de 1970 a 2018) es el más completo análisis realizado hasta el momento sobre el estado de la naturaleza, con aportaciones de un amplio abanico de voces y perspectivas. Las conclusiones son contundentes: la abundancia poblacional de especies de vertebrados ha disminuido, como media, un 69 %.  El seguimiento de la evolución poblacional se ha realizado en casi 32.000 poblaciones de 5.230 especies de peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos de todo el planeta.

La publicación bienal de WWF y la Sociedad Zoológica de Londres vuelve a incidir en un claro mensaje de advertencia: vivimos una emergencia planetaria con una doble crisis, la climática y la pérdida de biodiversidad y degradación de la naturaleza, dos caras de la misma moneda. Y es que las repercusiones de esta doble crisis mundial ya se están sintiendo: desplazamientos y muertes provocadas por los fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes, aumento de la inseguridad alimentaria, agotamiento de los suelos, la falta de acceso a agua dulce o el aumento de la expansión de enfermedades zoonóticas. Estos impactos negativos afectan a todas las personas, pero muy especialmente a las personas más empobrecidas y marginadas.

Poblaciones de agua dulce al límite

Las poblaciones de agua dulce son las que presentan un mayor descenso general en el ámbito mundial con un 83 %. Un ejemplo es el delfín rosado del río Amazonas, cuya población sufrió una disminución del 65 %. Por otro lado, la mitad de los corales del planeta se ha perdido, con el impacto negativo en cadena que supone, pues albergan a la cuarta parte de todas las especies marinas y dan soporte a una compleja cadena trófica que incluye a los humanos. Y la abundancia mundial de 18 de las 31 especies de tiburones y rayas oceánicas se ha reducido un 71 % en los últimos cincuenta años.

Las causas del declive

El informe indica que, en todo el mundo, las causas principales de la disminución de la población de vida silvestre son la degradación y pérdida del hábitat, la sobreexplotación de especies, la introducción de especies invasoras, la contaminación, el cambio climático y las enfermedades. Varios de estos factores influyeron en la caída del 66 % de las poblaciones de vida silvestre de África durante el período, así como en la caída general del 55 % en Asia Pacífico. Así, los cambios en el uso de la tierra son la mayor amenaza para la naturaleza. El Informe sostiene que la doble crisis ambiental se puede mitigar con el aumento de los esfuerzos de conservación y restauración, la producción y el consumo de alimentos de forma más sostenible, y la rápida y profunda descarbonización de todos los sectores.

Toque de atención de los expertos a los responsables políticos

Los 89 autores que han participado en la redacción del texto piden a los responsables políticos que transformen las economías para que los recursos naturales se valoren adecuadamente. El informe Planeta Vivo deja claro también que no será posible lograr un futuro positivo para la naturaleza sin reconocer y respetar los derechos, la gobernanza y el liderazgo en conservación de los pueblos indígenas y las comunidades locales de todo el mundo.

Hacia la cumbre sobre la biodiversidad

El informe Planeta Vivo llega dos meses antes de que los líderes mundiales se reúnan en la 15ª Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CBD COP15) este diciembre, una oportunidad única en la década para corregir el rumbo en beneficio de las personas y el planeta. WWF espera que los líderes se comprometan con un acuerdo «al estilo de París» capaz de revertir la pérdida de biodiversidad para asegurar una naturaleza en positivo para 2030, es decir, que al final de esta década haya más naturaleza que al principio. 

En 2021, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas por fin reconoció que todas las personas, en todos los rincones del mundo, tienen el derecho a vivir en un medio ambiente limpio, saludable y sostenible. Por lo tanto, para WWF, el colapso climático, la pérdida de naturaleza, la contaminación y la pandemia de Covid son en realidad crisis de los derechos humanos. En más de 80 países donde se ha reconocido el derecho a un medio ambiente saludable, se han conseguido leyes y políticas ambientales más firmes, una mejor implementación y observancia, una mayor participación pública y, lo más importante de todo, un mejor rendimiento ambiental. 

Juan Carlos del Olmo, secretario general de WWF España ha señalado que “podemos construir un futuro en el que puedan prosperar tanto las personas como la naturaleza. Para ello es imprescindible incluir nuevos enfoques que integren la equidad, la justicia y los efectos del cambio climático y la pérdida de naturaleza, además de cambios sistémicos que aborde la forma en que producimos y consumimos, la tecnología que usamos y nuestros sistemas económicos y financieros. Para impulsar tales cambios hay que dejar de hablar de metas y objetivos para hablar de valores y derechos, tanto en la concepción de políticas como en la vida cotidiana”.

El IPV global de 2022 muestra un descenso medio del 69% en las poblaciones de fauna vertebrada monitorizadas. El cambio porcentual en el índice refleja el cambio proporcional medio en los tamaños de las poblaciones de animales seguidos durante 48 años, no el número de poblaciones o especies desaparecidas. No son directamente comparables los diferentes informes IPV entre sí, ya que contienen diferentes conjuntos de especies. También es importante tener en cuenta que la línea de base de 1970 tiene un significado diferente para las distintas regiones analizadas. En Europa y América del Norte, las presiones habían afectado a las especies y los hábitats durante muchas décadas antes de 1970, por lo que, aunque los descensos en estas regiones no son aparentemente tan pronunciados, no significa que la biodiversidad esté más intacta en ellas. De hecho, el Índice de Integridad de la Biodiversidad del informe muestra que Europa es una de las regiones con menor puntuación en cuanto a la inalteración de la biodiversidad. Por el contrario, las regiones tropicales habrían partido de una base más inalterada en 1970, pero desde entonces han experimentado cambios más rápidos en sus ecosistemas.

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